La migraña es una enfermedad que suele aparecer en la pubertad y afecta principalmente entre los 35 y 45 años de edad. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las migrañas suelen ser más frecuentes entre las mujeres que en los hombres.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), esta dolencia es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años y, en el ámbito global, constituye la séptima causa más común de incapacidad. Entre las opciones terapéuticas avanzadas para la migraña crónica se encuentra el tratamiento con toxina botulínica, más comúnmente conocido como Botox, que ofrece alivio a quienes no encuentran respuesta en otros tratamientos.
La doctora Lucía Vidorreta, neuróloga del Hospital Quirónsalud San José, explica que la migraña es un tipo de cefalea primaria caracterizada por un dolor pulsátil intenso, frecuentemente de un solo lado de la cabeza, y a menudo acompañada de síntomas como náuseas, vómitos, y sensibilidad a la luz y al ruido. Estos ataques pueden durar horas o incluso días, y su severidad puede llegar a afectar gravemente las actividades diarias.
Lucía Vidorreta, neuróloga del Hospital Quirónsalud San José
La toxina botulínica como tratamiento para la migraña crónica
La toxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium Botulinum, es una potente neurotoxina conocida popularmente como bótox. Aunque su uso más conocido es en el ámbito estético, su aplicación en la práctica médica ha ido creciendo, especialmente como analgésico en el tratamiento de la migraña crónica. El tratamiento con toxina botulínica ha demostrado su eficacia al reducir tanto la frecuencia como la intensidad de los ataques de migraña en pacientes que no responden adecuadamente a otras terapias preventivas.
Este tratamiento se administra mediante infiltraciones de bótox en la musculatura pericraneal, siguiendo el protocolo PREEMPT, un procedimiento aprobado y estructurado para garantizar la efectividad del tratamiento en el alivio de la migraña crónica. En este protocolo, el médico coloca 31 pequeñas inyecciones de Botox en puntos específicos de la frente, los lados y la parte posterior de la cabeza, así como en el cuello. En función de la intensidad y ubicación del dolor en cada paciente, el protocolo permite aplicar hasta 6 puntos adicionales de inyección.
El procedimiento es prácticamente indoloro y seguro, realizándose de manera periódica cada 3 a 4 meses en una consulta médica. Según la doctora Vidorreta, este tratamiento es una solución muy prometedora para quienes sufren de migraña crónica y no han encontrado alivio en otros tratamientos profilácticos, contribuyendo así a mejorar notablemente su calidad de vida.
¿Cómo actúa el Botox en el tratamiento de la migraña?
El efecto del Botox en el tratamiento de la migraña crónica se debe a su capacidad de provocar una “denervación química reversible”. Esto significa que el Botox impide que se liberen vesículas de acetilcolina en las uniones neuromusculares de los músculos afectados, lo que reduce la tensión y, en consecuencia, el dolor. Su efecto no es inmediato, usualmente tarda entre 1 y 5 días en manifestarse y puede durar entre tres y seis meses.
Para aquellos pacientes que experimentan migraña crónica, esta denervación temporal de los músculos afectados ayuda a evitar la sobreexcitación de las neuronas que desencadenan el dolor de cabeza, aliviando así la frecuencia y severidad de las crisis. Además, el uso de bótox en el tratamiento de la migraña se ha mostrado efectivo en personas que, tras probar otros tratamientos orales profilácticos, no lograron reducir la recurrencia de sus dolores de cabeza.
Resultados y beneficios del Botox en pacientes con migraña crónica
Uno de los beneficios más destacados del uso de Botox para la migraña crónica es su durabilidad y eficacia a largo plazo. La doctora Vidorreta afirma que este tratamiento no solo reduce las crisis de migraña en aquellos pacientes resistentes a otros fármacos, sino que además se mantiene eficaz a largo plazo y es bien tolerado por la mayoría de los pacientes. La aplicación periódica de este procedimiento ha permitido a muchos pacientes reanudar sus actividades diarias y disfrutar de una mejor calidad de vida.
