El martes 29 de octubre, hace hoy dos semanas, la DANA sorprendió a los valencianos llevándose propiedades, recuerdos y sueños por delante. Arrasó con todo lo que pudo. Hoy, catorce días después de aquello, las principales pedanías afectadas como fueron La Torre, Paiporta, Sedaví, Aldaia, Torrent, Alfafar, Algemesí, Benetúser, Masanasa, Chiva y Picaña, entre otras, continúan arrasadas.
Las calles principales ya están despejadas y el barro, por lo general, ha dejado de ser un problema. Ahora, el conflicto se centra más en las toneladas de basura acumuladas, en las alcantarillas y cañerías inundadas y en los cientos de vehículos siniestrados. Es cierto que estos pueblos tardarán meses en volver a la normalidad. Decenas de colegios han sido devastados; muchas empresas ven muy complicado abrir después de evaluar los daños y el pequeño comercio aun no funciona con normalidad. Por el momento, para la problemática de la basura, en algunos pueblos se han habilitado terrenos como vertederos provisionales al principio o al final del mismo donde las máquinas llevan y apilan todo lo inservible.
Depende de la pedanía, ya es posible ver alguna farmacia y algún supermercado abierto como es el caso de Chiva, Torrent, La Torre, Alval y Picaña. Pero aun queda mucho trabajo por hacer. Los vecinos siguen agradeciendo las labores de limpieza que todos los voluntarios hacen día a día, pero también piden que no se olviden de ellos. Hoy hace dos semanas, pero temen cuando se cumpla el mes y ya nadie se acuerde de ellos.
En Algemesí
Desde Artículo14 nos hemos desplazado a Algemesí, uno de los pueblos más afectados tras el paso de la DANA y al cual no le llega la suficiente ayuda debido a su lejanía con respecto a otros pueblos. Allí se encuentran dos de los barrios más pobres de toda España: El Raval y Carrascalet.
Ambos barrios se encuentran al pie del río Magro, el cual se desbordó por cuatro partes diferentes inundando gran parte de Algemesí. “Hemos pasado cuatro días incomunicados”, cuenta Carmen, una vecina de El Raval que aun tiene agua en el suelo de su casa. “Tengo que sacar lo poco que me queda para fuera”, explica mientras nos enseña una especie de despensa improvisada. Lo ha perdido todo. No solo sus electrodomésticos, sino también su casa de la que cree que tendrán que tirar las paredes para volver a reconstruirlas. “Vinieron a intentar darnos la luz, pero con el agua que aun tengo dentro no pudieron”.
Los vecinos de El Raval y Carrascalet viven principalmente en bajos. La mayoría de ellos se encuentran dos semanas después precintados y con carteles que anuncian el riesgo de derrumbe. Dentro de ellos se pueden ver aun decenas de muebles rotos, ropa y alimentos mezclados con los desperdicios arrastrados por la DANA.
Preocupaciones actuales: colegios y trabajos
De momento, los vecinos se están ayudando entre ellos para dormir donde pueden, dado que hay personas como Carmen que no pueden pasar mucho tiempo dentro de sus casas por las condiciones actuales. Sin embargo, las dos mayores preocupaciones ahora mismo para estos vecinos son los colegios y los trabajos.
El colegio público de El Raval se teme que no pueda abrirse en meses, aunque las labores de limpieza ya estaban iniciadas con palas y excavadoras en su interior. Por el momento, están intentando reubicar a todos los alumnos en el colegio Ribalta. Además, tienen la intención de poner autobuses para que todos los menores puedan ir, dado que el nuevo centro se encuentra en el otro lado del pueblo pasando las vías del tren.
El trabajo es otro de los problemas que más preocupan a los vecinos de estos barrios. “Las cuotas las siguen pasando mientras que muchos nos hemos quedado sin trabajo”, cuenta Salud. Es su caso. Ella comenzó a trabajar en una fábrica que abrió el año pasado en Algemesí, “todas las máquinas eran nuevas“, explica. Sin embargo, después del paso de la DANA, la empresa evaluó los daños y no podían volver a trabajar: “Todas las máquinas se habían quemado. Han cerrado la empresa“.
Algemesí es un pueblo agrícola que principalmente vive de la naranja en esta época. Esta misma semana ya llamaron a algunos cogedores, como es el caso de Priscilla. La vecina de El Raval no estaba muy segura de aceptar el puesto debido a que había perdido el coche con la DANA y no tenía cómo ir y a que su hija aun no había vuelto al colegio y tampoco tenía con quien dejarla. No obstante, necesitaba el dinero.
En medio de estas historias también se encuentran las de alegría y esperanza. Es el caso de José Duque y Winsler, unos hermanos venezolanos que salvaron la vida de cuatro adultos y sus tres hijos menores que vivían en la planta baja de su edificio. “Escuchamos los gritos y la lluvia. Salimos corriendo y nos lanzamos al agua. Salvamos a cuatro adultos y a tres pequeños de nueve y cinco años y un recién nacido de tres meses”. Consiguieron ponerles a salvo en su piso que se encontraba en la tercera planta. “Estamos aquí para ayudarnos”, dice uno de los hermanos.
Ambos aseguran que a Algemesí ha llegado mucha ayuda. Sin embargo, recuerda que a partir de ahora, los vecinos necesitarán otro tipo de ayuda que no tiene que ver con limpieza y alimentación. “Ahora faltan colchones, somieres, muebles…”
Algunos tratan de recomponer sus vidas mientras otros aun buscan a familiares y amigos desaparecidos. Desde Artículo14 nos acordamos de Rubén e Izan, los pequeños desaparecidos en Torrent; Elizabeth y Antonio desaparecidos en Cheste; Francisco Miguel en Picanya; Lorenza y Felipe en Catarroja; Javi en Chera; Roberto en Masanasa; Francisco en Monserrat; José Javier en Pedralba; Amparo en Sedaví, y muchos más de los que desconocemos el nombre. Según el último informe del CID, a 11 de noviembre, las víctimas mortales a causa de la DANA en Valencia son de 214, de las cuales 211 ya han sido identificadas. Así mismo han cifrado en 23 los desaparecidos tras dos semanas de intensas batidas.