Viaje a España fallido

La visita del Papa a Canarias no convencía a Moncloa

Sánchez planteaba una visita a Sevilla por la cumbre de la ONU y Bergoglio una escala en Canarias camino de Argentina

El papa Francisco saluda a migrantes en el Aula Pablo VI en el Vaticano.
EFE/Ettore Ferrari

Primero las periferias. Primero los pequeños. Primero quienes le necesitaban. Este parecía ser el mantra del Papa Francisco, fallecido ayer a los 88 años con casi 50 viajes a sus espaldas como pontífice, en los que visitó 66 países diferentes y cuatro continentes. A pesar de esta incansable agenda, a Francisco le quedó una cuenta pendiente: visitar España, en la que vivió algún tiempo durante sus años de estudiante, y, conjuntamente –pues así lo había planteado en sus últimos años– su Argentina natal, de la que partió en marzo de 2013 como arzobispo de Buenos Aires, con una pequeña maleta, como él mismo reconoció tiempo después, pues no tenía ninguna intención de no volver. No pudo hacerlo, pues entró en la Capilla Sixtina como Jorge Mario y salió como Francisco. Siempre dijo que lo haría, pero ese momento no llegó: primero por el miedo a ser instrumentalizado políticamente. Luego, cuando parecía dispuesto a hacerlo este año, su salud se lo impedía.

“No voy a ir a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños”, había explicado en múltiples ocasiones. Por ello, cuando la posibilidad de visitar las Islas Canarias se puso sobre la mesa, parecía necesario aclarar muy bien en qué condiciones. Así, del mismo modo que se encargó de subrayar que no había visitado Francia, sino Marsella para el Encuentro del Mediterráneo, parecía evidente que Francisco no vendría a España en un viaje apostólico a nuestro país: visitaría Canarias con motivo de la situación migratoria del territorio.

Todo comenzó el año pasado, cuando el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, invitaba al Papa a hacer escala en las islas en su viaje a Argentina, el cual había confirmado en una entrevista. Clavijo animaba a Francisco a ser testigo –tal como lo fue en Lampedusa, en su primer viaje como Papa– de la realidad migratoria, que en 2023 había llevado a las costas insulares a más de 40.000 personas, sin contar a aquellos que habían perdido la vida en el mar.

El papa Francisco y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante su encuentro este viernes en el Vaticano
Efe

Francisco no desdeñó la invitación. Todo lo contrario. Sin embargo, esta podría no haber contado con el refuerzo necesario a nivel institucional por parte del Gobierno de Sánchez. Y es que, si bien el presidente confirmaba también la invitación tras su último encuentro con el Papa el 11 de octubre de 2024, lo cierto es que este modelo de viaje, en el que el objetivo no fuera España sino la realidad de miles de migrantes procedentes de África, no ha contado del todo con el empeño por parte del Gobierno para que se produjese.

Sí hablaron en aquel breve encuentro, por ejemplo, de la intención del Gobierno de completar la resignificación del Valle de los Caídos, incluyendo la expulsión de los monjes de la abadía que finalmente se ha concretado en la salida del prior, Santiago Cantera. También hablaron de la cuestión de los abusos, así como la intención del Gobierno de llevar las riendas de la gestión de las indemnizaciones a las víctimas.

Según ha podido saber Artículo 14 de fuentes vaticanas, a la salida de su encuentro con el Papa, Pedro Sánchez no habló de esta escala en Canarias hasta que no fue cuestionado por la prensa acerca de ello. Y, aún habiendo reiterado la invitación, parece que situar a Francisco en la frontera sur de Europa no era un asunto prioritario. Sea como sea, Jorge Mario Bergoglio no volverá a pisar Argentina. Y esa caricia del Papa a los migrantes desembarcados en Canarias tampoco llegará.