Ayer martes el menú era olla gitana, arroz caldoso y paella de pescado. Los voluntarios que pasaran por la calle de Francisco Villa el Morenet, 10, en Alfafar tenían la oportunidad de elegir su plato caliente. Una opción que no se baraja mucho estos días entre sudor, cansancio y lodo.
La iniciativa parte de Teresa Camacho, propietaria de la empresa valenciana Catering Aire en Alfafar. Su negocio, como el de la mayoría del pueblo, fue arrasado por la DANA. Mientras los voluntarios le ayudan a limpiarlo por dentro, ella cocina en la calle para las decenas de voluntarios hambrientos tras un largo día de trabajo.
Firmeza y positividad
Camacho tiene detrás de ella un equipo de más de cincuenta personas. Recuerda el martes 29 de octubre con mucha firmeza. “Nosotros nos fuimos sobre las ocho de la tarde. A esa hora el agua ya llegaba por encima de las rodillas. Podíamos haber muerto. Todo estaba destrozado, pero no lloré. Tengo mucha gente detrás de mí y no quería llorar”.
Al día siguiente acudieron al local a limpiar, pero sabía que siendo cocinera tenía que hacer algo más por su pueblo: cocinar. “Tenemos mucha ayuda de los voluntarios que nos están limpiando el catering mientras nosotros cocinamos”, explica.
Llega la una de la tarde y allí la gente se empieza a congregar. Teresa lleva desde las once preparando un sofrito para la paella de pescado y anunciándolo a todo el que pasa: “a partir de la una un plato de paella caliente”. Todos se quedan mirando y comentan entre ellos la pinta que tiene la paella y aunque siguen con sus labores de limpieza, al mediodía acuden a la promesa que les ha hecho la empresaria.
Enfrente de ella, otro pequeño local ofrece el postre: un café y una magdalena. Visto desde fuera, puede parecer una comida austera en mitad del barro y sin posibilidad de sentarse ni lavarse las manos. Pero cuando estás allí, ves de cerca la generosidad de las personas que lo han perdido todo y aun así hacen lo que pueden por seguir ayudando a su pueblo sin pedir nada a cambio.
Teresa se pone nerviosa cuando ve a personas cerca con las manos vacías que parece que no se atreven a pedirle un plato de comida caliente. “¿Quieres?”, les pregunta. “¿Para cuántas personas?” Los voluntarios lo comen a pie de calle mientras los vecinos, que ya conocen la solidaridad de esta valenciana tras una semana del paso de la DANA, acuden al puesto con sus tuppers y con la ilusión de volver a poder comer caliente cuando algunas casas aun no tienen ni luz.
Seguir hacia delante
En ningún momento se viene abajo, mira al futuro como un reto: “Tenemos que seguir hacia delante“. Lo dice con la seguridad de tener varios contratos ya firmados en todo el país: “Nosotros trabajamos por toda España. El día 12 nos vamos a Málaga a hacer tortillas gigantes y además tenemos bodas que seguiremos haciendo y muchos contratos”. Es por esta razón por la que se asegura que no “se queja”. No obstante, tiene confianza en que el seguro o el consorcio le arreglen pronto “todo el estropicio”.
De momento, sabe que tendrá que reponer todo el material. Pero no pierde la esperanza: “Seguiremos trabajando. Empezaremos de nuevo pero con los contratos que ya teníamos. Las comerciales las hemos mandado a Valencia y están trabajando desde allí”.
Teresa desconoce en cuánto tiempo volverá su negocio a la normalidad. Por el momento, la parte de atrás del local, donde guardaba paelleras, arcones congeladores y alimentos sigue con una capa de barro importante. Pero aun en esta situación, Teresa Camacho no pierde la esperanza y sabe que antes o después retomará su rutina en Alfafar.