Fernando Simón, reconocido por su papel al frente del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) durante la pandemia de la COVID-19, vuelve a estar en la primera línea en la gestión de emergencias de salud pública. Ahora, el epidemiólogo formará parte del equipo de coordinación de la respuesta de Salud Pública a la crisis provocada por la reciente DANA que golpeó con especial fuerza a la Comunidad Valenciana y que ha dejado a su paso devastación en infraestructuras y riesgos sanitarios significativos. Sin embargo, aunque Simón se ha unido a esta respuesta, es su colaboradora, María José Sierra, quien tomará el rol más activo sobre el terreno.
La creación de un grupo de coordinación de Salud Pública para la DANA en el que está Fernando Simón
En respuesta a la emergencia en Valencia, el Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha un grupo de coordinación de Salud Pública que busca prevenir brotes infecciosos en las áreas afectadas. Formado por expertos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana, la Agencia Española del Medicamento y el Instituto de Salud Carlos III, este equipo tiene el objetivo de estudiar el impacto sanitario de las aguas estancadas y del lodo, que podrían propiciar infecciones de origen bacteriano o vírico.
Mónica García, ministra de Sanidad, ha sido la promotora de esta iniciativa y ha integrado a Fernando Simón en el grupo de coordinación por su experiencia en el manejo de crisis sanitarias de alcance nacional. Sin embargo, al encontrarse Fernando Simón de baja en la actualidad, María José Sierra, médico especializada en medicina preventiva y jefa de área del CCAES, es quien asumirá la dirección operativa en el terreno en Valencia. Sierra, junto a otros profesionales, será la encargada de liderar las tareas de prevención y vigilancia de posibles brotes en una región que sigue tratando de recuperarse de los estragos de la DANA.
Aguas estancadas y el riesgo de brotes infecciosos tras la DANA
Una de las mayores preocupaciones tras el paso de la DANA en Valencia son los focos de aguas estancadas en múltiples zonas residenciales y agrícolas, muchas de ellas mezcladas con aguas fecales y lodo contaminado. La presencia de estas aguas representa un grave riesgo sanitario, especialmente en las zonas donde se han visto comprometidos los sistemas de alcantarillado y de tratamiento de aguas residuales. Con 122 depuradoras fuera de funcionamiento y miles de personas sin suministro de agua potable, la prioridad del grupo de coordinación es reducir los riesgos de contagio y posibles infecciones de transmisión hídrica.
Para asegurar que los vecinos de las zonas afectadas dispongan de agua segura, el gobierno regional ha recomendado hervir el agua para consumo en 60 municipios. En respuesta, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha aconsejado que, en lugar de hervirla, se opte por agua embotellada. A fin de cuentas, las condiciones del agua en algunas áreas podrían requerir medidas adicionales de tratamiento.
La función de Fernando Simón en el equipo de coordinación de la DANA
Aunque Fernando Simón no estará en el terreno de manera activa debido a su baja actual, su rol en el equipo de coordinación de Salud Pública es fundamental en la toma de decisiones estratégicas y en la orientación de medidas de prevención para la vigilancia sanitaria en Valencia. Su experiencia en el manejo de crisis sanitarias será de gran ayuda en la elaboración de protocolos específicos para la detección y control de infecciones.
Este grupo de trabajo deberá diseñar medidas rápidas y eficaces para detectar posibles brotes infecciosos en la población, especialmente en un contexto donde el acceso a servicios de agua potable y saneamiento sigue siendo limitado para miles de personas. La implicación de Fernando Simón en el desarrollo de estos protocolos demuestra la importancia de contar con expertos en epidemiología para mitigar los riesgos de una situación tan compleja como la que enfrenta actualmente Valencia.
Otro de los grandes retos del equipo liderado por María José Sierra y coordinado por el CCAES es el manejo adecuado de los lodos y residuos arrastrados por las lluvias torrenciales. Muchos de estos residuos provienen de tierras agrícolas y contienen una mezcla de aguas residuales y químicos que, al acumularse en las zonas afectadas, pueden representar una amenaza para la salud pública. En estos casos, la labor del equipo de coordinación incluye la supervisión de las condiciones del suelo y del agua, con el objetivo de implementar estrategias de saneamiento que eviten la proliferación de enfermedades.