El Vaticano, o Ciudad del Vaticano, es el país más pequeño del planeta tanto en tamaño como en población. Sin embargo, su influencia histórica, espiritual y también financiera, despierta constantes preguntas, siendo un de las más repetidas, la de si podría ser considerado el país más rico del mundo. Y aunque la respuesta no es sencilla, sí hay muchos elementos que vale la pena conocer para entender el poder económico de esta minúscula pero poderosa entidad.
Para empezar porque es un país diferente a todos, ubicado en el corazón de Roma. Y es que el Vaticano no es un estado convencional. Es la sede central de la Iglesia Católica, una institución milenaria con presencia en prácticamente todos los rincones del planeta. Su estructura financiera no funciona como la de otros países. No posee industrias tradicionales ni grandes exportaciones, pero sí cuenta con fuentes de ingreso únicas: donaciones, inversiones, rentas inmobiliarias y contribuciones voluntarias de los fieles de todo el mundo.

Ingresos y patrimonio
Durante mucho tiempo, las finanzas del Vaticano han estado envueltas en cierto misterio. No fue sino hasta el papado de Francisco que comenzó un proceso de mayor transparencia. En 2021, por primera vez en su historia, el Vaticano publicó un informe financiero detallado: su patrimonio ascendía entonces a unos 1,400 millones de euros, y sus ingresos anuales estaban cerca de los 250 millones de euros, aunque con gastos superiores que superaban los 300 millones, según ese mismo año. Sin embargo, esos números sólo muestran una parte del panorama. El verdadero alcance del capital del Vaticano se halla en sus inversiones y propiedades.
Un vasto imperio inmobiliario
Una de las mayores fuentes de riqueza del Vaticano es su patrimonio inmobiliario. Según información revelada por medios como Reuters, posee más de 5,000 propiedades en todo el mundo. La gran mayoría se ubican en Italia, aunque también tiene bienes raíces en ciudades como Londres, Ginebra o París, muchas de ellas con un alto valor en el mercado. Algunos de estos inmuebles incluso pertenecen al segmento de lujo, lo cual refuerza la percepción de un poder financiero significativo.
Inversiones en diversos sectores
Además de los bienes raíces, el Vaticano también ha participado en inversiones a través de fondos financieros. No siempre con buenos resultados. En 2020, salió a la luz un escándalo por el uso de donaciones en un fondo llamado Centurion Global Fund, que llegó a invertir en proyectos de entretenimiento, energía y hasta en la industria cinematográfica de Hollywood. La polémica llevó al Papa Francisco a retirar la gestión financiera a la Secretaría de Estado y transferirla a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, con el objetivo de establecer un mayor control y transparencia.
Ese mismo año se supo que el Vaticano también había comprado acciones en empresas como Hertz, que poco después se declaró en bancarrota, lo que puso en duda la gestión financiera hasta ese momento.
¿Entonces, es el más rico?
Si se mide únicamente por riqueza neta o ingresos, el Vaticano no puede ser considerado el país más rico del mundo. Economías como la de Estados Unidos, China, Alemania o incluso pequeños estados con gran poder financiero como Qatar o Luxemburgo, superan ampliamente al Vaticano en términos convencionales.
Sin embargo, si se consideran otros factores como su influencia, su impresionante patrimonio artístico, cultural e inmobiliario, su poder de convocatoria global y su rol como actor financiero en distintos mercados, el Vaticano sí puede ser considerado uno de los estados más influyentes y singulares del mundo. Su riqueza no solo se mide en euros o dólares, sino también en su legado histórico, su presencia espiritual y su capacidad para movilizar millones de personas y recursos sin necesidad de fuerza militar ni poder económico tradicional.