El caso Asunta, uno de los crímenes que más ha sacudido a la sociedad española en la última década, ha vuelto a captar la atención pública tras el estreno de la serie en Netflix sobre el asesinato de Asunta Basterra Porto, de tan solo 12 años. Sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, fueron condenados a 18 años de prisión por este horrendo crimen. Sin embargo, tras el suicidio de Rosario en noviembre de 2020, surgió el misterio del destino de su considerable patrimonio.
Cronología del crimen y sus consecuencias
El 21 de septiembre de 2013 marcó el comienzo de una trágica serie de eventos con la denuncia de la desaparición de Asunta, realizada por sus padres. Las cámaras de seguridad la captaron yendo del apartamento de su padre al de su madre, poco antes de que desapareciera. Al día siguiente, el cuerpo de la niña fue encontrado cerca de la casa de campo de Rosario Porto, a solo 5 kilómetros de distancia. Tras una rápida investigación, Rosario fue arrestada el 24 de septiembre y Alfonso un día después. Todo ello culminó en su condena a 18 años de prisión por el asesinato de la niña.
El 18 de noviembre de 2020, Rosario Porto fue encontrada muerta en su celda, tras varios intentos de suicidio previos. Este trágico evento abrió la cuestión de qué sucedería con su herencia, valorada en más de tres millones de euros. La herencia incluía varias propiedades inmobiliarias en Santiago de Compostela, joyas y obras de arte. Todo sumaba un valor adicional de medio millón de euros.
¿Quiénes fueron los beneficiarios del testamento?
Contrario a lo que podría esperarse, Rosario Porto decidió no dejar su herencia a su exesposo Alfonso, quien todavía cumple condena. De hecho, eligió a sus abogados y a una íntima amiga conocida como ‘La Nena’. Sin embargo, los abogados renunciaron a su parte del testamento, dejando como única beneficiaria a Teresa, la amiga de la infancia de Rosario.
Teresa, o ‘La Nena’, como era conocida afectuosamente por Rosario Porto, acabó recibiendo todo el patrimonio tras el caso Asunta. La profunda conexión entre las dos mujeres se remonta a su infancia, siendo Teresa una de las personas más cercanas a Rosario durante sus años más difíciles y, significativamente, la persona que recogió las cenizas de Asunta del tanatorio.