El verano en la localidad gallega de Mera, en Oleiros (A Coruña), ha estado marcado por una decisión sorprendente: el cierre temporal de uno de sus bares más icónicos, Puerto Marina. Este cierre, que se extenderá desde el 12 hasta el 19 de agosto, ha desatado un amplio debate en redes sociales y en la comunidad local. La razón detrás de esta decisión en el bar de Mera no es otra que la afluencia masiva de turistas madrileños durante las vacaciones. Una situación que ha generado un desgaste significativo en el personal y una creciente frustración entre los residentes.
Mera, un tranquilo pueblo costero, ha sido durante décadas un destino de veraneo para muchas familias madrileñas. Sin embargo, en los últimos años, la dinámica de este turismo ha cambiado drásticamente. Lo que antes era una relación cordial y provechosa entre los turistas y los locales, se ha transformado en un motivo de tensión. Los nuevos turistas, en su mayoría descendientes de las generaciones anteriores, no solo tienen un menor poder adquisitivo, sino que también han traído consigo una actitud que ha chocado con las costumbres locales. Sea como sea, la decisión del bar de Mera de cerrar en plena temporada alta ha sorprendido a más de uno.
El “turismo de desgaste” ha obligado al bar de Mera a cerrar
María, la propietaria de Puerto Marina, ha descrito el fenómeno como “turismo de desgaste”. Según sus declaraciones a la publicación Quincemil, los turistas madrileños que ahora visitan Mera son problemáticos, tacaños y exigentes. “Económicamente nos aporta poco, pero físicamente nos desgasta”, comentó la dueña del bar de Mera. Esta situación ha llegado a tal punto que han decidido cerrar el bar durante una de las semanas más concurridas del verano.
Una terraza de un bar de Jerez, llena hasta los topes: otros ejemplo del turismo de desgaste | Shutterstock
Los ejemplos de estas situaciones son numerosos. Desde grupos que se sientan en la terraza y exigen consumiciones mínimas o gratuitas hasta jóvenes que intentan burlar las normas para conseguir alcohol sin tener la edad legal. Estas conductas, que en otros contextos podrían ser anecdóticas, han sumado un peso considerable sobre el personal del bar de Mera, que ya estaba agotado por la intensa temporada.
“Si cae una bomba en Mera, se quedan sin tontos en la Meseta”
El malestar no ha quedado solo en el ámbito privado. Puerto Marina decidió expresar su frustración públicamente a través de las redes sociales, en un mensaje que rápidamente se volvió viral. “Si cae una bomba en Mera quedan sin tontos en la Meseta”, escribieron en una publicación que reflejaba el agotamiento y la irritación acumulada. Este comentario, aunque extremo, resonó con muchos residentes locales que compartían el sentimiento de estar siendo invadidos por un turismo que no respeta ni valora el entorno que visita.
Este caso en Mera es solo un ejemplo de un fenómeno más amplio que se está dando en Galicia y en otras regiones costeras de España. El turismo, que durante décadas fue visto como una fuente de prosperidad, comienza a ser percibido como una carga en algunas comunidades. La masificación turística, combinada con el cambio en el perfil de los turistas, ha generado un descontento creciente entre los locales, que sienten que su calidad de vida se ve afectada.