El sector veterinario en España está en pie de guerra. La implementación del sistema PresVet, que obliga a los profesionales a registrar cada prescripción de antibióticos, ha provocado una oleada de indignación entre los veterinarios, quienes denuncian que la nueva normativa complica innecesariamente su labor y pone en riesgo el bienestar animal. La obligación de reportar cada dosis de medicación para mascotas ha sido considerada una medida excesiva, burocrática y poco efectiva para el control de antibióticos.
El sistema PresVet: una carga burocrática sin precedentes
Desde el pasado 2 de enero, los veterinarios están obligados a registrar en PresVet cada prescripción de antibióticos que realicen a los animales. Eso incluye la medicación para mascotas. Este sistema fue diseñado con el objetivo de controlar el uso de estos fármacos y combatir la resistencia bacteriana, pero ha generado un profundo malestar en el sector.
La Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía ha señalado en un comunicado que la nueva normativa “dificulta la labor diaria y limita la capacidad de prescribir tratamientos, comprometiendo en muchos casos la vida de los pacientes”. Según explican, la obligación de registrar cada medicamento individualmente supone una carga de trabajo innecesaria. A fin de cuentas, existen otros sistemas de notificación que cumplen la misma función.
Además, los veterinarios denuncian que esta medida puede generar situaciones absurdas en las consultas. “Si un perro tiene una diarrea infecciosa y yo suelo recetar un antibiótico que ha demostrado su eficacia, pero que está registrado solo para problemas respiratorios, el sistema me impide prescribirlo”, explica en ABC Manuel Lázaro, veterinario clínico y miembro del Colegio de Veterinarios de Madrid. “Nos encontramos con las manos atadas”.
Una norma de medicación para mascotas impuesta con demasiada urgencia
El sistema PresVet forma parte de una directiva europea de obligado cumplimiento antes de 2030. Sin embargo, España ha decidido adelantar su aplicación, algo que ha sido criticado por el sector. Los profesionales exigen al Ministerio de Agricultura una moratoria de un año para evaluar el impacto de esta normativa y adaptarla de forma progresiva. Además, solicitan la suspensión del régimen sancionador durante este periodo y la colaboración de los colegios veterinarios para formar a los profesionales en el uso responsable de antibióticos.
Uno de los principales problemas que advierten los veterinarios es el posible aumento de la automedicación por parte de los dueños de mascotas. Con las restricciones impuestas a los profesionales para recetar medicación para mascotas, muchos propietarios podrían optar por administrar medicamentos sin supervisión veterinaria. Eso conlleva un grave riesgo para la salud animal.
El Partido Animalista PACMA ha expresado su apoyo a las movilizaciones del sector. Sostienen que la regulación “desacredita la profesión veterinaria y dificulta el acceso a tratamientos adecuados para los animales”. Además, han reiterado su exigencia de reducir el IVA de los servicios veterinarios, una demanda histórica del sector que aún no ha sido atendida.