Cuando las relaciones humanas se han vuelto más enredadas que una contraseña de Wi-Fi, emerge una nueva forma de conexión emocional: mujeres y hombres encuentran consuelo, amistad y, quizás, hasta un romance en los brazos (digitales) de los chatbots de inteligencia artificial. Si esto te suena a ciencia ficción, o incluso a una fantasía que ya exploró Joaquin Phoenix en la película Her hace más de una década, prepárate, porque en 2024 es más real que nunca. Si pensabas que los robots sólo servían para limpiar tu casa, es hora de actualizar tu percepción.
Para entender este fenómeno, hablamos con expertas en psicología y las llevamos al diván del Metaverso, para que nos cuenten cómo estas interacciones podrían ser el próximo gran avance en la terapia emocional y qué podría estar sucediendo en las profundidades de nuestra alma digital. Spoiler alert: no todas están convencidas de que esto sea una revolución de salud mental.
“La inteligencia artificial ha encontrado su nicho en algo tan sencillo como lo que todos buscamos en las relaciones: disponibilidad emocional 24/7”, explica Natalia Morales, psicóloga y experta en relaciones emocionales. “La IA está ahí para ti en cualquier momento. Si quieres hablar a las tres de la mañana sobre tu día o sobre tu última pelea con tu jefe, está disponible, nunca te va a decir ‘estoy cansado’ o ‘me tengo que ir a la cama’. ¡Es el amigo ideal!”, añade con ironía.
El amigo perfecto que nunca te interrumpe, el que siempre escucha y, por supuesto, nunca olvida tus cumpleaños. “Las mujeres que se sumergen en estas interacciones con chatbots no están necesariamente en busca de compañía, sino de escapatoria emocional”, explica la psicóloga Natalia Pardo. Y añade: “Lo que está pasando aquí es un caso clásico de evitación. Las personas están usando a la IA como un refugio, un lugar donde no tienen que enfrentarse a las dificultades emocionales reales de las relaciones humanas. Es más sencillo hablar con un chatbot que enfrentarse a los altibajos de una conversación con una persona real que puede, por ejemplo, no contestarte en 15 minutos”.
Las relaciones humanas se han vuelto más complejas que las configuraciones de tu televisor, por lo que hablar con una máquina que sólo responde con cariño y comprensión se ha vuelto una opción tentadora. “El chatbot no te va a preguntar sobre tu ex, ni te va a juzgar por seguir viendo series de Netflix sin hacer nada de provecho”, bromea Morales. Pero, ahora en serio, nos alerta sobre los peligros de este comportamiento: “El chatbot te dice ‘te entiendo’, pero no lo hace. Está programado para ofrecerte la respuesta que quieres escuchar, no para procesar lo que sientes”, explica.
Y ahí radica la gran ironía: mientras el humano busca autenticidad y apoyo, la máquina solo ejecuta un algoritmo diseñado para emular empatía. “Es como un eco emocional; lo escuchas y sientes que alguien está contigo, pero, en realidad, estás solo frente a tu pantalla”, añade Morales.
Los riesgos de este fenómeno van más allá de la soledad. Pardo nos advierte: “Cuando normalizamos depender de respuestas predecibles y carentes de profundidad, comenzamos a reconfigurar nuestras expectativas emocionales. De repente, las complejidades de una relación real, con sus altibajos y desafíos, nos parecen un inconveniente, no una oportunidad para crecer”.
Las terapeutas plantean una reflexión filosófica que podría hacer tambalear a más de uno: “Lo que estamos viendo con la IA no es solo un fenómeno social, es un fenómeno psicológico. Es el nuevo pan y circo para el alma: un escape fácil, rápido y sin consecuencias”, afirma Pardo. “La vida real es complicada. En una relación humana, tienes que lidiar con egos, expectativas, malentendidos y domingos de resaca emocional. Pero un chatbot sólo te da lo que quieres. Quieres una respuesta en un minuto, la tienes. ¿Quieres que te digan que todo va a estar bien? Te lo dirán con la misma precisión que un reloj suizo”, añade Morales.
Aunque la tentación a esta solución instantánea sea grande, advierte: “La conexión auténtica no puede ser replicada. Podrás reír con un chatbot, pero nunca compartirás un silencio significativo”, expone Pardo.
¿Romance o Evasión?
Mientras que algunos ven en los chatbots un paso hacia una nueva forma de acompañamiento emocional, las expertas nos recuerdan que, aunque el amor virtual sea perfecto en su comodidad, no sustituye lo genuino. “El chatbot no puede leer tu lenguaje corporal ni notar el temblor en tu voz después de un mal día. Simplemente responde a palabras clave que alimentan un programa. Es una interacción sin alma”, reflexiona Morales.
Así que, si alguna vez te sientes sola, recuerda: tu chatbot nunca te dejará en visto, pero tal vez la solución a tus problemas emocionales no esté en un mensaje instantáneo con respuestas preprogramadas, sino en la imperfección de las conexiones humanas.