Los huracanes son fenómenos meteorológicos que suelen azotar con violencia las costas del Atlántico, el Caribe y el Golfo de México, causando devastación a su paso. Ejemplos recientes, como el Milton, que ha dejado a Florida en estado de emergencia, nos recuerdan la magnitud de estos fenómenos. Pero, ¿qué probabilidades existen de que un huracán golpee España? A primera vista, la respuesta podría parecer simple: muy baja. Sin embargo, las complejidades del clima global y los efectos del cambio climático hacen que esta posibilidad no sea tan remota como se creía hace unas décadas.
¿Por qué España no es tradicionalmente un país de huracanes?
Los huracanes se forman en zonas tropicales y subtropicales, donde las aguas cálidas del océano generan la energía necesaria para alimentar estas tormentas monstruosas. España, situada en una latitud más septentrional y con el Atlántico Norte al oeste y el Mediterráneo al sur, no se encuentra en la zona clásica de formación de huracanes.
Además, la temperatura de las aguas que rodean a la Península Ibérica es significativamente más fría que las del Caribe o el Golfo de México. Para que un huracán se mantenga, necesita aguas a una temperatura mínima de 26°C. Algo que rara vez ocurre en las costas españolas, incluso en verano. Esta es una de las principales razones por las que España, históricamente, ha estado libre de la furia de estos fenómenos.
Huracanes en el Atlántico Norte: amenazas potenciales para España
Aunque las probabilidades de que un huracán formado en el Atlántico tropical llegue a España son muy bajas, no son inexistentes. De hecho, en los últimos años hemos visto un incremento en el número de tormentas que han amenazado, aunque de forma débil, las costas españolas. El caso más famoso es el del huracán Vince en 2005. Una tormenta de categoría 1 que llegó a tocar tierra en la península ibérica.
El huracán Vince se formó en el Atlántico, cerca de Madeira. Aunque ya había perdido gran parte de su fuerza cuando alcanzó la costa sur de España, fue un recordatorio de que estos fenómenos pueden llegar más lejos de lo que tradicionalmente se pensaba. Vince fue el primer huracán registrado en tocar tierra en Europa continental. Un hecho que sorprendió a meteorólogos y expertos en climatología.
¿Podría el cambio climático alterar este escenario?
El cambio climático está modificando patrones climáticos globales de maneras impredecibles, y los huracanes no son la excepción. Los científicos han observado un aumento en la intensidad y frecuencia de los huracanes debido al calentamiento de las aguas oceánicas. Aunque España no se encuentra en una zona habitual de formación de huracanes, el aumento en la temperatura global podría extender las áreas donde estos fenómenos pueden formarse o llegar.
En los últimos años, se han registrado más tormentas subtropicales que han alcanzado el Atlántico Norte. Eso hace que las posibilidades de que una tormenta tropical llegue a las costas españolas sean ligeramente más altas. Además, el Mediterráneo, aunque tradicionalmente no es una cuenca de huracanes, está mostrando señales de calentamiento. Todo ello ha llevado a la formación de “medicanes”, tormentas similares a los huracanes que se generan en el Mediterráneo y que pueden llegar a tener vientos destructivos y fuertes precipitaciones.
¿Qué son los ‘medicanes’?
Los medicanes (una combinación de las palabras “Mediterráneo” y “hurricane“, huracán en inglés) son fenómenos meteorológicos que se asemejan a los huracanes en su estructura y comportamiento, pero que se forman en el mar Mediterráneo. Aunque generalmente son menos potentes que los huracanes del Atlántico, estos ciclones mediterráneos pueden causar daños significativos, especialmente en áreas que no están preparadas para hacer frente a este tipo de tormentas.
Uno de los medicanes más recientes fue Ianos, que en septiembre de 2020 causó inundaciones devastadoras en Grecia y daños materiales considerables. Aunque España no ha sido gravemente afectada por un medicane hasta la fecha, las proyecciones climáticas indican que es posible que el Mediterráneo se vuelva un lugar más propenso a la formación de estos fenómenos a medida que el mar continúe calentándose.