Visitar los pueblos blancos de Cádiz es una experiencia inolvidable. Y es que estos son un conjunto de pequeñas localidades situadas en la provincia de Cádiz y que son conocidos por sus edificios encalados y su bella arquitectura. Los pueblos están situados entre colinas y montañas, lo que los convierte en un destino popular para el senderismo y las actividades al aire libre. Y destacan por sus pintorescas calles y tiendas.
Hay varias razones por las que los pueblos de Andalucía son blancos. Una de ellas es que el sol se refleja en las paredes encaladas, haciendo que los pueblos parezcan más brillantes. Otra razón es que el encalado ayuda a mantener los edificios más frescos en el caluroso clima andaluz. Por último, muchos de los pueblos se construyeron con piedra caliza local, que también es de color blanco. Sea cual sea la razón, el resultado es un bonito paisaje de pueblos encalados con un telón de fondo de cielos azules y verdes colinas. Hay 19, pero cada uno de ellos tiene su propio encanto y hay mucho que ver y hacer en cada uno de ellos.
Los pueblos blancos de Cádiz
Estos son los 19 Pueblos Blancos de Cádiz: Alcalá del Valle, Algar, Algodonales, Arcos de la Frontera, Benaocaz, Benamahoma, Bornos, El Bosque, El Gastor, Espera, Grazalema, Olvera, Prado del Rey, Setenil de las Bodegas, Torre Alháquime, Ubrique, Villaluenga del Rosario, Villamartín y Zahara de la Sierra.
De entre los 19 hay algunos que destacan sobre el resto por su belleza y su singularidad, y son los siguientes:
Arcos de la Frontera
Arcos de la Frontera es un pueblo que está situado en un acantilado que domina el río Guadalete y tiene unas vistas impresionantes del campo. Es un destino turístico muy popular por su encantadora arquitectura, sus impresionantes vistas y su agradable ambiente.
Olvera
Olvera es uno de los pueblos más bonitos de Cádiz que forma parte de la Ruta de los Pueblos Blancos. Está situado en la comarca de la Sierra de Cádiz. Es una localidad de origen árabe, declarada Conjunto Histórico-Artístico, y en ella podemos ver obras como el Castillo de Olvera, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, la Iglesia de la Victoria, la Iglesia del Socorro, el Convento de Caños Santos, la Casa de la Cilla, su castillo árabe del siglo XII o su muralla musulmana.
Setenil de las Bodegas, uno de los pueblos blancos más singulares
Setenil de las Bodegas está situado en un desfiladero de las montañas de Sierra Nevada, a unos 100 km de la ciudad de Cádiz. Las casas del pueblo están construidas en los acantilados y las formaciones rocosas del desfiladero, lo que da al pueblo un aspecto único y pintoresco. El pueblo tiene una larga historia, que se remonta a la época romana, y es sin lugar a dudas uno de los puntos más bonitos de la ruta.
Grazalema, un imprescindible en la ruta de los pueblos blancos
Está dentro del Parque Natural de la Sierra de Grazalema en la provincia de Cádiz. La localidad la podemos encontrar junto al llamado Peñon Grande, donde se encuentra el nacimiento del río Guadalete.
Sus atractivos principales son la Iglesia de San Juan o la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. En el pueblo se puede visitar también el Museo Textil de la Manta. En sus alrededores están el Parque Natural de la Sierra de las Nieves o la Sierra del Pinar.
Benaocaz
Benaocaz es un pequeño pueblo situado en un valle al pie de la Sierra de Grazalema, y es conocido por sus casas encaladas y su impresionante paisaje. Es un destino popular para los turistas que quieren experimentar la cultura y la arquitectura tradicional española. También hay varias bodegas en los alrededores, por lo que es el lugar perfecto para disfrutar de una copa de vino local.
Zahara de la Sierra
Zahara de la Sierra es un pueblo blanco situado en lo alto de una colina en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, lo que lo convierte en un lugar popular para los amantes del senderismo y la naturaleza. La localidad es conocida por sus impresionantes vistas del campo andaluz. Los visitantes d pueden disfrutar explorando las sinuosas calles del pueblo, visitando el castillo del siglo XII o dándose un baño en una de las piscinas naturales cercanas.