El pueblo de Portugal al que una reina aragonesa enamoró y en el que acabó siendo Santa

La leyenda de Isabel en Estremoz convirtió a esta reina aragonesa en una importante Santa para el pueblo de Portugal

Vista de Estremoz y de su castillo Wikipedia

El viaje a Estremoz, una pequeña y pintoresca ciudad en el corazón de Portugal, es como adentrarse en una cápsula del tiempo. Este pueblo de Portugal, que forma parte de la histórica región del Alentejo, está repleta de monumentos imponentes y un pasado que late en cada piedra de sus murallas. Pero, más allá de su renombre por el bacalao y los vinos alentejanos, Estremoz oculta en sus calles una leyenda profundamente arraigada en el alma del pueblo portugués: la historia de Isabel de Aragón, quien con el tiempo sería canonizada como Santa Isabel de Portugal. La vida de esta reina aragonesa fue una de devoción, sacrificio y milagros. Un relato que sigue emocionando a los habitantes de Estremoz y atrae a visitantes de todo el mundo.

Santa Isabel de Portugal, una reina entre dos mundos

Isabel nació en 1271 en Zaragoza, en el majestuoso Palacio de la Aljafería, un antiguo palacio musulmán reconvertido en residencia real tras la Reconquista. Hija del rey Pedro III de Aragón y nieta de Jaime I el Conquistador, desde muy joven fue moldeada por su entorno para cumplir con las responsabilidades de la nobleza. Con tan solo 12 años, se casó con Dinis I de Portugal, el inicio de su relación con el pueblo luso. Aunque este matrimonio se produjo por motivos políticos, la influencia de Isabel en el país fue mucho más allá de lo esperado.

El matrimonio de Isabel no estuvo exento de dificultades. A pesar de su profundo compromiso con la fe cristiana y su ferviente dedicación a los necesitados, su relación con el rey Dinis fue turbulenta. Este rey, conocido por sus infidelidades y arranques de ira, encontró en Isabel una esposa que siempre lo perdonaba. Y, en lugar de recurrir al enfrentamiento, respondía con oración y sacrificio. Este carácter profundamente piadoso y disciplinado fue uno de los aspectos que más enamoró al pueblo de Portugal, que veía en Isabel a una reina compasiva y cercana a los más desfavorecidos.

El pueblo de Portugal al que una reina aragonesa enamoró y en el que acabó siendo Santa: Estremoz

Retrato de Isabel de Portugal por Tiziano (1548). Museo del Prado, Madrid | Wikipedia

Entre las leyendas que rodean a Isabel, una de las más conocidas es el “milagro de las rosas“. Cuentan que mientras repartía monedas entre los pobres, el rey Dinis la sorprendió y le exigió mostrar lo que ocultaba en su regazo. Al abrir su manto, las monedas se habían transformado en rosas. El rey se quedó atónito. Este tipo de historias alimentó el culto en torno a su figura y ayudó a consolidar su estatus de santidad entre el pueblo.

La conexión entre Estremoz, el pueblo de Portugal y la reina Isabel

Isabel no solo fue una reina devota, sino también una mujer adelantada a su tiempo. Durante su vida, mandó construir albergues para los más necesitados, hospitales para indigentes y hasta una casa para prostitutas. Así demostró su inquebrantable compromiso con los marginados de la sociedad. Tras la muerte del rey Dinis, Isabel decidió retirarse al convento de las Clarisas en Coímbra, un lugar que ella misma había fundado. Sin embargo, antes de encerrarse en una vida monástica, realizó una peregrinación a Santiago de Compostela, donde donó gran parte de sus bienes y protagonizó el primero de sus muchos milagros reconocidos oficialmente: la curación de una mujer ciega.

Fue en Estremoz donde Isabel vivió los últimos años de su vida y donde finalmente falleció en 1336. El pueblo de Portugal, que ya la consideraba una figura casi mítica, vio en su muerte el momento de su consagración como santa. Hoy en día, la ciudad rinde homenaje a su memoria en cada rincón. En el castillo de Estremoz, donde Isabel pasó sus últimos días, se erige una pequeña capilla dedicada a su figura. Además, la imponente estatua que preside la plaza principal, con su rostro sereno, parece observar eternamente el palacio donde residió.

Vista de Estremoz, el pueblo de Portugal

El paisaje de Estremoz, la localidad lusa | Wikipedia

El castillo de Estremoz, que data del siglo XIII, es otro de los emblemas de esta ciudad. La Torre de las Tres Coronas, que alcanza los 28 metros de altura, es una de las estructuras más reconocibles de este imponente conjunto medieval. Construida durante los reinados de Alfonso III, Dinis I y Alfonso IV, esta torre simboliza la importancia estratégica y defensiva que tuvo Estremoz en su época.

La leyenda que pervive en las calles de Estremoz

A lo largo de los siglos, la figura de Isabel de Portugal ha seguido siendo venerada no solo en Estremoz, sino en todo el país. Canonizada en 1625, su legado va más allá de sus milagros o su labor caritativa. Representa una época en la que la fe y la compasión eran valores fundamentales. Su vida sigue siendo un ejemplo para muchas personas en la actualidad.

Hoy, recorrer las calles de Estremoz es revivir la historia de esta reina santa. Desde sus callejuelas empedradas hasta las altas murallas que protegen la ciudad, cada rincón cuenta la historia de Isabel. Aunque muchos de los edificios medievales están en ruinas o han sido transformados con el paso del tiempo, el espíritu de esta mujer fuerte y devota sigue presente en el aire. Y también en el corazón del pueblo de Portugal.

Estremoz no solo es conocido por su rica historia, sino también por su oferta cultural y gastronómica. El mercado que se celebra cada sábado en la Plaza Rossio Marqués de Pombal es una de las citas ineludibles para aquellos que visitan la ciudad. Aquí, los habitantes y turistas pueden encontrar desde antigüedades hasta productos frescos de la región, como flores, frutas y los famosos embutidos alentejanos.

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