¡Qué difícil es todo en diciembre! Conviven en el mismo mes los ‘menús deliciosos’ con las ‘ideas para no engordar’. Al tiktok del ‘postre navideño a base de turrón que sorprenderá a tus familiares’ le sigue el de la ‘dieta de compensación para no engordar ni un gramo incluso comiendo roscón’.
Piénsenlo. Piensen en cuántas noticias les han hablado estos días de las calorías de un polvorón, en cuántas lo harán en enero de cómo quemar las navidades, de cómo acabar con los excesos… Piensen en los anuncios de colonias con modelos tan delgadas que son casi inexistentes o en los menús ‘fit’ para no ‘pasarse’ durante estas fiestas.
La comida es tan protagonista en navidad como el alcalde de Vigo aunque, quizá, es algo más discreta. Porque la ansiedad y el miedo que les provoca a miles de personas tener que relacionarse con ella en estas fiestas suelen esconderse debajo de la alfombra antes de que lleguen las visitas.
Pero, aún así, la mala imagen corporal, la dismorfia, la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón y otros trastornos de la conducta alimentaria también se sientan a la mesa . Y suelen hacerlo justo al lado de ese cuñado que siempre tiene algo que decir acerca de nuestro peso. Así que, sí. Se puede tener miedo a comer en navidades. De hecho, no es algo raro.
No ir para controlar
Cuando le preguntamos a Eva Jiménez, de 43 años, por sus aficiones, nos habla de su pasión por la lectura, de su gato Rai, del deporte… Otra de las cosas que destaca es que le gusta pasar tiempo con su gente. Algo que, en general, no paramos de hacer en navidades: cena de empresa, quedada con amigos, días clave con la familia… una sucesión de comidas y cenas pantagruélicas que se encadenan durante más de dos semanas. O no. Porque hay mucha gente que no va, bien por no comer, bien por no tener nada que ponerse, por sentirse mal en su propio cuerpo…
“Ha habido alguna comida a la que no he ido porque no quería sentir que iba a perder el control”, nos cuenta Eva especificando que nunca ha faltado a comidas familiares. Sin embargo, puede que al repasar sus fotos no logre encontrarse aunque estuviera allí. Y es que al miedo a ir, a comer de más, se suma el de verse tan mal que una simple foto se vuelve una tortura. La pregunta que le hacemos es clara: ¿Has dejado de salir en fotos de las fiestas porque te veías mal?
La respuesta no es menos contundente: “Es un sí muy claro. Ha habido veces en las que no he querido salir en ninguna foto, que las he hecho. O, cuando salía, me ponía detrás, que se me viese menos… Me tapaba. No salir en los extremos de la foto, no salir de las primeras… O, por ejemplo, cuando estábamos en el momento de abrir los regalos. Ahí todo el mundo hace fotos y dices claro, es que me la están haciendo… Y luego, evitas verlas. Porque te ves y dices ¡Hostias! ¿Esa soy yo? Este es un punto que a veces aún me cuesta, el verme en fotos”.
En este preguntamos directamente por la comida y por su gestión en estas fiestas. “Para mí la Navidad era pensar que me tenía que controlar delante de la gente en cuanto a qué comía, cuánto comía. Decía claro, es que, si como más de esto, ¿qué van a pensar? Comía pero con esa sensación de tener que controlar. Además, para compensar el día de Navidad cenaba muy poco o no cenaba independientemente de si tenía hambre o no ”.
Tras hacer terapia, estas navidades para Eva van a ser diferentes. Por primera vez en décadas ha puesto el árbol, reconectando con las fiestas a la vez que ignora el miedo a que Rai acabe con él en una de sus travesuras gatunas.
La última pregunta nos deja, si nos permiten el juego, con un gran sabor de boca. Porque, cuando queremos saber si Eva está recuperada, ella responde sin dudar ni un segundo: “Sí. Sí que estoy recuperada. Y sí. Nos podemos recuperar de un trastorno de alimentación. No significa que no vaya a haber algún día en el que algo nos incomode. Pero sí que es verdad que ya no es algo que gobierna nuestras vidas”.
La perspectiva psicológica
“Imagínate que tienes fobia a las palomas y te sueltan en una plaza a reventar de palomas. ¿Cómo reaccionarías? ¿Qué pensarías, qué sentirías? Pues algo así es lo que siente una persona con un TCA en las comidas navideñas”.
