Comienza el día en la estación de cercanías de Parla. Desde muy temprano, cientos de personas se dirigen al tren con el objetivo de llegar a sus trabajos puntuales. Lo que debería ser un objetivo sencillo, en realidad, no lo es.
Desde hace meses, las líneas de cercanías sufren fuertes demoras y retrasos. A veces por incidencias, otras por averías… El caso es que es raro el día que los madrileños que toman un cercanías lleguen puntuales a su puesto de trabajo.
La realidad del día a día en Cercanías Renfe
Son las 9:20. El tren cierra sus puertas y los usuarios de Renfe cruzan los dedos para que no haya ninguna demora. Sin embargo, otro día más, pasa lo mismo. La línea C4 une Parla con Sol. Sus paradas son Sector 3, Getafe Centro, Las Margaritas, Villaverde Alto, Villaverde Bajo, Atocha y Sol.
Antes de llegar a Getafe Centro, el tren ya comienza a frenar. Comienza la pesadilla para cientos de madrileños. No saben cuánto tiempo van a estar parados. Hoy, finalmente, son 40 minutos los que el convoy se ha pasado dentro de la estación de Getafe Centro. Poco antes de reanudar su marcha, el mensaje por megafonía de todas las mañanas: “Renfe Cercanías Informa que por una avería en las instalaciones, se están sufriendo prolongadas detenciones y fuertes demoras en todo su recorrido. Rogamos que disculpen las molestias“.
#MadC4a #MadC4b Debido a una incidencia de infraestructura, entre las estaciones de Cantoblanco y Chamartín, los trenes están sufriendo demoras y detenciones en ambos sentidos. Pueden ver modificado su recorrido habitual.
— Cercanías Madrid (@CercaniasMadrid) May 17, 2024
Ya se empiezan a ver los primeros gestos de malestar de los usuarios. Suspiros, gruñidos y comentarios desapacibles con su compañero de asiento. “De vergüenza” pronuncia otra señora en alto dentro del tren.
Es la realidad de casi todos los días. Sin embargo, uno no se acaba de acostumbrar a los retrasos y a las pérdidas de tiempo de una hora dentro de un tren.
Hoy, los parleños, al menos, han tenido suerte. Pues el convoy ha parado dentro de una estación con las puertas abiertas y no al sol sin aire acondicionado ni ningún otro sistema de refrigeración.
A las 10:05 sale el tren de Getafe Centro con un retraso de más de media hora. Llega a Villaverde Alto y vuelven a anunciar por megafonía que “este tren termina su recorrido aquí“. Otra de las tristes situaciones a los que muchos ya se han acostumbrado.
Desesperados, los usuarios cruzan de vía para acceder a otro cercanías con destino Sol. Poca opción tienen más. Tras diez minutos más de espera, el tren arranca. Las personas se ponen a hablar entre sí y comentan la terrible situación que se repite día tras día.
La última, de la que se hizo eco todos los medios de comunicación, tuvo lugar la semana pasada con demoras de hasta más de una hora. Cientos de usuarios se vieron obligados a accionar las palancas de las puertas después de que varios pasajeros sufrieran mareos, vómitos y ataques de ansiedad.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, compareció a los dos días y aseguró que el retraso, según los informes, fueron de veinte minutos: “Eso que se dice que el pasaje estuvo una hora es mentira, entre el inicio de la incidencia y el comienzo de que los pasajeros se bajen del tren no transcurren ni 20 minutos”. La gente se siente engañada. Saben que no ha sido así. Sin embargo, tienen que vivir cada día escuchando que el servicio de Renfe en Madrid funciona mejor que hace muchos años.
Hasta un propio maquinista se sinceró la semana pasada por megafonía con todos los pasajeros: “Llevamos aquí más de 30 minutos retenidos. Pongan hojas de reclamaciones o quejas a través de redes sociales. El servicio se está degradando día a día por incompetentes que dirigen empresas que son de todos”.
A las 10:30, por fin, el tren llega a Atocha. Un recorrido que normalmente se hace en media hora, hoy ha tardado una hora y cuarto con un transbordo de tren obligado. Los pasajeros aún se tienen que sentir afortunados porque el retraso solo haya sido de poco más de media hora.