Cuando una mujer se queda embarazada, una de las mayores dudas que tiene al principio es sobre su alimentación. No sabe qué puede comer y qué no. También es lógico que desconozca cuántos son los kilos normales que llegará a coger durante el embarazo con el bebé en su barriga o qué nutrientes debe comer para alimentar bien a su hijo.
Durante toda la vida escuchamos que una mujer embarazada no puede comer carne ni pescado crudo o poco cocinado. Tampoco embutidos. Pero ¿qué hay de cierto en eso? Lo cierto es que las futuras madres no se deben preocupar porque en la primera revisión con su ginecóloga podrán consultarle todas las dudas que tengan al respecto.
¿Se pueden comer carnes crudas o poco cocinadas y embutidos durante el embarazo?
La doctora Isabel Adela Castillo, especialista en obstetricia y ginecología del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud Sevilla, aclara que durante el embarazo es fundamental tener precaución con ciertos alimentos debido a los riesgos de infecciones como la toxoplasmosis, listeriosis y anisakiasis.
“Deben evitarse carnes crudas o poco cocinadas, incluyendo jamón y otros embutidos; se recomienda la congelación de la carne durante varios días previo a su consumo para reducir el riesgo”, describe la doctora Castillo. No obstante, explica que el riesgo no se limita a las carnes, por lo que es crucial lavar bien frutas, verduras y hortalizas, manipular los alimentos con cuidado y usar guantes al realizar tareas como la jardinería.
En cuanto a la listeriosis, una infección que puede tener consecuencias graves en el embarazo, la doctora Castillo sugiere evitar productos lácteos que no estén pasteurizados y tener especial cuidado con carnes frías, patés y salchichas, que pueden ser focos de esta bacteria. Respecto a la anisakiasis, que puede causar trastornos gastrointestinales, es recomendable evitar el pescado crudo y, en su lugar, optar por “congelarlo a -20ºC durante al menos 48 horas o cocinarlo a más de 60ºC por al menos 10 minutos”.
La especialista en obstetricia y ginecología también advierte de otros peligros menos conocidos. “El hígado y el huevo crudo también son alimentos que deben evitarse durante el embarazo, uno por su alto contenido en vitamina A, que en exceso puede ser dañina para el feto y el otro por el riesgo de infección por salmonella”. Así mismo, aconseja que se limite el consumo de pescado azul a las especies más pequeñas como los boquerones, la caballa, el salmón o las sardinas. Se deben priorizar estos antes que otros de mayor tamaño como el pez espada, el tiburón o el cazón porque “pueden acumular en su organismo mayores niveles de mercurio”.
Aunque en cierto punto es evidente, la doctora recuerda que el alcohol “se debe suprimir desde la búsqueda del embarazo o desde el mismo momento en el que se conozca la concepción”.
¿Cuál es la dieta idónea a seguir?
Ya conocidos los peligros de ciertos alimentos para el embarazo, toca saber cuáles son los productos que se deben priorizar en esta etapa. La doctora Castillo subraya la importancia de que las mujeres embarazadas sigan una dieta equilibrada basada en los principios de la dieta mediterránea. “Se recomienda que la mujer embarazada lleve una dieta equilibrada siguiendo las bases de la dieta mediterránea, priorizando el consumo de cereales, frutas, verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres. También un aporte de proteínas, contenidas en carnes, pescados y huevos es importante”, explica. Sin embargo, advierte que las proteínas no deben ser la fuente principal de energía y que es preferible evitar carnes procesadas como salchichas, hamburguesas y embutidos.
El consumo de lácteos también es muy interesante, eligiendo versiones no desnatadas, más ricas en vitaminas liposubles o enriquecidas en pre y probióticos. Por otro lado, la doctora explica que la bollería, los embutidos, patés y ahumados, así como el uso de aceites y grasas de origen animal, “deben limitarse” para evitar un exceso calórico innecesario.
¿Qué suplementos se deben tomar durante el embarazo?
Otro de los focos a los que hay que prestar mucha importancia y que la mayoría de las mujeres desconoce, es al consumo de suplementos. La doctora Castillo recomienda iniciar “la suplementación con ácido fólico preconcepcional, idealmente, tres meses antes de iniciar la búsqueda del embarazo y mantenerla, al menos, el primer trimestre”. También aconseja “aumentar la ingesta de yodo y suplementar con dosis bajas de hierro oral durante la segunda mitad del embarazo”.