La cantante de ópera Montserrat Caballé (1933-2018) y el músico Freddie Mercury (1946-1991) son de los mayores iconos de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Aunque el cantante británico y líder de Queen falleció antes de la inauguración de los Juegos, el tema Barcelona (publicado en 1987) que interpretó junto a la diva catalana fue, tal y como se había pensado inicialmente, el tema principal del gran evento deportivo convirtiéndose en un éxito rotundo de popularidad y ventas. Camino de los 40 años de esa canción eterna, el Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado este martes en la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deporte un ruego —a propuesta del grupo del PP— para que la ciudad instale una estatua de los dos grandes artistas en la Font Màgica de Montjuïc. Pero hay un problema y no es menor.
“No puedo asegurar que el proyecto tenga viabilidad porque es más complejo de lo que parece”, dijo inmediantamente el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Xavier Marcé, refiriéndose a la aprobación del presupuesto, al encargo de la obra y, sobre todo, a los derechos de imagen.
La mayoría de países levantan las restricciones relacionadas con estos derechos a los 70 años de la muerte, con lo cual, en estos momentos, es necesaria una autorización de los herederos de Montserrat Caballé y de Freddie Mercury.
En el caso del cantante británico ya existe un precedente, puesto que los gestores de la Freddie Mercury Estate (su hermana, Kashmira Bulsara, y su amiga y expareja Mary Austin) aprobaron la famosa estatua del líder de Queen instalada en Montreux (Suiza), donde vivió los últimos años de su vida. Esta estatua recrea a Freddie Mercury en el legendario concierto de Wembley en 1986, donde actuó con una chaqueta militar amarilla y unos pantalones blancos de rayas rojas. Su imagen se alza orgullosamente frente al lago Leman, con un puño levantado, mientras su otra mano sostiene firmemente su icónico pie de micrófono.
En todo caso, el Ayuntamiento de Barcelona debería contemplar una serie de consideraciones que no son menores:
- Si la estatua se basa en una fotografía, pintura o diseño protegido, el Ayuntamiento tendría que pactar estos derechos.
- Si la la escultura reproduce una obra existente (por ejemplo, la mencionada pose en el estadio de Wembley en 1986), nuevamente debería pactarse este punto.
- Si la estatua está en un lugar turístico o genera ingresos (por ejemplo, cerca de un café), los herederos también podría reclamar contraprestaciones.
- Si es puramente conmemorativa y sin fines de lucro, las restricciones son menores, pero aún podrían aplicar derechos morales.
Sea como fuere, es obligado que el Ayuntamiento de Barcelona negocie con los herederos de Montserrat Caballé y de Freddie Mercury si verdaderamente quiere inmortalizar a ambos artistas en forma de estatua real y no de manera virtual (como la imagen creada por IA que ilustra este artículo).