Se acerca el invierno y trae muchos cambios de tiempo, obligando a sacar la ropa de abrigo y empezar a hacer otros planes que no conlleven pasar tanto tiempo en la calle, además de que nos tendremos que despedir de las terrazas para buscar cada vez estar más sitios de interior. Pero no solo esto llega con el otoño y el invierno, y es que también comemos diferente, sobre todo en lo que a fruta y verdura se refiere, porque no son los mismos que hay en verano. Y precisamente en uno de estos productos típicos de esta época, aunque realmente esta todo el año, es en el que nos vamos a centrar, la manzana.
Una vez que melocotones, sandías, melones y demás frutas veraniegas ya están abandonando las estanterías, es el momento de pasar a ver muchos más cítricos, peras y sobre todo, manzanas. Y es que esta es una fruta que por común ha perdido cierto estatus entre las de su clase, pero tiene muchísimas ventajas inesperadas que la hacen uno de los mayores tesoros que nos podemos encontrar en el supermercado. Primero por su sabor, y segundo por sus propiedades, ya que es buena para el colesterol o incluso para dormir mejor.
Las manzanas, un aliado contra el colesterol
La manzana es muy eficaz para reducir los niveles de colesterol gracias a su alto contenido de fibra soluble, principalmente la pectina. Esta fibra se une al colesterol en el tracto digestivo y lo expulsa del cuerpo, reduciendo la cantidad de colesterol LDL, es decir el colesterol malo, en la sangre. Además, los antioxidantes presentes en las manzanas, como los flavonoles, también contribuyen a mejorar la salud cardiovascular y disminuir el daño oxidativo que pueden sufrir las arterias y que eleva el colesterol. De hecho, hay diversos estudios que han demostrado que consumir manzanas regularmente puede reducir el colesterol total entre un 5% y un 8%.
Las manzanas ayudan a dormir mejor
Aunque no son ampliamente conocidas por sus propiedades relajantes, las manzanas contienen pequeñas cantidades de magnesio y fósforo, minerales que pueden ayudar a relajar los músculos y nervios, promoviendo un sueño tranquilo. También es importante para esto destacar que no tienen mucha azúcar, y por lo tanto, su bajo contenido glucémico la hace mucho más atractiva para comer antes de dormir, ya que a pesar de contener azúcar, este es de modo natural, por lo que no quita el sueño y el simple acto de comer una fruta ligera antes de acostarse puede tener un efecto calmante y preparar el cuerpo para el descanso.
Además, son perfectas para conseguir una cosa, matar el hambre que entra unas horas después de cenar y justo antes de ir a la cama. Y es que para dormir mejor existe la refutada teoría de que si pasamos un par de horas entre nuestra última comida y la hora de ir a la cama, nuestro descanso va a ser mucho mayor, ayudando a mejorar el sueño y dejar a nuestro organismo centrarse en descansar y no tener que hacer la digestión por la noche, lo que puede hacer que amanezcamos con ardor u otras molestias. Aunque la manzana puede ayudar también cuando alguien se desvela por la noche porque siente un hambre inesperada, porque además es muy saciante.