La actividad de los equipos de rescate es continua en la Comunidad Valenciana, aunque desde hace una semana se centra en la recuperación de cadáveres. En la Albufera de Valencia hay un constante ir y venir de lanchas, drones térmicos y perros especializados, además de buzos de la Guardia Civil, de la Armada y de la UME.
La particularidad del humedal de la Albufera es que aquí confluyen varios barrancos; de hecho, la riada arrastró por ellos todo tipo de deshechos, plantas, barro y vehículos, y según los especialistas es posible que algunos de los desaparecidos hayan acabado atrapados entre la vegetación de la laguna costera. El hallazgo a la altura de Denia de troncos, plásticos y otros restos arrastrados por la DANA a lo largo de los cursos de los ríos Júcar, Magro y Turia, y de las decenas de barrancos que alimentaron el del Poyo, Pozalet, Saleta, Horteta y un cúmulo de afluentes que forman una maraña de ramblas secas, llevan a los efectivos a peinar el litoral desde el puerto de Valencia hasta el de Alicante.
Por ello, el Ayuntamiento de Valencia ha empezado a reducir el nivel del lago de la Albufera para facilitar la búsqueda de desaparecidos tras recibir “la solicitud urgente” del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Los submarinistas del instituto armado, a los que se han sumado los buzos de la Armada, están convencidos de que muchos de los cuerpos de las 23 personas que aún permanecen desaparecidas en este momento se encuentran en el lago. “Cada metro de la Albufera está siendo comprobado por guardias civiles de los Grupos de Reserva y Seguridad”, apuntan fuentes policiales. Los efectivos están peinando el terreno auxiliados por “los equipos ROCA locales”, que los ayudan en la planificación del despliegue.
Un pescador, frustrado por no poder salir a faenar en la Albufera de ValenciaPor tierra, los rescatadores se ayudan de picas para sondear el suelo y son ayudados por la unidad de Caballería de la Guardia Civil; por agua, los especialistas de Montaña y buzos de ese cuerpo se compaginan con la Armada y los operarios de una empresa barcelonesa fabricante de sónares. La búsqueda se ha visto beneficiada gracias a que el Ayuntamiento de Valencia, a petición de la Guardia Civil y con el visto bueno de la Conselleria de Medio Ambiente, rebajó el nivel de la Albufera, que se ha situado en los mínimos ecológicos que marcan los sensores instalados en la Gola de Pujol, es decir, entre 10 y 12 centímetros por encima del nivel del mar, para evitar la entrada de agua salina que comprometa aún más la delicada salud de esta laguna, severamente castigada por el aporte de barro y todo tipo de residuos durante esta extraordinaria riada.
Sin embargo, el desagüe no beneficia a todos. “Han abierto las turbinas sin avisarnos. Nosotros somos pescadores y vivimos al pie de la desembocadura, podrían inundarse nuestras casas”, relata Gabriel, un pescador de la gola del Perellonet, a Artículo14. Según su experiencia, rebajar demasiado el nivel de la Albufera no sólo es perjudicial para la flora y la fauna del parque natural, sino que contribuye a remover (aún más) las aguas e impide la visibilidad. Él ve desde su barraca cada día las patrullas y lanchas peinando la zona.
“El agua está muy turbia por el lodo que ha arrastrado, por lo que la mayoría de la búsqueda la realizamos con las manos”, explica un miembro del GEAS. Por su parte, efectivos a caballo peinan las playas, mientras que el Ejército del Aire ha enviado al Ala 48, una unidad especializada en la búsqueda y rescate de personas, al litoral: hay cerca de 8.500 efectivos del Ejército desplegados en Valencia, y en la costa de la Albufera se coordinan con los buzos de la UME y de la Guardia Civil, con perros especializados en encontrar cadáveres en medios acuáticos.
La riada del pasado 29 de octubre desembocó aquí, y los especialistas saben que los cuerpos empezarán tarde o temprano a ascender y flotar. Si no lo hacen, es porque permanecen atrapados en el lodo, entre los juncos y las ramas, o los están bloqueando otros objetos. “Estamos peinando la zona de los canales principales, que son los descensos de los barrancos. El agua y las lluvias han arrastrado escombros y restos y hacemos batidas diarias”, explica Jorge Peñate, jefe del equipo de buceo de la Armada.
Sobre el terreno afectado por la DANA están desplegados 1.891 bomberos y 8.561 efectivos del Ejército, de los cuales 2.103 pertenecen a la UME. También hay más de 800 voluntarios de Protección Civil de toda España. En el ámbito de la seguridad ciudadana hay 9.728 agentes, entre policías nacionales y guardia civil, más de 500 efectivos de las distintas policías locales y más de 130 efectivos de la Policía de la Generalitat.
El drama de los pescadores
Mientras tanto, los pescadores tienen prohibido salir a pescar, por un lado para no impedir la labor de los rescatistas y por otro por la contaminación de las aguas. Manolo Corder lamenta no poder utilizar sus barquetas y salir a faenar, que supone gran parte de su medio de vida, aunque de los 400 pescadores que forman parte de la comunidad de pescadores, solamente unos 160 viven habitualmente de la pesca.
Además de a los pescadores, la DANA ha causado unas pérdidas superiores a 1.089 millones de euros en el sector agrario valenciano, según las primeras estimaciones de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), que subraya que los daños son “de dimensiones catastróficas en producciones, plantaciones, infraestructuras agrarias, maquinaria y vehículos agrícolas, explotaciones ganaderas, viveros, así como en arrastres de tierras que han llegado a provocar la desaparición de campos enteros”.
Los daños previstos por los agricultores en cultivos agrícolas pendientes de recolección ascienden a 278 millones de euros, con cítricos (192 millones de euros), los caquis (54 millones de euros), las hortalizas (24,8 millones de euros) y los aguacates (7,2 millones de euros) como cultivos más afectados. Muchos de estos cultivos se encontraban en plena campaña de recogida, sobre todo, las variedades tempranas de mandarinas y los caquis.
Más cuantioso aún es el apartado de las infraestructuras agrarias, con 486 millones de daños estimados. AVA-Asaja calcula unas pérdidas de 260 millones en caminos rurales; 120 en infraestructuras de riego (balsas, tuberías principales, pozos de riego, etc); 15 millones en invernaderos; 54 millones en parcelas con riego localizado; 25 millones en construcciones rurales y 12 millones en muros, vallados y cerramientos.
En las explotaciones ganaderas afectadas por la DANA (porcino, vacuno, cunicultura, ovino-caprino, aves, equino y apicultura), además de la muerte de los animales por la inundación, se suman importantísimos daños en las infraestructuras de la propia granja y maquinaria, así como en los caminos que dificultan la alimentación del ganado, por lo que AVA-Asaja está colaborando con la Conselleria de Agricultura “para salvar el mayor número posible de animales”.
217 víctimas mortales en Valencia
La cifra total de víctimas mortales registrada a causa de la DANA y las inundaciones aumentó el 15 de noviembre por la noche hasta 217, tras el fallecimiento de una persona en un centro hospitalario. Esos 217 fallecidos, todos con autopsia realizada, están plenamente identificados y en 213 de los casos sus familias se han hecho cargo ya de sus restos mortales para celebrar los funerales, según recoge el balance con el acumulado histórico desde el inicio de este episodio que elabora el Centro de Integración de Datos (CID) de la Ciudad de la Justicia de Valencia.