SEX O NO SEX

Fisiosexología: la tendencia que debes seguir para elevar tu erotismo

El tener un mejor control del suelo pélvico eleva la función erótica

Fisiosexología. Es la palabra de moda para las mujeres que se plantean una sexualidad plena, sin preocuparse de los años que tienen o de esas situaciones embarazosas que a menudo hacen poner pegas al sexo, como la sequedad vaginal o la incontinencia en el momento más inoportuno. La primera vez que la escuchas te da por pensar que es una especie de preparación al Kamasutra. Y no es que no apetezca ponerle originalidad al arte de hacer el amor, pero la finalidad de esta disciplina que combina sexo y fisioterapia no va por ahí.

Quien mejor nos puede hablar de ello es Beatriz Gisbert, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico y una de las profesionales que han ido dando forma a esta nueva terapia que eleva la función erótica tanto en hombres como en mujeres. O la rehabilita, si se ha vuelto disfuncional. “La fisiosexología -avanza- persigue el equilibrio de emociones, cuerpo y mente para aumentar el bienestar físico, mental y sexual. Nos lleva a esa satisfacción deseada y al descubrimiento de nuestro cuerpo erótico”.

Es especialmente interesante en mujeres que al rozar la menopausia sufren molestias y una caída en su libido. Pero esto va por todas. ¿Por qué quedarnos en el término medio aristotélico pudiendo alcanzar la excelencia? “El dolor en las relaciones, las molestias en una zona de la vulva, el vaginismo o cualquier otra dificultad tienen solución, pero no hay que esperar a que exista un problema para tonificar la musculatura y dar un paso más en la calidad de nuestras relaciones sexuales”, corrobora Gisbert.

Esta profesional aplica la fisiosexología partiendo del control de la respiración y el trabajo del suelo pélvico. Este está formado por una red de músculos que sostienen órganos como la vejiga y el recto, esenciales en las relaciones sexuales. Su rehabilitación o fortalecimiento pasa por aprender a ubicar la musculatura, ejercitar la contracción, vigorizar la zona, saber cómo protegerla frente a esfuerzos o utilizarla durante la práctica sexual para que sea lo más satisfactoria posible. “Tenemos asumida la importancia de fortalecerlo. Sin embargo, se nos escapa que mejorar su flexibilidad y su fuerza de cara a nuestro bienestar sexual exige la ayuda de un fisioterapeuta y algo más que los ejercicios tradicionales”.

Para iniciarnos en la fisiosexología, nos anima, en primer lugar, a ubicarnos. “El suelo pélvico está situado entre el pubis y el coxis. Podemos identificarlo cerrando los esfínteres, como si fuésemos a retener la orina. Con un poco de imaginación, sentiremos qué otras partes de la región genital y anal se activan. El fisioterapeuta puede ayudar a mejorar ese control, incluso antes de que adviertas que algo no marcha como debería en tu suelo pélvico”.

No perdamos de vista que la pelvis sustenta buena parte de nuestro organismo. Por eso es tan importante que su suelo sea fuerte y firme, pero a la vez flexible porque participa en la sexualidad y estabiliza su contenido cuando tosemos, estornudamos o hacemos cualquier otro esfuerzo que genere una presión hacia abajo.

El sexo no es la única razón para probar la fisiosexología. También la incontinencia urinaria. ¿Cuántas mujeres abandonan la práctica deportiva o reducen su actividad social por este motivo? Como prevención, Gisbert aconseja no practicar deportes y actividades de alto impacto sin control. Por ejemplo, los saltos, el levantamiento excesivo de peso o el llamado body combat, cuyos movimientos se inspiran en las artes marciales. “El exceso de presión compromete el suelo pélvico”.

Para conseguir un suelo pélvico sano, con fuerza, buen tono, elasticidad y receptividad, combina ejercicios de Kegels, Pilates, activación tónica, método 5P (activación de la musculatura abdomino-perineal a través de la postura), hipopresivos y ejercicios de control respiratorio. Por sí sola, ninguna de estas técnicas es la panacea, sino que adapta el entrenamiento a cada mujer en función de sus necesidades.

Es decir, combina sexo y fisioterapia, mente y cuerpo. Sus técnicas trabajan el sistema nervioso, las emociones, la consciencia corporal y la sensibilidad. “Elevar tu erotismo -recuerda- significa dejar atrás molestias en las relaciones, traumas, malas experiencias y tabús”. Lo ideal sería comenzar antes de que aparezcan síntomas, aunque nunca será tarde para iniciarse en un programa de varias semanas de entrenamiento específico para fortalecer el suelo pélvico. La consulta no es para toda la vida, pero el entrenamiento sí y, una vez aprendida la combinación más acertada, es fácil practicar en casa como una rutina más.

Uno de los pioneros de la fisiosexología es el fisioterapeuta de origen belga Marcel Caufriez. La aplicó en la recuperación posparto en los ochenta y, dados sus beneficios, fue diversificando hacia el ámbito deportivo y del fitness y, posteriormente, la sexualidad. Ha creado su propio método que incluye gimnasia abdominal hipopresiva (más de 800 ejercicios), técnicas manuales e instrumentales, aspiración diafragmática, técnicas ambientales, etc. Las técnicas con las que trabaja permiten un equilibrio global al conectar el cerebro y la genitalidad, aplicándolas siempre de una manera individualizada.

En su caso, toma técnicas de la fisioterapia, pero también la osteopatía, algunas terapias manuales, uso de vibradores, ejercicios hipopresivos, técnicas cognitivas o la semiótica sexual. Cita los ejercicios hipopresivos como una de las formas de empoderamiento femenino más efectivas. Y no le falta razón. Después de muchos siglos de opresión, tanto en su cuerpo como en su mente, el trabajo con su cuerpo orientado a la salud y a la función erótica ha devuelto a la mujer su fuerza natural.