Zuriteando

Albóndigas de corzo, crema de celery (apio) y suave de boniato asado, de Dáviro

Este Restaurante no es sólo un lugar para disfrutar de una comida excepcional, sino un espacio donde la tradición se encuentra con la modernidad, y donde cada plato cuenta una historia de pasión, dedicación y comunidad

En el corazón de Oropesa de Toledo, el restaurante Dáviro se ha consolidado como un referente gastronómico en la región, ofreciendo una fusión única entre la tradición culinaria y la innovación contemporánea. Fundado por Daniel y Rocío, junto a su hija Virginia, este restaurante es un testimonio del amor por la cocina y Oropesa (Toledo).

El interés de Daniel por la gastronomía se remonta a su infancia. Creció rodeado de los aromas de la cocina casera de su madre, lo que despertó en él una pasión innata por la cocina. La experiencia en el negocio familiar, un bar donde se preparaba comida casera, le proporcionó una primera inmersión en el mundo culinario. “Siempre he tenido una relación directa con la cocina que hacía mi madre, como en casa”, recuerda Daniel. A pesar de sus inclinaciones iniciales hacia las ciencias, decidió matricularse en la escuela de hostelería de Lagos en Madrid, influenciado por un vecino que enseñaba allí. Durante su formación, descubrió su amor por las técnicas culinarias y la preparación de alimentos. Esta decisión sería el primer paso hacia la creación de su propio restaurante.

La idea de abrir un restaurante en su pueblo natal fue moldeándose a lo largo de su trayectoria profesional. Daniel recopiló experiencias y conocimientos de cada lugar donde trabajó, hasta que decidió convertir un local familiar en lo que hoy es Dáviro. La decisión fue impulsada tanto por su amor por la gastronomía como por su deseo de regresar a Oropesa.

Rocío, por su parte, se involucró en el sector gastronómico tras conocer a Daniel. Aunque su experiencia previa era en el comercio, se adaptó rápidamente al negocio gracias a su capacidad para relacionarse con las personas y su amor por el aprendizaje. Juntos, han creado un ambiente familiar y acogedor en Dáviro, donde los clientes se sienten como en casa. La cocina de Dáviro se basa en los principios fundamentales: el uso de productos de temporada y de proximidad. Daniel explica que cambian la carta varias veces al año para adaptarse a la estacionalidad y garantizar la máxima calidad. “Utilizamos productos de aquí al lado, de cercanía, de kilómetro cero”, afirma. Esto no sólo asegura la frescura de los ingredientes, sino que también fomenta una relación estrecha con los productores locales, quienes son una parte integral del proceso. Entre los ingredientes esenciales en la cocina de Dáviro, se encuentran el aceite de oliva y el ajo junto con las setas, las carnes de caza, el cordero, el cerdo ibérico, el buey, la ternera y los productos de la huerta local. La carta refleja una conexión profunda con la tierra y sus recursos.

El concepto de fusionar tradición y vanguardia en la cocina de Dáviro surge de la creatividad y el deseo de Daniel de ofrecer algo único. Aunque inicialmente tenía dudas sobre la aceptación de su enfoque innovador, la respuesta de los clientes ha sido positiva. “A la gente le gusta esa fusión que hacemos, esa innovación”, comenta.

Rocío destaca que lo que más le gusta de dirigir el restaurante es el trato directo con los clientes y la satisfacción de ofrecerles un servicio excepcional. “Es como crear uniones, crear familia“, dice. Este enfoque humano y personal ha permitido a Dáviro formar relaciones duraderas con sus clientes, muchos de los cuales se han convertido en amigos cercanos. Desde su inauguración hace casi seis años, Dáviro ha sido recibido con entusiasmo en Oropesa y sus alrededores. Daniel y Rocío han trabajado estrechamente con productores locales para obtener ingredientes frescos y de calidad, fomentando así la economía local. Participan activamente en eventos comunitarios y ferias gastronómicas, promoviendo la cultura culinaria de la región.

Uno de los logros más significativos de Dáviro ha sido establecer relaciones que trascienden lo comercial. “Hemos conseguido tener una relación con algunos de nuestros clientes que va más allá de lo comercial”, señala Rocío. Esta conexión personal es una de las experiencias más inolvidables que han tenido desde la apertura del restaurante. El futuro de Dáviro es prometedor. Rocío pone todos sus esfuerzos en mantener la esencia del restaurante y seguir mejorando. Mientras Daniel tiene aspiraciones de expandir y explorar nuevas ideas culinarias. “Quiero hacer la cocina pura y virgen que está dentro de mí”, expresa, destacando su deseo de innovar sin perder la autenticidad. A largo plazo, ambos ven a Dáviro desempeñando un papel crucial en la escena gastronómica de Oropesa, inspirando a otros empresarios a elevar sus estándares de calidad y servicio. “Estamos demostrando que la gente quiere las cosas bien hechas”, concluye Daniel.

Restaurante Dáviro no es sólo un lugar para disfrutar de una comida excepcional, sino un espacio donde la tradición se encuentra con la modernidad, y donde cada plato cuenta una historia de pasión, dedicación y comunidad.

Albóndigas de corzo, crema de celery (apio) y suave de boniato asado

Ingredientes:

Albóndigas:

  • 1kg de carne de corzo (pata o paletilla)
  • 2 zanahorias
  • 1 puerro
  • Medio bulbo de hinojo
  • 2 dientes de ajo
  • 50ml de salsa de ostras
  • 50ml de salsa de soja
  • 1 cucharada de miel de caña
  • 1 cucharada de curry de pimientas
  • 100ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal al gusto

Crema de celery (apio)

  • 1 bulbo de 1kg de apio
  • 200gr de mantequilla
  • Pimienta blanca al gusto
  • Sal al gusto

Crema de Boniato

  • 1kg de boniato
  • 400gr de mantequilla
  • 2 semillas de anís estrellado
  • 50ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal al gusto
  • Pimienta al gusto

Elaboración:

Albóndigas:

  1. Cortamos las verduras muy finas y pochamos en aceite de oliva virgen extra.
  2. Abatimos (enfriamos) en una cámara fría.
  3. Picamos la carne y juntamos con el resto de los ingredientes.
  4. Amasamos y dejamos reposar en frío toda una noche.
  5. Formamos las albóndigas y freímos en sartén.
  6. Terminamos la cocción dentro de un jugo de sus huesos.

Crema de apio:

  1. Troceamos el apio pelado en dados y pochamos en mantequilla a baja temperatura (tapado para que sude).
  2. Salpimentamos y pasamos por el robot.

Crema suave de Boniato:

  1. Lavamos el boniato; rebozamos de aceite de oliva virgen extra y sal.
  2. Asamos en horno a 180º durante una hora y media, según el tamaño.
  3. Pelamos y pasamos por el robot, emulsionando con una mantequilla previamente infusionada con el anís estrellado.

Presentación:

  1. En la base del plato ponemos las cremas.
  2. Encima las albóndigas.
  3. Al degustar, recomendamos siempre que se junten las dos cremas y la albóndiga para saborear los ingredientes y texturas a la vez.