Frente al machismo

Hombres feministas, la mitad de los que nos faltan

El impulso de la cuarta ola feminista ha cogido fuerza a nivel global. El siglo XXI ha conseguido que las reivindicaciones por la igualdad se aúnen planetariamente

Se ha instaurado en algunos sectores, siendo especialmente llamativo entre los hombres jóvenes menores de treinta años, la idea de que los avances en igualdad o bien están garantizados ya, o bien se ha llegado demasiado lejos.

El impulso de la cuarta ola feminista ha cogido fuerza a nivel global. El siglo XXI ha conseguido que las reivindicaciones por la igualdad se aúnen planetariamente. Las multitudinarias manifestaciones del 8M de 2018 o el movimiento #Metoo, en el que miles de mujeres denunciaron experiencias de acoso sexual, o más recientemente el caso Pelicot, que puso en evidencia la cultura de la violación e hizo universal el lema de que la vergüenza tiene que cambiar de bando, han conseguido que muchos hombres se sientan señalados, cuestionados e incluso amenazados.

Cada vez son más frecuentes discursos negacionistas en el ámbito digital, incluso en el marco de la política, donde líderes políticos a escala internacional abanderan el cuestionamiento de los avances en materia de igualdad. Ya nos advirtió Simone de Beauvoir en la tercera ola feminista: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.

Parece que el catastrofismo lo invade todo, por ello es necesario parar, poner pie en pared y preguntar a los hombres, la mitad que nos falta, qué hacer para completar el camino hasta la igualdad real y efectiva.

Desde hace ya algún tiempo se ha extendido el concepto de nuevas masculinidades, un término que se refiere a la reflexión crítica sobre el concepto de masculinidad tradicional. Ander Bergara trabaja en Emakunde, el Instituto vasco de la mujer y es coordinador de Gizonduz, una iniciativa dirigida a promover una mayor implicación de los hombres en pro de la igualdad.

Bergara recuerda una entrevista del escritor José Saramago que abrió a la reflexión sobre el papel de los hombres al afirmar que el maltrato es un problema de los hombres que sufren la mujeres. Es decir, el sujeto que mayoritariamente ejerce la violencia es el varón contra sí mismo y en el caso de la violencia de género contra ellas, por lo cual, el problema no se solucionará en tanto en cuanto no se tome conciencia de aspecto.

Siguiendo la estela y el impacto de estas palabras en la conciencia masculina, el Movimiento Hombres por la Igualdad organizó en 2006 la primera manifestación contra la violencia machista en Sevilla, a la que le siguieron otras multitudinarias como la de 2021, donde los hombres se apelan a sí mismo para erradicar esta lacra.

Los hombres son la mitad que nos falta para que de manera contundente se termine de superar la desigualdad estructural de las sociedades patriarcales. El 50% de la sociedad no puede permanecer al margen de este proceso como sentenció Chimamanda Ngozi Adichi en su célebre discurso.

En este sentido, la campaña de este año que reivindica el coordinador de Gizonduz, nos apela a todos a ponernos la pegatina “Yo soy feminista”- “Ni feminista nazi” y que “el feminismo va contigo”. Al fin y al cabo, es una cuestión de derechos humanos, supone más justicia, más oportunidades para todo el mundo, más bienestar, libertad… esto no va solo de mujeres.

En ocasiones el derrotismo nos invade, parece que la batalla justa del feminismo no termina de avanzar frente a las posiciones de los hombres reaccionarios que se cuestionan el cambio y el aporte de beneficios para sí, de un sistema que les mantiene en situación de privilegio. Ander Bergara nos resume por qué los hombres necesitan de la igualdad, sencillamente porque los roles de género limitan a los hombres. Los privilegios llevan aparejados costes que encorsetan la propia libertad y el propio desarrollo humano.

Un estudio reciente llevado a cabo por Fundación Fad Juventud nos revela que los varones que permanecen en la Caja de las Masculinidades, es decir, entendida como la tradicional hegemónica, están más expuestos a la violencia como perpetradores y como víctimas de la misma. Además, manifiestan un nivel de bienestar inferior a quienes están fuera de la caja. Reflejan menores índices de felicidad, mayor inclinación a pensamientos autolíticos y en general, se ha observado que estos hombres aunque se pueden hacer más poderoso en términos económicos, se limitan como personas en su concepto más amplio, y éste es el campo que los varones tienen para ganar.

El auge de los movimientos neomachistas y la influencia en la gente joven, en particular en los chicos, ha ganado mucho terreno en pocos años. La esfera digital es el caldo de cultivo ideal, carente de control, donde pueden circular las fakes descontroladamente. El estudio de la Caja de las Masculinidades lo refleja nítidamente, mientras entre los jóvenes de 15 a 19 años un 24% se identifica dentro del espectro clásico machista, en el conjunto de los hombre su peso es del 7%.

Debe ser una prioridad, cualquier programa feminista debiera incluir la intervención desde jóvenes en este asunto. Iniciativas como Gizonduz lleva desde 2016 acudiendo a trabajar en centros educativos con este fin. No solo eso, nos aclara Bergara, las actuales estrategias deben poner el foco en trabajar el ámbito de las redes sociales para contrarrestar los mensajes que van calando como lluvia fina en el constructo del adulto del futuro. Desde la escucha activa, no confrontando, sino generando contextos de diálogo, jamás culpabilizarles. Es importante ofrecerles referentes, ejemplos reales del impacto negativo del machismo para los propios chavales.

En opinión de Ritxar Bacete, investigador social, formador, especialista en género y masculinidades, así como autor del libro Nuevos Hombres Buenos, estamos en el mejor momento de la historia. El informe sobre la paternidad en el mundo, State of the World´s Fathers 2023, nos dice que en la historia conocida de la humanidad, es en este instante cuando los hombres están cuidando más. No es suficiente, no es equitativo, no son igualitarios los cuidados todavía, pero tenemos la evidencia empírica de que en todos los países del mundo se ha producido un cambio, que investigación tras investigación se confirma. Están más implicados en el cuidados de las hijas e hijos, así como de las parejas, como de ellos mismos. La modificación más llamativa a juicio de Bacete es que ha brotado la deseabilidad de los cuidados. Es la primera vez, desde que lo están investigando, que observan un aumento en la cantidad de hombres que desean cuidar, a pesar del impacto que esto pudiera llevar acarreado en su carrera profesional. Esta variación está íntimamente ligada con el empoderamiento femenino.

Cuando se dan datos, prefiere poner el foco en que son el 80% de los jóvenes los que reconocen la existencia de la violencia machista y son conscientes de las desigualdades. Otra cosa es que tal vez no hemos sabido dirigirnos a los chicos, a los hombres y pensando en los menores cree que les hemos fallado. Así como ha habido un éxito en la conciencia feminista de las chicas, no hemos dirigido, ni estructurado, ni puesto encima de la mesa estrategias de comunicación y recursos para que los chicos hagan su camino hacia la igualdad. Después de todo y como dijo el guionista y director de cine estadounidense Joss Whedon, la igualdad es como la gravedad, una necesidad.

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