El pilates es una disciplina que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Ha atraído tanto a hombres como a mujeres por sus beneficios para la flexibilidad, el control postural y la relajación. Sin embargo, en Francia ha surgido una controversia inesperada. Por lo visto, un número creciente de mujeres está pidiendo clases exclusivamente femeninas, argumentando que la presencia masculina altera su experiencia en el entrenamiento.
Aunque no se trata de una prohibición oficial, cada vez más centros de pilates están optando por ofrecer grupos diferenciados según el género. Esto ha abierto el debate sobre si estas decisiones promueven la inclusión o, por el contrario, refuerzan la segregación.
El auge del pilates y su historia
El pilates fue desarrollado en el siglo XX por el alemán Joseph Pilates, quien creó este método mientras estaba en un campo de internamiento durante la Primera Guerra Mundial. Su objetivo era mantenerse en forma en un espacio reducido y bajo condiciones de estrés extremo.

Una mujer joven practicando pilates usando su propio cuerpo | Shutterstock
Curiosamente, aunque fue diseñado originalmente para hombres, el pilates se popularizó entre las mujeres, quienes encontraron en esta práctica una manera efectiva de mejorar su bienestar físico y mental.
Hoy en día, el pilates es practicado por millones de personas en todo el mundo. Tiene beneficios comprobados para la postura, la respiración y la tonificación muscular.
La incomodidad de las mujeres en clases mixtas de este deporte
A pesar de que el pilates es una actividad que no distingue géneros, muchas mujeres en Francia han manifestado su incomodidad en los grupos mixtos. Argumentan que la presencia de hombres en las clases afecta la dinámica y su sensación de seguridad.

Una mujer haciendo pilates con una máquina | Pexels
Las principales razones que han llevado a algunas mujeres a solicitar clases exclusivas para ellas son:
- Sensación de ser observadas o juzgadas: Algunas practicantes afirman que en los grupos mixtos no pueden moverse con total libertad, ya que se sienten incómodas con la presencia masculina.
- Espacio de relajación y concentración: Para muchas, el pilates es un momento de desconexión, donde prefieren evitar cualquier distracción externa.
- Historial de dificultades en el deporte: Según la experta en igualdad deportiva Marine Romezin, las mujeres han enfrentado múltiples barreras en la práctica deportiva a lo largo de la historia, lo que ha generado traumas y limitaciones que aún persisten.
- Evitar la sexualización del entrenamiento: Algunas mujeres sostienen que los gimnasios y centros de pilates deben ofrecer espacios donde puedan sentirse seguras sin la posibilidad de ser vistas de manera incómoda.