Quien habla es María Ramírez, psicóloga experta en TCA. “Esa carga emocional que genera una mesa llena de diferentes texturas, colores,cantidades, olores… T odo ese tipo de cosas intensifican aún más la carga emocional que puede llevar la persona ya de por sí”.
La propia María superó un TCA antes de dedicarse a ayudar a otras mujeres. “Como alguien que ha pasado por esa situación, sé que la navidad es una época muy difícil, muy compleja para alguien que sufre un TCA. Además, a eso se le une la presión por disfrutar: tienes que ser el más feliz del mundo y tener buenos deseos y buenos propósitos. También se le suma la ansiedad que genera ese comer de más”.
Llegadas a este punto, parece claro pero aún así le preguntamos si existe como tal el miedo a comer. “Por desgracia, existe miedo a comer, miedo a la comida y el miedo a cualquier tipo de situación en la que la exista la posibilidad de que la comida esté presente. Eso genera una sensación de ansiedad, de estrés, de inquietud, de aceleración, de agobio, de angustia… La representación mental inconsciente que está haciendo la persona de todo eso es increíble, es monstruosa.”
Ante ese miedo, lo que hacemos, es reaccionar y no siempre bien: “Al final lo que intentamos en compensarlo y reaccionarlo. T odo eso dentro de una nube empapada de cultura de dieta que hace que se refleje más el malestar”.
Hablemos de comida
Que mentalmente la navidad puede ser agotadora parece claro pero, ¿hasta qué punto influyen esas comidas excesivas en nuestra salud física? Ese polvorón que tanta ansiedad me genera ¿es en realidad tan grave
Lucía González es nutricionista pero no suele pedir a sus pacientes que se suban a la báscula. Su enfoque busca el bienestar de la persona mucho más allá de su peso. En estas fechas le preguntan muchísimo por el tema. “Muchos de mis pacientes llegan a navidad con miedo a las consecuencias que piensan que puede tener la comida; es decir, el aumento de peso. Sobre todo porque ese aumento de peso parece ser una sentencia en estas fechas; es como algo escrito en piedra: Va a pasar y punto. Y no necesariamente tiene que ser así, pero esto es otro tema”.
Es tal el interés que Lucía incluso ha grabado esta masterclass para ayudar a quienes lo necesiten. Decidimos ir directas al turrón y formulamos la pregunta: A nivel nutricional, ¿cuánto importan esos 15 días de navidad?
La respuesta es clarísima: “Muy poco. Lo primero de todo, creo que tenemos una percepción de la comida de navidad mucho más negativa de lo que es en realidad. Quitando el dulce, que es el protagonista, los alimentos de las comidas por lo general son saludables y nutritivos. Es cierto que, por la cantidad de comida que hay, comemos más que un día normal, pero en el balance de un año no es relevante. Pensemos que, realmente, de comidas más copiosas son 5 días (si contamos Reyes). Vamos a poner los 15 días, por si hay alguna comida con amigos o de empresa o nos quedan muchas sobras. Eso serían 15 comidas copiosas, tampoco son 15 días enteros… El año tiene 365 días. Si suponemos 3 comidas por día, serían 1095 comidas al año. Las 15 comidas de navidad son un 1,36% de las comidas del año. ¿Cuánto peso crees que tienen?”.
Su respuesta es convincente pero, aún así, nos interesamos por las comidas light, por esas alternativas que llenan las redes de opciones fit, asumiendo que una nutricionista estará sin duda a favor. Y , aquí, nos equivocamos. Porque al preguntarle que si hacer eso está bien o mal, nos contesta: “Desde mi punto de vista, mal. Para mí es otra forma de restricción. Y , además, una que está hasta bien vista y aceptada. Sin embargo, a la larga puede llevarnos a un TCA o, como poco, a un comportamiento distorsionado con la comida. Siempre digo que la clave está en el equilibrio y eso implica comer alimentos más nutritivos y también comer alimentos menos nutritivos y hacerlo de forma consciente, natural y sin preocupaciones o sentimientos de culpa”,
Si has llegado hasta aquí y te sientes identificada, ojalá pases una navidad feliz de verdad. Si no es tu caso, piensa que igual hay alguien en la mesa que no está tan a gusto como tú. Evita hablar del peso, de las dietas y del cuerpo de los demás. La empatía en estos casos es más importante que el regalo que dejes debajo del árbol.