El restaurante favorito del Papa Francisco: “Venía con todos sus amigos y pedía siempre pasta”

En el corazón del Borgo Pio, a escasos metros de la Plaza de San Pedro, un pequeño restaurante romano recuerda con cariño al Papa Francisco

Carlo Massa, dueño de Tre Pupazzi, restaurante favorito del Papa.
Artículo14

Es uno de los pasajes más característicos en las inmediaciones del Vaticano. En uno de sus laterales, en la Via Borgo Pio, se encuentra este restaurante familiar, que ha pasado de generación en generación, de padres a hijos. Su nombre, Tre Puppazi, un típico ristorante que combina la tradición romana con algunos platos típicos portugueses.

En la puerta nos recibe Carlo Massa, que heredó el restaurante de su padre y que ha visto pasar por aquí los tres últimos Papas. “Casi todos los cardenales y obispos pasan por aquí. De hecho, he conocido al Papa Francisco como obispo, como cardenal y como Papa. Lo llamamos ‘el Papa sorpresa’ porque nadie se imaginaba que iba a salir”, explica este restaurador a Artículo 14.

El entonces Jorge María Bergoglio venía cuando era cardenal, pues se trataba de uno de sus restaurantes favoritos en toda Roma, y más tarde continuó haciéndolo, ya como Sumo Pontífice. Además de la pasta, Bergoglio era un gran amante del bacalao del que disfrutaba con la típica receta portuguesa que el padre de Carlo Massa ya servía cuando San Juan Pablo II era el obispo de Roma.

“De obispo a cardenal nunca noté la diferencia. Era un hombre sencillo, cercano, agradable, de trato normal. Era un cliente bastante asiduo, le encantaba venir: venía con todos sus amigos y familiares y pedía siempre pasta”, explica. La verdura, en cambio, le gustaba menos. “Sus platos favoritos eran la carbonara, la pasta all’amatriciana y el cacio e peppe; es decir, las pastas típicas de esta zona de Italia”.

El restaurante también del futuro Papa

Sin embargo, no era una cuestión de gusto personal del Papa Francisco. También el Papa Benedicto XVI venía a menudo a este pequeño establecimiento que tiene una de las terrazas más disputadas del Borgo Pio: “Era el Papa de la pasta all’amatriciana. Le encantaba, la pedía siempre”, relata Carlo, que afirma que acudía siempre con su asistente, el Padre Georg.

Una vez convertidos en Sumos Pontífices no podían salir a los restaurantes fuera del Vaticano, pero sí que podían venir a tomar un café… e incluso una copa. “A Georg le encantaba venir a tomar grappa”, confirma el propietario. Bergoglio, en cambio, pedía siempre una botella de agua y extra de pecorino. Así lo recuerda Fátima Afonso, una mujer miñota que era precisamente la que preparaba la carbonara del fallecido Pontífice.

Aunque Francisco salía a menudo de incógnito para visitar ciertos lugares y tratar ciertos asuntos, nunca regresó a Tre Pupazzi, tal vez por la proximidad del restaurante al Vaticano. El espacio, que está en manos de la familia desde 1986, comenzó siendo a principios del siglo XX una pequeña taberna en la que se servía exclusivamente vino y los clientes llevaban su propia comida para acompañarlo.

Su proximidad a la Ciudad del Vaticano lo convirtió en uno de los lugares favoritos de la Curia. “Siempre que hay reuniones en Roma con cardenales de otros países, se reúnen aquí”. La carta incluye 14 platos de bacalao, arroz marinero (22€), entrecot (24€) o pulpo al Lagareiro (23€). De postre, no faltan los pastéis de nata (4 €), que la cocinera aprendió de un chef portugués. En cuanto a las pastas mencionadas, oscilan entre los 14 y los 22 euros.

Un lugar donde aún se sirve la memoria

Tre Pupazzi no es solo un restaurante: es también una cápsula de la historia reciente del Vaticano, un rincón en el que aún resuenan las risas y los silencios de un Papa que eligió la sencillez por encima del protocolo. Hoy, mientras los fieles lo despiden en la Plaza de San Pedro, aquí se sigue sirviendo la pasta con pecorino y el bacalao que tanto le gustaban. Con cada plato, con cada gesto, se rinde homenaje a una vida que, incluso desde la mesa más discreta, supo dejar huella.

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