Con el paso del tiempo, muchas personas notan que su tolerancia al alcohol disminuye. Mientras que en la juventud se podía consumir una cierta cantidad de alcohol sin mayores repercusiones, en la madurez y vejez, la misma cantidad puede generar efectos más intensos. Este fenómeno tiene diversas explicaciones que involucran cambios fisiológicos, metabólicos y de estilo de vida.
Cambios fisiológicos y metabólicos
- Reducción en la masa corporal y el agua corporal total: Con la edad, el cuerpo tiende a perder masa muscular y aumentar la proporción de grasa corporal. La masa muscular contiene más agua que el tejido graso, y dado que el alcohol se distribuye en el agua del cuerpo, la menor cantidad de agua disponible resulta en mayores concentraciones de alcohol en la sangre después de consumir la misma cantidad de alcohol.
- Disminución de la función hepática: El hígado es el principal órgano responsable de metabolizar el alcohol. Con el envejecimiento, la eficiencia del hígado en esta tarea disminuye. Esto se debe a una reducción en el flujo sanguíneo hepático y a la capacidad reducida de los hepatocitos (células hepáticas) para procesar el alcohol. La enzima alcohol deshidrogenasa, crucial para la descomposición del alcohol, también muestra una disminución en su actividad con la edad.
- Alteraciones en el sistema nervioso central: El envejecimiento también afecta el sistema nervioso central, haciendo que el cerebro sea más sensible a los efectos del alcohol. Esto puede resultar en un aumento de la sensación de embriaguez, descoordinación y otras alteraciones cognitivas con menores cantidades de alcohol.
Factores de estilo de vida
- Medicamentos y condiciones de salud: A medida que las personas envejecen, es más probable que tomen medicamentos para tratar diversas condiciones crónicas. Muchos medicamentos pueden interactuar con el alcohol, potenciando sus efectos y aumentando el riesgo de efectos adversos. Además, condiciones de salud comunes en la edad avanzada, como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas, pueden verse exacerbadas por el consumo de alcohol.
- Menor frecuencia de consumo: Los patrones de consumo de alcohol suelen cambiar con la edad. Las personas mayores tienden a beber con menos frecuencia que los jóvenes, lo que puede llevar a una disminución en la tolerancia debido a la falta de exposición regular al alcohol. El cuerpo se adapta menos al alcohol, haciendo que sus efectos sean más pronunciados cuando se consume.
La disminución de la tolerancia al alcohol puede tener varias consecuencias negativas, tanto agudas como crónicas. Los efectos agudos incluyen un mayor riesgo de caídas y accidentes debido a la descoordinación y al deterioro cognitivo. Las consecuencias crónicas pueden incluir un mayor riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas, cardiovasculares y un impacto negativo en la salud mental.