Desde hace décadas, los psicólogos van elaborando toda suerte de test que nos permiten una idea asombrosamente precisa de quiénes somos y por qué actuamos así. ¿Qué ocurre bajo las sábanas? Aquí también hay rasgos que nos pueden definir de una manera u otra, aunque nunca de manera estable. Nuestra personalidad sexual está marcada por el carácter, pero también nuestro pasado erótico, las experiencias vividas, la madurez emocional, las creencias, las circunstancias y, claro está, la pareja. A modo de juego, proponemos valorar cuál de los siguientes arquetipos sexuales nos identifican de una manera más clara:
Divertida
Alegría a borbotones, incluso sin pretenderlo. La mítica Bridget Jones nos dio varias lecciones de sexo divertido. La primera, que hagas lo que hagas, ponte bragas. Pero sexys. Nadie querría emularla en su embarazoso momento de pasión con Daniel Cleaver, roto a causa de una gran faja. Al menos nos quedó claro que los cánones de belleza no existen para una mujer que sabe jugar y reírse, aunque sea consigo misma.
Pragmática
Para este tipo de mujer prima la comodidad, sentirse tranquila y segura. Practica sexo a golpe de calendario. Es organizada y no asume riesgos. No le va del todo mal porque su pragmatismo le lleva a compañeros de cama con esta misma actitud, generalmente con un mismo nivel económico o cultural e incluso dentro de su profesión. Pensemos, por ejemplo, en Sarah Jessica Parker en ‘Sexo en Nueva York’. Ya en su contrato dejó claro que no iría más allá de la ropa interior. Y eso en el mejor de los casos. El principal lastre del exceso de control es la falta de pasión y la ansiedad que puede acarrear, además de restar placer al acto sexual.
Altruista
Hay mujeres que se entregan de una forma desinteresada buscando complacer a sus parejas, pero nunca a sí mismas. Dicen sentirse bien viendo la satisfacción sexual del otro y se olvidan de sus deseos, fantasías o gustos. Esta entrega desmedida no le hace ningún bien ni en el plano emocional ni sexual. El altruismo debería reservarse para otras esferas.
Romántica
Velas, música, dos copas de vino, una nota sugerente en el WhatsApp y sexo exquisito, casi siempre cocinado a fuego lento, muy sensorial y necesitado de conexión emocional. Nada de aventuras de una noche o sexo casual. Si te identificas con este tipo de personalidad erótica, disfrutarás de las caricias, te gustará mirar a los ojos de tu pareja y encontrarás mil maneras de encender el momento. Pero, cuidado, el riesgo de resultar empalagosa es tan alto como de sufrir frustración si a la otra persona le cuesta apreciar los detalles.
Dominante
Mujer alfa. Lleva la batuta en la cama, toma la iniciativa y usa palabras subidas de tono. Rompe cualquier cliché y se arroga el derecho de obtener placer. Es una personalidad que resulta muy tentadora, a pesar del riesgo de que la pareja acabe sintiéndose abrumada.
Fogosa
Atrevida y con la mente abierta. Pura lujuria. Propone posturas, roles diferentes, uso de juguetes sexuales y, si se tercia, la presencia de un tercero en la relación. Genera confianza y comunicación. Es una mujer arrebatadora, intensa y pasional. Cualquier ocasión o espacio es ideal para celebrar el sexo. Podemos citar a la desinhibida Samantha de ‘Sexo en Nueva York’, tan coherente que la actriz que le dio vida, Kim Cattrall, terminó publicando un libro titulado ‘Inteligencia sexual’, con su foto desnuda en la portada. Diferente fue el destino de Drew Barrymore. No hace mucho confesó que, después de haber probado de todo, ahora es aburrida. Sigue sintiéndose un “pájaro sucio”, pero solo en los rincones de su mente,
Apagada
“Igual que hacerlo con un sofá”. Es la expresión que utilizó Billy Bob Thornton para definir la frialdad de su ex Angelina Jolie. Es el mismo recuerdo que dejo Katy Perry en Russell Brand, quien declaró que la cantante era tan aburrida en la cama que tenía que pensar en otras mujeres para disfrutar. Una mujer desapasionada puede prescindir durante largas temporadas sin encuentros íntimos. Cuando practica, a menudo está más preocupada en sus quehaceres diarios que en el goce erótico.
¿Existe un tipo de personalidad sexual ideal? El que a una le siente bien. No se puede pretender adoptar bajo las sábanas un carácter que no es el nuestro, pero la suerte también se busca y el sexo se entrena. La erótica evoluciona al ritmo de nuestras vidas. Cambian las circunstancias, llegan nuevas parejas, rompemos los códigos… Y donde ayer dije no, quién sabe…