Ayer, La Sexta emitió un nuevo episodio de Pesadilla en la cocina protagonizado por el chef Alberto Chicote. En esta ocasión, el popular cocinero se trasladó a Granollers para ayudar a Redón, el desmotivado propietario de BrasasYMás, un restaurante en serios apuros. Lo que comenzó como un intento por salvar un negocio familiar, se convirtió rápidamente en una de las experiencias más impactantes y desagradables de la carrera televisiva de Chicote.
Desde el primer momento, Chicote supo que la situación en BrasasYMás no iba a ser fácil de resolver. Sin embargo, nada lo preparó para lo que estaba a punto de encontrar: suciedad extrema, comida podrida, una plaga de cucarachas y una cocina que parecía más un escenario de terror que un espacio para cocinar. Para el chef madrileño, esta visita fue mucho más que un desafío culinario, se convirtió en un auténtico infierno.
El restaurante BrasasYMás, al borde del colapso
El propietario, Redón, se encontraba en una situación de absoluta desmotivación. Las deudas habían crecido a tal nivel que el cuidado del restaurante quedó completamente descuidado. Según él mismo confesó, la falta de energía y la amargura que sentía lo habían llevado a no limpiar el local durante más de un año. Esto se reflejaba claramente en cada rincón de BrasasYMás.
Desde el primer momento en que Chicote cruzó la puerta de la cocina, el hedor lo abrumó. La nevera, la cámara frigorífica y los utensilios de cocina estaban en un estado deplorable. La comida podrida, el polvo acumulado y la presencia de telarañas hacían que cada paso del chef por el local fuera una pesadilla.
“Huele a mierda”, exclamó Chicote, notablemente afectado por el olor que emanaba de la nevera. A punto de vomitar, comenzó a sacar productos en mal estado y a cuestionar a Redón sobre su capacidad como cocinero. “¿No te dan arcadas a ti?”, le preguntó mientras sacaba alimentos en estado de descomposición de la cámara frigorífica. Lo que encontró dentro lo dejó sin palabras: comida caducada y en mal estado que parecía llevar meses olvidada.
Un dueño al límite en el programa de Chicote
Ante el desconcierto y la furia de Chicote, Redón intentaba justificar la situación. “Lo que había ahí era del paleolítico. Me río porque me da vergüenza”, admitió el propietario, visiblemente afectado por la reprimenda del chef. A lo largo del episodio, Redón se mostró como un hombre agotado emocionalmente, incapaz de lidiar con las responsabilidades que conlleva dirigir un restaurante.
Lo que tiene que aguantar @albertochicote…
📺 El martes a las 22:30h. en @laSextaTV pic.twitter.com/S2IxI5wFkR
— pesadillaenlacocina (@pesadillacocina) October 20, 2024
“Que Chicote salga de mi nevera a punto de vomitar, me llame terrorista y me diga que no soy cocinero, pues me toca un poco el corazoncito y la honra como cocinero”, reconoció Redón. No obstante, pese a su malestar, también asumió parte de la culpa, admitiendo que había dejado que el local llegara a ese estado debido a su amargura.
Chicote, acostumbrado a lidiar con restaurantes en mal estado, se mostró completamente desconcertado por la falta de higiene y cuidado en BrasasYMás. “Menos mal que no he comido. Está oliendo todo a mierda ahí dentro”, dijo, mientras continuaba sacando comida en mal estado y enfrentaba al dueño con una dura realidad: “¿Y tú dices que eres cocinero? ¡Qué cojones vas a ser cocinero, tú eres un terrorista!”.
La plaga de cucarachas: un problema insalvable
Pero la suciedad en la cocina no fue el único problema que alarmó a Chicote. Durante su inspección, Redón le confesó que el restaurante también sufría una plaga de cucarachas. El dueño explicó que había contactado con una empresa de fumigación, pero que no podía permitirse pagar los 1.400 euros que le pedían por el servicio.
🔴 @albertochicote, a punto de vomitar al entrar a la nevera de #Pesadillabrasas 🤢
💬 “Tú no eres cocinero, tú eres un terrorista”. pic.twitter.com/hkRUCofkD8
— pesadillaenlacocina (@pesadillacocina) October 22, 2024
“Las cucarachas se meten en las cajas de la luz, hacen nidos ahí y se calientan los cables. Me salta la luz cada dos por tres”, explicó Redón. Ante esto, Chicote no pudo disimular su incredulidad: “Las cucarachas van siempre al calor y a la mierda. Muy difícil lo tienes”.
La plaga, combinada con la falta de higiene, convertía el restaurante en un lugar peligroso tanto para los trabajadores como para los clientes. A lo largo del episodio, Chicote expresó su preocupación no solo por el estado del restaurante, sino por la actitud derrotista del propietario, quien parecía haber tirado la toalla mucho antes de que el chef llegara a su puerta.