El verano comienza a hacerse a un ado para dejar paso al otoño y posteriormente al invierno. Los días comienzan a ser más cortos, amanece más tarde y anochece antes, una señal de que la rutina y el frío están próximas. En marzo se cambiaba la hora del reloj para dar comienzo al horario de verano. Siete meses después, se volverá a cambiar la hora, esta vez para abrirle la puerta al invierno. El cambio volverá a realizarse de nuevo en fin de semana para evitar así que suponga trastornos horarios en el sueño y el rendimiento tanto en el trabajo como en los centros educativos.
El día elegido para el cambio de horario de invierno es el domingo 27 de octubre. Durante la madrugada del sábado al domingo será el momento en el que, llegadas las 3:00 horas, se deberá retrasar el reloj una hora hasta las 2:00 horas.
Menos horas de sol
Al llegar el otoño, el sol que recibe el hemisferio norte es mucho más suave que en verano, y no es por una cuestión de distancia, sino por la inclinación que adquiere la tierra en los meses fríos del año. En verano, los rayos del sol inciden directamente sobre el planeta azul, sin embargo, en invierno, la inclinación es mayor, de ahí que el sol no dé directamente y las horas de luz no sean tan prolongadas como en la época estival.
En el año 2017, el Boletín Oficial del Estado publicó las fechas de modificación de la hora (dos al año) hasta 2026 para cambiar al horario de invierno la fecha elegida de este 2024 es el 27 de octubre.
Este cambio siempre se realiza en fin de semana, para así evitar que los cambios horarios afecten a la vida cotidiana de los ciudadanos, especialmente en el ámbito laboral. Cada año es escogido un día diferente, aunque siempre en la misma época del año: finales de octubre.
“Adaptarse o morir”
Fue el teórico Charles Darwin quien popularizó esta frase, relacionada con la evolución biológica. La razón por la que se realiza este cambio de horas es por una necesaria adaptación de los ciudadanos a los hábitos de invierno y sus horas de sol.
El cambio de hora en otoño se realiza para ajustar la jornada laboral con las horas de luz naturales. De esta manera, se consigue aprovechar más la luz solar. Al atrasar una hora los relojes, se gana una hora de luz por la mañana. El invierno implica madrugar más que en verano, por lo que no tener que usar luz artificial y contar con más sol era algo necesario para continuar con la rutina en invierno.
Sus ventajas y desventajas
Algunos expertos han alertado de que esta práctica no es verdaderamente beneficiosa para la salud. Sin emabrgo, no solo España la ejecuta, sino que también muchos países del resto del mundo. El cambio de horario genera ventajas como el ahorramiento de energía, al ganar una hora de luz por la mañana; el buen aprovechamiento de la luz natural, al adaptarnos a las horas de sol en invierno; y por último, mayor seguridad en la carretera al haber más luz y visibilidad.
Aún así, algunos expertos señalan las siguientes desventajas: daños en la salud al provocar trastornos del sueño, desconcentración y desorientación; dificultades laborales al afectar el cambio de hora al rendimiento del trabajador, y complicaciones en logística y transporte.
Aún así, esta práctica no parece que vaya a llegar a su fin, al menos en España, y promete cada cinco años publicar las fechas de cambios de horario para los veranos e inviernos venideros. De esta manera, el último cambio que está programado es el que tendrá lugar el 25 de octubre de 2026.