El apagón eléctrico que sacudió a la Península desde las 12:33 horas del pasado lunes ha dejado un rastro trágico que va más allá de la oscuridad. Según los datos oficiales recopilados hasta el momento, al menos cinco personas han perdido la vida por causas directamente vinculadas al corte masivo de electricidad. Los fallecidos por el apagón han sido confirmados por diferentes cuerpos policiales y servicios de emergencia. Esto eleva la magnitud de una crisis energética sin precedentes.
Una familia entera muere en Ourense por inhalación de monóxido
Tres de los fallecidos por el apagón residían en Taboadela, una pequeña localidad de Ourense de apenas 1.500 habitantes. Un matrimonio de edad avanzada y su hijo, con discapacidad, fueron hallados sin vida en su domicilio la mañana del martes. Según la investigación preliminar, fallecieron por la inhalación de monóxido de carbono procedente de un generador que utilizaban para alimentar el respirador de uno de ellos.
El generador estaba situado en el sótano de la vivienda. Todo apunta a que los gases tóxicos se propagaron a los pisos superiores. La familia, identificada como F.D.R., de 81 años; A.F.M., de 77; y su hijo J.F.D.F., de 56, era muy conocida en la zona. De hecho, el padre había sido juez de paz del municipio.
La autopsia, practicada en Verín por el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), busca confirmar que el origen de la tragedia estuvo en el mal funcionamiento del generador durante el apagón.
La víctima de Alzira: dependiente del oxígeno y sin alternativa

Otro de las fallecidos por el apagón es una mujer de 46 años que vivía en Alzira (Valencia) y requería de una máquina de oxígeno para poder respirar. Al quedar sin suministro eléctrico, el aparato dejó de funcionar. Eso provocó que la víctima sufriera una parada cardiorrespiratoria.
Los agentes de la Policía Nacional acudieron al domicilio tras una llamada de emergencia a las 13.00 horas. Intentaron reanimarla durante casi media hora, sin éxito. La falta de electricidad en ese momento fue clave. Este caso evidencia la vulnerabilidad de muchas personas que dependen de aparatos médicos eléctricos para sobrevivir y el grave riesgo que implica un fallo del sistema como el vivido.
Un incendio mortal en Madrid vinculado al uso de velas

El quinto de las fallecidos por el apagón es una mujer de mediana edad que residía en el distrito de Carabanchel, en Madrid. La hipótesis principal apunta a que una vela encendida en plena oscuridad provocó un incendio en su vivienda, que terminó por costarle la vida.
El fuego se propagó rápidamente y generó una densa humareda que alcanzó la habitación donde se encontraba la víctima. La escena fue especialmente dramática. Trece personas necesitaron asistencia médica, cinco de ellas fueron hospitalizadas y la fachada del edificio quedó ennegrecida. Los familiares, desconsolados, aguardaban frente al inmueble mientras la Policía finalizaba la inspección ocular junto al forense.
Los vecinos de la zona confirmaron que la electricidad aún no había sido restablecida por completo en el momento del incendio. Esto da mayor peso a la línea de investigación que sitúa la vela como origen del siniestro.