El TDAH en mujeres: la epidemia silenciosa del infradiagnóstico

Muchas mujeres pasan años tratando de encajar en una sociedad que las etiqueta como despistadas, sensibles o perezosas cuando en verdad sufren el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

“Siempre fui la despistada del grupo. Me decían que estaba en las nubes, que era un poco caótica. Nunca imaginé que, a mis 35 años, un diagnóstico de TDAH daría sentido a toda mi vida.” Así resume Ana Salvia su historia, una de tantas mujeres en España que, en la adultez, descubren que la hiperactividad y el déficit de atención no son sólo cosa de niños inquietos.

Cuando el TDAH se esconde tras la madurez

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se ha asociado tradicionalmente con niños revoltosos, generalmente chicos. Durante años, el modelo diagnóstico ha estado diseñado en torno a los síntomas más visibles: impulsividad, hiperactividad y dificultades en el aula. Pero, ¿qué pasa con las niñas que no encajan en ese patrón?

En las mujeres, el TDAH suele manifestarse de una manera más sutil. En lugar de correr y saltar, muchas niñas pasan horas atrapadas en su mundo interior, soñando despiertas, lidiando contra una ansiedad creciente o sintiéndose constantemente insuficientes. El resultado: un diagnóstico tardío o, en muchos casos, inexistente.

La diferencia de género en el diagnóstico

“El problema es que el TDAH en mujeres ha pasado desapercibido durante décadas porque sus síntomas suelen ser más internos“, explica la doctora Marta Fernández, neuróloga especializada en trastornos del neurodesarrollo. “Mientras que en los niños es más común la hiperactividad, en las niñas son más frecuentes la desorganización, la inatención y una carga emocional intensa, a menudo confundida con ansiedad o depresión”.

Esta confusión ha sido clave en la invisibilización del TDAH femenino. Muchas mujeres pasan años tratando de encajar en una sociedad que las etiqueta como despistadas, sensibles o perezosas. Al llegar a la adultez, estas dificultades pueden derivar en problemas laborales, baja autoestima e incluso conflictos en las relaciones personales.

El coste de un diagnóstico tardío

Uno de los mayores problemas del infradiagnóstico del TDAH en mujeres es que muchas acaban adaptándose a costa de su bienestar. “Me volví una experta en listas, alarmas y notas para recordarlo todo, porque si no, lo olvidaba. Aún así, siempre sentía que llegaba tarde, que no daba la talla”, relata Ana.

El impacto del TDAH no tratado en la vida adulta es significativo: dificultades para concentrarse en el trabajo, problemas en la gestión del tiempo, procrastinación extrema y, en muchos casos, trastornos como ansiedad y depresión. Según un estudio de la Universidad de Navarra, un alto porcentaje de mujeres con TDAH sin diagnóstico ni tratamiento sufre agotamiento crónico y dificultades económicas debido a la inestabilidad laboral.

En los últimos años, el auge de las redes sociales y la creciente visibilidad de testimonios sobre el TDAH en mujeres, han disparado el interés por el tema. Sin embargo, no han faltado quienes lo desestiman ya que lo consideran un diagnóstico de moda.

“Es un error creer que se está sobrediagnosticando. En realidad, estamos corrigiendo décadas de desinformación y prejuicios”, explica la doctora Fernández. “Lo que ocurre es que ahora las mujeres tienen más acceso a información y están identificando en sí mismas síntomas que siempre estuvieron ahí, pero que nadie supo reconocer”.

¿Cómo se diagnostica el TDAH en mujeres adultas?

El proceso diagnóstico en adultos no es sencillo, especialmente para las mujeres. Muchos profesionales aún trabajan con criterios centrados en los síntomas masculinos, lo que puede dificultar la detección.

“Es clave una evaluación multidisciplinar que incluya entrevistas clínicas, cuestionarios específicos y, si es posible, la perspectiva de familiares o amigos que puedan aportar información sobre el historial de la paciente”, señala la doctora Fernández. También destaca la importancia de diferenciar el TDAH de otros trastornos como la ansiedad o la depresión, que pueden coexistir o enmascararlo.

A pesar de los avances en la investigación y divulgación del TDAH en mujeres, España aún tiene un largo camino por recorrer en cuanto a diagnóstico y tratamiento. La escasez de especialistas con formación específica en TDAH femenino y las largas listas de espera en la sanidad pública siguen siendo un obstáculo para quienes buscan ayuda.

Las mujeres que sospechan tener TDAH suelen enfrentarse a un proceso solitario y agotador. “Me llevó tres años, varias consultas equivocadas y mucha insistencia obtener diagnóstico”, confiesa Ana. “Pero cuando finalmente lo consiguó, sentí que, por primera vez, entendía por qué mi cerebro funciona así”.

El diagnóstico tardío no marca el final de incertidumbre, sino el comienzo de una nueva etapa. Herramientas como la terapia cognitivo-conductual, la medicación y las estrategias de organización pueden transformar la calidad de vida.

Hacia una mayor concienciación

Desmontar el mito de que el TDAH es solo cosa de niños inquietos es clave para mejorar su detección en mujeres adultas. Para ello, es fundamental la formación de profesionales, la divulgación de información basada en evidencia y, sobre todo, la escucha activa a aquellas mujeres que, tras años de lucha interna, encuentran en un diagnóstico tardío una nueva forma de comprenderse y aceptarse.

Como afirma la doctora Fernández, “reconocer el TDAH en mujeres no es una moda, sino una deuda pendiente con quienes han pasado toda su vida sintiéndose fuera de lugar”.

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