Una enfermedad renal crónica provoca que los riñones no puedan filtrar la sangre como se debe, por lo que puede ocasionar que los desechos se acumulen en el cuerpo y causen otros problemas que puedan dañar la salud, según MedlinePlus, el servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Esto también significa un riesgo significativo para la salud cardiovascular. Según la doctora Yanela Y. Ortega, especialista en cardiología de la Unidad Integral de Cardiología, “los pacientes con enfermedad renal crónica tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y de mortalidad prematura en comparación con la población general”. Es fundamental comprender cómo esta afección impacta el corazón y qué medidas se pueden tomar para reducir el riesgo de complicaciones.

Los pacientes con enfermedad renal crónica suelen presentar factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como hipertensión arterial, dislipidemia y diabetes, pero también están expuestos a factores de riesgo no tradicionales. “El desarrollo de hipertrofia ventricular izquierda es uno de los principales problemas que contribuyen a un pronóstico adverso en estos pacientes”, advierte la doctora Ortega.
Además, la función renal deteriorada puede desencadenar una serie de alteraciones en el organismo que afectan directamente la salud del corazón, como la acumulación de toxinas en la sangre y el desequilibrio en minerales esenciales como el calcio y el fósforo.
Cómo puedo disminuir el riesgo
El control estricto de los factores de riesgo cardiovascular puede reducir significativamente la probabilidad de desarrollar complicaciones. “La presión arterial debe mantenerse por debajo de 130/80 mmHg, y es fundamental reducir la proteinuria a menos de 0,5 g/24 horas”, enfatiza la doctora Ortega. Entre las estrategias recomendadas se incluyen:
- Controlar la presión arterial con medicamentos antihipertensivos.
- Reducir los niveles de colesterol, especialmente el colesterol LDL (cLDL), con dieta y, si es necesario, fármacos hipolipemiantes.
- Mantener un control adecuado de la glucemia o hemoglobina glicosilada en pacientes con diabetes.
- Introducir antiagregantes plaquetarios en caso de ser necesario.
Estas medidas pueden ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad renal y prevenir la morbimortalidad cardiovascular asociada.
Cuáles son los factores de riesgo no tradicionales
Aparte de los factores de riesgo convencionales, existen otros que desempeñan un papel crucial en la progresión de la enfermedad cardiovascular en pacientes con enfermedad renal crónica. “Varios de estos factores incluyen la hiperhomocisteinemia, el estrés oxidativo y la inflamación crónica”, explica la doctora Ortega. Estos factores pueden provocar arteriosclerosis, afectando la elasticidad de los vasos sanguíneos y aumentando la probabilidad de eventos cardiovasculares.
Además, la anemia y las alteraciones en el metabolismo calcio-fósforo también desempeñan un papel determinante. Por esta razón, es crucial el tratamiento oportuno de estos factores mediante medicamentos y ajustes en la dieta.
Cuáles son las complicaciones cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de mortalidad en pacientes con enfermedad renal crónica. “Alrededor del 20% de los pacientes renales padecen arritmias, lo que puede llevar a una muerte súbita, especialmente en quienes reciben diálisis”, indica la doctora Ortega. Además, la insuficiencia cardíaca es una complicación frecuente, presente en al menos la mitad de los pacientes con enfermedad renal crónica.
Los problemas en las válvulas cardíacas también son comunes, agravando aún más el estado de salud del paciente. “A medida que la función renal se deteriora, también lo hace la función cardíaca. Los problemas renales envejecen al corazón”, destaca la especialista. Esto refuerza la necesidad de un manejo integral de ambas condiciones.
Cómo prevenir el deterioro cardiovascular
La prevención es clave para reducir el impacto de la enfermedad renal crónica en el corazón. “El control estricto de los factores de riesgo cardiovascular en pacientes con enfermedad renal se asocia con una reducción significativa del riesgo de eventos cardiovasculares, progresión de la enfermedad renal y mortalidad”, sostiene la doctora Ortega.
La conexión entre la enfermedad renal crónica y la salud cardiovascular es innegable. Según la doctora Ortega, “prevenir enfermedades cardiovasculares en etapas tempranas o intermedias del deterioro renal es esencial para mejorar la calidad de vida y prolongar la supervivencia“. Con un manejo adecuado y la adopción de hábitos saludables, es posible reducir significativamente los riesgos y mejorar la salud general de los pacientes con enfermedad renal crónica.