2025 ya está aquí y un año más tenemos muchas cosas por hacer. Planes que no se pueden rechazar, propósitos que se cumplirán y otros que no lo harán y un sinfín de objetivos vitales perfectamente compaginables con nuestra vida tan ajetreada y centrada en trabajos, familia, amigos y demás. Y uno de los principales placeres que tenemos todos y cada uno de nosotros, o al menos la gran mayoría, no es otro que viajar. Descubrir países, paisajes y culturas es algo que nos llena y nos hace conectar con una mejor versión de nosotros y con la entrada del año podemos planificar muchos sitios a los que ir.
Porque claro, el mundo es muy amplio y es muy difícil decidir adonde ir. Los lugares más típicos son un acierto seguro, y ya depende del presupuesto de cada uno, lo que quiera gastar y como quiera plantear su viaje. Pero hay veces en la que la solución es salirse de lo tradicional y buscar algo más exótico e inexplorado para acertar. Por eso mismo planteamos un destino algo más desconocido pero que cautiva a quien lo visita, y que no es otro que Georgia, como desvela el influencer de viajes @cristiandelgadofdez en su cuenta de Instagram.
Georgia, una joya oculta
Georgia es un país que, a pesar de sus paisajes impresionantes, su rica historia y una gastronomía que despierta los sentidos, sigue siendo un destino relativamente desconocido para la mayoría de los viajeros. Situado en la intersección de Europa y Asia, entre el mar Negro y las montañas del Cáucaso, Georgia ha sido un crisol de culturas durante siglos, lo que se refleja en sus tradiciones, arquitectura y, por supuesto, en su cocina.
Los paisajes, su secreto
Desde las escarpadas montañas del Cáucaso hasta las llanuras fértiles de la región de Kakheti, Georgia es un paraíso para los amantes de la naturaleza. La diversidad geográfica es sorprendente: sus montañas son ideales para los aficionados al senderismo, el esquí y el trekking. En la región de Svaneti, por ejemplo, los viajeros pueden disfrutar de vistas espectaculares de picos nevados, valles verdes y aldeas pintorescas. Es aquí donde se encuentran las torres medievales de Svaneti, una muestra del ingenio arquitectónico georgiano.
Más al sur, el clima subtropical de Batumi, en la costa del mar Negro, ofrece un contraste radical. Las playas, junto a jardines botánicos exuberantes, convierten a esta ciudad en un destino perfecto para quienes buscan relajarse en un entorno natural único.
Ciudades que cuentan historias
Tbilisi, la capital de Georgia, es un reflejo de la mezcla de culturas que han definido el país a lo largo de los siglos. La arquitectura de Tbilisi es un fascinante collage de influencias: iglesias ortodoxas de estilo bizantino, mezquitas de época persa, y casas de madera decoradas con balcones de hierro forjado. Pasear por sus calles es sumergirse en una historia que abarca milenios.
Una de las joyas más destacadas es la antigua ciudad de Mtskheta, situada a solo unos kilómetros de Tbilisi. Esta ciudad fue la capital de Georgia hasta el siglo VI y es hogar de algunos de los monumentos más importantes del país, como la Catedral de Svetitskhoveli, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una gastronomía que enamora
La cocina georgiana es otro de los tesoros del país. Georgia es conocida por su hospitalidad, y una parte fundamental de esta es la comida, que invita a compartir en grandes banquetes. Entre los platos más representativos se encuentra el khachapuri, un pan relleno de queso fundido que varía según la región, y el khinkali, una especie de dumplings rellenos de carne, hierbas y especias.
El vino georgiano también merece mención especial. Considerado uno de los lugares de origen más antiguos de la viticultura, Georgia tiene más de 8.000 años de tradición vinícola. Las viñas crecen en todas las regiones del país, y los vinos georgianos, elaborados con uvas autóctonas como la Saperavi o la Rkatsiteli, son únicos en sabor y complejidad.