El plan Francisco: Bergolio dejó atada su sucesión

El Papa designó a cuatro de cada cinco de los cardenales electores –los que votan y pueden ser elegidos en el próximo cónclave-. La incógnita es si esto garantizará su legado

La enorme plaza de San Pedro casi nunca parece vacía. Ya sea por la presencia de turistas, fieles o trabajadores del Vaticano, por los sintecho con los que el Papa Francisco tantas veces se sentó a comer o por los periodistas que, desde ayer, se agolpaban para cubrir la noticia de la muerte del Pontífice argentino, siempre hay alguien entre sus columnas.

Sin embargo, desde ayer un halo de pérdida ha quedado en la Iglesia y en una plaza que no volverá a ver a Jorge Mario Bergoglio recibir a los fieles un miércoles para su audiencia general, ni asomarse desde la ventana de la biblioteca del Palacio Apostólico. Vacía está ahora la Sede de Pedro, en un momento que no solo es crítico para la Iglesia, sino también para un mundo polarizado política e ideológicamente y marcado por grandes conflictos armados a los que Jorge Mario Bergoglio llamaba “la Tercera Guerra Mundial a pedazos”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Matteo Zuppi

No todos los cardenales coinciden con su pensamiento

Ahora, cabe preguntarse no solo por quién será el nuevo Papa, sino, más bien, por qué rumbo querrá tomar la Iglesia después de un Pontífice que no solo hizo una opción preferencial por los pobres, sino que no titubeó a la hora de llevar a cabo reformas internas en la Iglesia, desde la Curia hasta las finanzas, e, incluso, los detalles de su propio funeral.

Lo cierto es que, a día de hoy, cuatro de cada cinco de los cardenales electores –los que votan y pueden ser elegidos como Papa en el próximo cónclave- han sido creados por Francisco. Pero esto no quiere decir que coincidan ampliamente con su pensamiento. Tampoco con su peculiar forma de actuar.

El cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin
El cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin

Matteo Zuppi suena con fuerza

Y es que Jorge Mario Bergoglio no solo se saltaba sus propios discursos para meter chascarrillos o matizar. También era un hombre que no dudaba en actuar cuando la situación lo requería, como cuando, el mismo día que se produjo la invasión rusa en Ucrania –24 de febrero de 2022–, se apresuró a ir por su propio pie a encontrarse con el embajador de Rusia ante la Santa Sede para intentar mediar en el conflicto.

De hecho, uno de los nombres que más resuenan para ser el nuevo Papa es el del cardenal Matteo Zuppi, actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y hombre de confianza de Francisco en la guerra de Ucrania. Zuppi ha viajado en diversas ocasiones a Kiev y a Moscú con el objetivo de mediar no solo en el conflicto, sino en la repatriación de detenidos –especialmente niños– a Ucrania.

 

Pietro Parolin y Pierbattista Pizzaballa

Con fama de cercanía y sencillez, Zuppi parece ser más un hombre de acción que de protocolo, característica que comparte con el otro nombre italiano que resuena con fuerza: el del cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin. En ambos casos, así como en el del

El Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa

, el papado no solo volvería a estar en manos de un italiano –una tradición que, después de cuatro siglos, se rompía con Juan Pablo II– sino que parecerían traer consigo a un Papa de continuidad. Sin grandes diferencias con el magisterio de Francisco, continuarían con sus reformas y, muy probablemente, traerían consigo la conformidad de los sectores más críticos con Francisco.

El primado de Hungría, Péter Erdő

Péter Erdő y Robert Sarah

Del lado más tradicionalista estarían el primado de Hungría, Péter Erdő, e, incluso, el cardenal guineano Robert Sarah. A este último, habitual en los círculos más conservadores –políticos y eclesiásticos– y críticos con el Papa Francisco, su fallecimiento apenas unos meses antes de que cumpla los 80 años (el próximo mes de junio) le ha abierto la posibilidad de ser elegido pontífice.

Cardenales que han visto la pobreza y los horrores de la guerra

Lo que parece claro es que Francisco se ocupó de que el colegio cardenalicio estuviera repleto de las distintas realidades donde se encuentra la Iglesia, lejos de los muros del Vaticano. Cardenales que han visto con sus propios ojos la pobreza y los horrores de la guerra, pero que también traen consigo una visión muy diferente del mundo.

Una visión para la que la Iglesia podía (o no) estar preparada, como cuando tras el Sínodo de la Amazonía no fueron pocos los críticos porque en el Vaticano aterrizasen pachamamas. ¿Está la Iglesia preparada para seguir plantando cara a los conflictos, denunciando los abusos y escuchando la realidad del mundo actual? ¿Decidirá optar por un Papa de ‘perfil bajo’? ¿O dará un paso atrás? Lo veremos en la plaza de San Pedro. La fumata blanca lo dirá.

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