¿Por qué es importante cuidar nuestros ojos en verano?

Los ojos son los únicos órganos que permiten la penetración de la luz

Una mujer con gafas de sol.

Una mujer con gafas de sol. shutterstock

Podría parecer que los ojos son uno de los órganos más protegidos en el cuerpo humano: tienen cejas y pestañas que los protegen de la suciedad. También están los párpados, una de las barreras más evidentes. Y, a pesar de que ocupan solamente el 2% del cuerpo humano, en realidad es el único sistema de órganos que permite la penetración de la luz visible en las profundidades del cuerpo humano.

Durante el verano, solemos centrarnos en proteger nuestra piel del sol, mantenernos hidratados y evitar el calor extremo, pero a menudo, olvidamos que nuestros ojos también son especialmente vulnerables en esta época del año. De hecho, esto ha llegado a tener consecuencias negativas en algunos seres humanos.

Estos son los riesgos a los que exponemos nuestros ojos en verano

Las patologías oculares más frecuentes en verano están relacionadas con la superficie ocular debido a factores como la sequedad ambiental, la exposición al sol y al agua y el uso de aires acondicionados. “Entre los problemas más comunes se encuentran la sequedad ocular, la conjuntivitis (irritativa, alérgica o infecciosa), y la queratitis actínica o fotoqueratitis, que es una quemadura de la superficie ocular causada por la sobreexposición a los rayos ultravioleta (UV)”, explica la doctora Belén Torres Ledesma, del Hospital Quirónsalud Clideba en Badajoz. Agrega también que la exposición solar crónica puede llevar a patologías degenerativas como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y cataratas, así como tumores malignos en la conjuntiva o los párpados.

Doctora Belén Torres Ledesma, del Hospital Quirónsalud Clideba en Badajoz

Otro riesgo significativo es el uso de lentes de contacto en piscinas, pantanos o lagos, ya que aumenta la posibilidad de infecciones graves causadas por microorganismos resistentes como la Acanthamoeba, que pueden provocar úlceras corneales y suponer una grave amenaza para la visión.

Consejos para cuidar nuestros ojos en verano

Para proteger nuestros ojos durante el verano, la doctora Torres Ledesma recomienda seguir una serie de consejos prácticos:

  1. Evite la exposición directa al sol: las horas centrales del día, entre las 11:00 y las 17:00, son las más peligrosas. Es recomendable buscar sombra y utilizar gafas de sol con protección UV adecuada.
  2. Utilice gafas solares de calidad: asegúrate de que sean envolventes, con filtro homologado (sello CE) que proteja frente a los rayos UVA y UVB, y polarizadas para neutralizar los reflejos solares.
  3. Póngase gafas de natación al bañarse: evite el contacto de los ojos con el cloro de las piscinas y la sal del mar, utilizando gafas de natación homologadas que también ofrezcan protección UV.
  4. Descanse sus ojos si usa lentillas: no se bañe con lentes de contacto y, si lo hace, evite abrir los ojos bajo el agua. Lleve gafas de repuesto para dejar descansar sus ojos.
  5. Evite ambientes secos y aires acondicionados altos: estos factores favorecen la evaporación de la película lagrimal, causando sequedad ocular. Use lágrimas artificiales sin conservantes para mantener la lubricación ocular.
  6. Siga una dieta equilibrada: alimentos ricos en vitamina A y antioxidantes, como naranjas, melocotones, frutos rojos y pescado azul, pues son beneficiosos para la salud ocular.
  7. Practique ejercicio físico con protección ocular: utilice gafas protectoras para deportes de contacto y gafas de sol para ciclismo, evitando la entrada de cuerpos extraños en los ojos.
  8. Revise sus ojos periódicamente: ante cualquier síntoma de molestia ocular, consulte a su oftalmólogo para una evaluación adecuada y tratamiento oportuno.

Recomendaciones especiales para los más pequeños

Los niños son especialmente vulnerables durante el verano debido a su desarrollo visual en curso, que se prolonga hasta los 8 años de edad. La doctora Torres Ledesma subraya la importancia de proteger los ojos de los niños, evitando la exposición directa al sol en las horas más peligrosas y utilizando gafas de sol homologadas con filtros adecuados. Además, las gorras o viseras pueden ayudar a frenar la radiación solar directa.

Los niños también son más sensibles a la exposición ambiental y a los alérgenos, lo que incrementa el riesgo de conjuntivitis irritativas y alérgicas. “Recomendamos que los niños utilicen gafas de natación o buceo a la hora de bañarse en el mar o en piscinas. En el caso de que comiencen con síntomas, aconsejamos el uso de lágrimas artificiales sin conservantes de manera frecuente, y el lavado diario con suero salino fisiológico frío. Si los síntomas persisten, es necesario consultar al oftalmólogo”, aconseja.

Gafas y lentillas aptas para piscina y playa

No todas las gafas de sol proporcionan la protección adecuada. Es esencial elegir gafas amplias con filtros homologados por la CE, que protejan contra los rayos UV-A y UV-B, y que sean polarizadas para reducir los reflejos solares. Los diferentes colores de los cristales también tienen usos específicos: el gris respeta los colores naturales y es ideal para conducir, el verde es adecuado para deportes náuticos, y el marrón es útil en ambientes de alta luminosidad.

La doctora Torres Ledesma explica que el uso de las lentillas se dispara en las vacaciones, por lo que es importante extremar los hábitos de higiene, para evitar complicaciones. En cuanto a las lentes de contacto, se recomienda no usarlas al bañarse en piscinas o en el mar para evitar infecciones oculares graves. Si es necesario usarlas, se deben tomar precauciones adicionales, como no abrir los ojos bajo el agua y llevar siempre gafas de natación.

Después de una jornada de baño, es fundamental estar atento a síntomas como enrojecimiento ocular marcado, dolor intenso o pérdida de visión, y acudir al oftalmólogo de inmediato si se presentan.

Cuidar los ojos en verano no solo previene molestias temporales sino que también protege la visión a largo plazo, asegurando una salud ocular óptima para disfrutar plenamente de la temporada.