El síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) es una condición médica que afecta a un alto porcentaje de mujeres posmenopáusicas, causando una serie de síntomas que pueden afectar significativamente su calidad de vida. Este síndrome abarca un conjunto de manifestaciones que involucran tanto el sistema genital como el urinario, derivadas de la disminución de los niveles de estrógenos y otros esteroides sexuales que acompañan a la menopausia.
¿Qué es el síndrome genitourinario de la menopausia?
La menopausia marca el fin de la vida reproductiva de la mujer, generalmente ocurriendo entre los 45 y 55 años de edad. Durante esta transición, los ovarios dejan de producir estrógenos y progesterona, hormonas que juegan un papel crucial en la salud de los tejidos genitourinarios. La disminución de estos niveles hormonales provoca cambios en el epitelio vaginal, uretral y vesical, resultando en el desarrollo del SGM.
Entre los síntomas más comunes del síndrome genitourinario de la menopausia se incluyen:
- Sequedad vaginal: La reducción en la producción de lubricación natural puede causar incomodidad y dolor durante las relaciones sexuales.
- Irritación y ardor: La atrofia vaginal puede llevar a una mayor sensibilidad y malestar.
- Dispareunia: Dolor durante las relaciones sexuales debido a la atrofia y la sequedad vaginal.
- Urgencia urinaria: Sensación de necesidad urgente de orinar.
- Incontinencia urinaria: Pérdida involuntaria de orina, especialmente durante actividades que aumentan la presión intraabdominal, como toser o reír.
- Infecciones urinarias recurrentes: La alteración del entorno vaginal y uretral puede predisponer a infecciones frecuentes.
Fisiopatología del síndrome genitourinario de la menopausia
La disminución de estrógenos afecta el trofismo de los tejidos genitourinarios, que dependen de estas hormonas para mantener su estructura y función. La falta de estrógenos conduce a un adelgazamiento del epitelio vaginal, disminución de la elasticidad y reducción en la vascularización, resultando en sequedad y fragilidad. Además, los niveles de glucógeno en las células epiteliales disminuyen, alterando la flora vaginal y aumentando el pH, lo que puede contribuir a infecciones y disbiosis.
En el sistema urinario, la falta de estrógenos también afecta la mucosa uretral y la musculatura del suelo pélvico, facilitando la aparición de síntomas como urgencia e incontinencia urinaria. Estos cambios pueden tener un impacto significativo en la vida diaria de las mujeres, afectando su bienestar emocional y su vida sexual.
Diagnóstico del síndrome genitourinario de la menopausia
El diagnóstico del SGM se basa principalmente en la evaluación clínica y la historia médica de la paciente. Es crucial que las mujeres informen a sus médicos sobre cualquier síntoma genitourinario que experimenten, ya que estos síntomas son frecuentemente subestimados o atribuidos a otras causas. Durante la evaluación, el médico puede realizar un examen físico que incluya una inspección visual del epitelio vaginal y una evaluación de la tonicidad del suelo pélvico.
En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas adicionales, como la medición del pH vaginal, análisis de orina para descartar infecciones y estudios urodinámicos para evaluar la función del tracto urinario inferior.
Tratamiento del síndrome genitourinario de la menopausia
El tratamiento del SGM tiene como objetivo aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las mujeres afectadas. Existen diversas opciones terapéuticas que pueden adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente:
- Terapia estrogénica local: La administración de estrógenos tópicos en forma de cremas, anillos o tabletas vaginales es una de las estrategias más efectivas para tratar el SGM. Estos tratamientos ayudan a restaurar la salud del epitelio vaginal y uretral, aliviando los síntomas de sequedad, irritación y dispareunia. Al ser aplicados localmente, los estrógenos tópicos tienen un riesgo mínimo de efectos sistémicos.
- Lubricantes y humectantes vaginales: El uso regular de estos productos puede proporcionar alivio inmediato de la sequedad vaginal y mejorar el confort durante las relaciones sexuales. Los humectantes vaginales pueden utilizarse de manera regular para mantener la hidratación del epitelio vaginal.
- Moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (SERMs): Fármacos como el ospemifeno, que actúan sobre los receptores de estrógeno en el tejido vaginal, pueden ser una alternativa para mujeres que no pueden o prefieren no usar estrógenos.
- Terapia hormonal sistémica: En casos donde los síntomas del SGM se acompañan de otros síntomas menopáusicos graves, la terapia hormonal sistémica puede ser considerada. Sin embargo, esta opción debe ser cuidadosamente evaluada y personalizada debido a los riesgos asociados a la terapia hormonal.
- Tratamientos no hormonales: Para mujeres que no pueden o eligen no usar hormonas, existen alternativas como el ácido hialurónico y los láseres de CO2 o erbio, que han mostrado beneficios en la mejora de la salud vaginal.