“La cantidad de gente que hay en la plaza no tiene nada que ver con los pontífices anteriores”. El juicio es claro. Hay miles de personas en los alrededores De San Pedro y, aun así, aquellos que han acudido a las exequias de Benedicto XVI y de Juan Pablo II no ven punto de comparación. Según los expertos, se esperan unas 200.000 personas a lo largo de la semana en la que los fieles podrán velar al Sumo Pontífice: será hasta el sábado, cuando su cuerpo sea trasladado a la Basílica Santa María la Mayor para su entierro. Allí se encuentra el icono de la ‘Salus Populi Romani’, de la cual era devoto.
“Es cierto que como Juan Pablo II no ha habido nadie. Era el Papa más querido”. Esta mujer mexicana confirma a Artículo14 que entonces la afluencia fue masiva. “No sé cuánto nos costaron los billetes, pero nos dio igual: queríamos venir a despedir al Papa de los jóvenes, al que había hecho tanto por la Iglesia, por unirla en todo el mundo”. Ahora, de nuevo, ha decidido venir a San Pedro, a guardar las colas que ya empiezan a ser abundantes en el entorno del Vaticano.

San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. En su caso, los homenajes fueron de proporciones históricas. Su cuerpo fue trasladado desde la Sala Clementina hasta la Basílica Vaticana, recorriendo lugares emblemáticos del Palacio Apostólico como la Scala Nobile, la Sala Regia y la Scala Regia. La capilla ardiente fue instalada en la Basílica y abierta al público ese mismo día.
Tres millones para despedir al Papa Juan Pablo II
Entre el 2 y el 8 de abril de 2005, unos tres millones de fieles llegaron a Roma para despedirse de Juan Pablo II. Solo el día de la Misa fúnebre, celebrada el 8 de abril y presidida por el entonces cardenal Joseph Ratzinger (futuro Benedicto XVI), se congregaron 500.000 personas en la Plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliazione. Otras 600.000 siguieron la celebración en pantallas gigantes instaladas en la ciudad.

“No va a ser igual, no va a haber la misma afluencia de gente”, confirma uno de los agentes responsables de cuidar los accesos a la Plaza de San Pedro. Desde la oficina de prensa de la Santa Sede, Salvatore lo confirma: “Es cierto que hemos tenido más peticiones de acreditación de prensa, también por la proliferación de medios digitales y de freelance que con un móvil realizan su propia cobertura. Sin embargo, de momento no registramos la avalancha de fieles que hemos visto con los anteriores pontífices”.
El predecesor y el sucesor del Papa
Por su parte, el Papa Emérito Benedicto XVI falleció el 31 de diciembre de 2022 a las 9:34, en su residencia del monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano. Según su secretario personal, Mons. Georg Gänswein, sus últimas palabras fueron: “Signore, ti amo!” (¡Señor, te amo!), pronunciadas en italiano. Sin embargo, su muerte no fue anunciada públicamente desde el balcón ni resonaron las campanas por el Vaticano. Fue el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, quien anunció con sencillez el fallecimiento.

Al igual que el Papa Francisco, Benedicto XVI dejó expresamente dicho que su funeral se realizara “bajo el signo de la sencillez”. Aunque solemne, se evitó todo gesto ostentoso. El cuerpo del Papa Emérito fue colocado en la capilla del monasterio Mater Ecclesiae, donde vivió tras su renuncia en 2013. El pontífice portaba también un rosario entre las manos, recostado al pie del altar, en un ambiente navideño con pesebre y árbol incluido. Varios reclinatorios fueron dispuestos alrededor del féretro para la oración de los fieles, algo que se ha repetido con el Papa Francisco.
El funeral fue celebrado el jueves 5 de enero a las 9:30, en la Plaza de San Pedro, con el Papa Francisco como celebrante principal. Solo dos delegaciones oficiales asistieron: las de Italia y Alemania, país natal de Benedicto XVI, según publicó el diario católico Aci Prensa en su edición digital.