“No sé… En plan, como otra persona”. Juan, el presunto asesino de Mateo, el menor de 11 años asesinado en Mocejón el pasado fin de semana, declaró en el interrogatorio que había vivido el suceso como si estuviera en un videojuego, como si fuera “otra persona”. Acto seguido, su padre salió en su defensa asegurando que Juan tenía una discapacidad intelectual del 70%.
Desde entonces, surgen muchas dudas al respecto. ¿Qué se le pasó por la cabeza al presunto asesino? ¿Tenía un móvil? ¿Comprobarán la discapacidad intelectual? ¿Son delirios lo que sufre Juan? Desde Artículo14, hemos analizado el crimen de Mocejón con Alejandra F. Aladro, psicóloga de Espacio Calenco. En primer lugar, la profesional pide prudencia al hablar de si un presunto asesino tenía una discapacidad porque “lo que puede provocar es estigmatizar todo lo que son las discapacidades mentales y los trastornos y generar un miedo que no es lícito” dado que asegura que son muchas las personas que tienen “esquizofrenias u otros trastornos graves y no son agresivos, ni ejercen violencia ni son peligrosos para la sociedad“.
Sin embargo, a Aladro si le ha resultado extraño leer que en el interrogatorio Juan tenía un discurso “errático”. Situación que podría deberse a tener “delirios”. La psicóloga explica que una persona que sufre delirios “siente que está fuera de la realidad. La percepción que tienen no es la misma que tenemos los demás”. Se trata de una enfermedad mental que puede estar tratada bajo tratamiento farmacológico, pero tal y como advierte Aladro, puede ser la primera vez que lo haya experimentado. No obstante, todo son elucubraciones hasta que no haya un informe pericial oficial que le tendrán que realizar.
Atenuante de condena
Las autoridades deben investigar si Juan, tal y como dice su padre, tiene una discapacidad intelectual o le ocurre alguna otra cosa. Pues las penas “serían diferentes”, según explica Aladro. “Si es una persona que no tiene la misma capacidad congnitiva que otra persona normativa, la percepción de la realidad es distorsionada y, por lo tanto, diferente“. Es por esta razón por la que “la culpa y la intencionalidad de hacer daño no se vive de la misma manera”.
Así mismo, a la psicóloga le resulta extraño que “si tiene un 70% de discapacidad, esté solo, cometa el crimen y después se vaya a casa de los abuelos”. Según su experiencia, las personas con ese grado “tienen que tener un acompañamiento y una rutina muy clara“. Sin embargo, según ha trascendido, Juan vive en Madrid con su madre y en Mocejón estaba pasando las vacaciones con su padre y abuelos.
La justificación del padre
La mayoría de personas que siguen el caso, también les resultó raro la justificación del asesinato por parte del padre de Juan. Él mismo explicó que “seguramente ni sepa por qué lo hizo, aunque en el pueblo se metían mucho con él“. Después, también contó lo de la discapacidad. Esto, según la psicóloga Aladro es una actitud normal de “estrés post traumático” al no poderse creer lo que está sucediendo.
Entonces, los padres, en estos casos, lo único que piensan es que “mi hijo no es malo”. Esto “es una respuesta natural cuando no nos creemos que alguien a quien queremos ha cometido un delito como es un asesinato“.
¿Existe un móvil en el crimen de Mocejón?
Alejandra F. Aladro no cree que exista un móvil claro en el asesinato de Mateo, en Mocejón: “Existen muchos motivos por los que se puede cometer un delito. Por ejemplo, en los casos de tiroteos de Estados Unidos a colegios, suele ser una persona joven que ha estado sufriendo bullying y no sabe cómo salir de ahí”. Sin embargo, en este caso, aun no se conoce el motivo.
Se ha hablado, por un lado, de que Juan no se llevaba bien con Mateo. Pero, por otro, también se ha dicho que el presunto asesino no tenía clara a su víctima y que fue Mateo porque se había tropezado y había quedado separado de su grupo de amigos.
Durante esta semana, la investigación continuará y se podrán conocer más datos al respecto que ayuden a esclarecer los hechos acontecidos.