La pionera nutricionista y bioquímica Ana María Lajusticia ha fallecido a los 100 años. Fue una de las primeras mujeres que estudió una carrera viniendo de una familia humilde, licenciándose en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid.
Desde que a principio del siglo XX naciera la bioquímica como ciencia independiente han sido muchas las mujeres que han aportado grandes contribuciones en este campo. En los libros de historia de la ciencia no suelen aparecer sus nombres y no hubo en su momento un reconocimiento a sus trabajos, incluso, algunas de sus ideas fueron apropiadas por compañeros u otros científicos. Aún así, hubo muchas mujeres que lucharon por dedicarse a su vocación: la ciencia
María Andresa Casamayor de la Coma fue la única mujer de la que se conserva un libro de ciencias escrito en el siglo XVIII, el cual firmó, como sus otras obras, con un pseudónimo masculino. Siendo matemática desarrolló una intensa actividad en una época en la que el acceso de las mujeres al conocimiento científico era imposible.
Sophie Germain (1776-1831), se vio obligada a asumir una identidad falsa y a estudiar en unas condiciones nada óptimas. No podía asistir a clase porque la escuela no aceptaba mujeres. Se inscribió en la Escuela Politécnica de París con el nombre de un antiguo alumno de la misma. Dejó aportaciones muy importantes sobre la teoría de la elasticidad y los números. Realizó también descubrimientos en física matemática y acústica.
Estos dos ejemplos pueden parecernos muy lejanos en el tiempo, pero hay que decir que en nuestro país no fue hasta el año 1910 cuando la mujer pudo matricularse en una carrera universitaria sin necesidad de tener que obtener permiso especial para ello concedido por el Consejo de Ministros. Con anterioridad a esta fecha no se contemplaba que una mujer quisiera estudiar o que necesitara acudir a la universidad para ser una buena madre y esposa.
En la actualidad, con datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, en el curso 2022-2023, del total de alumnos matriculados en estudios universitarios de grado, el 57% fueron mujeres. Hay que destacar que el número de mujeres que estudian carreras de ciencias ha bajado.
Organismos como la UNESCO, ONU Mujeres y la Unión de Telecomunicaciones (UIT), han creado programas específicos para promover el acceso de las mujeres a este ámbito educativo. También se han enfocado en ello muchas administraciones nacionales, regionales y municipales en nuestro país.
Sin embargo, los datos reflejan que los programas y campañas dedicadas a fomentar el estudio de ciencias entre las mujeres no está dando el resultado deseado. Las únicas caídas importantes en los últimos años en cuanto a matriculaciones , se han dado en el grupo de carreras de ciencias ( del 60% en 2003 al 51% en 2023), una presencia femenina que no había sido tan baja desde 1995.
Aunque hace casi diez años que la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de febrero como Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia con la intención de fomentar que las mujeres y niñas se interesaran por ella y estudiaran las llamadas carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), hay que decir que en la actualidad las mujeres siguen decantándose en muchos caos por las letras, datos que han permanecido constantes desde inicios de siglo.
Es esencial poner en marcha programas que realmente contribuyan a que las mujeres estén plenamente integradas en el ámbito científico y tecnológico y crear referentes de mujeres en estas áreas, eliminado la creencia de que las habilidades de ciencias son innatas en los hombres.