Salud

Los fármacos contra la obesidad y sus consecuencias en el cuerpo

La Organización Mundial de la Salud reporta que desde 2022 una de cada ocho personas ya padecían obesidad en el mundo

La obesidad es una de las enfermedades que más ha avanzado en el mundo con el paso del tiempo, pues desde 1990, esta enfermedad se ha duplicado en adultos y cuadruplicado en adolescentes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La organización ha reportado que en 2022, una de cada ocho personas ya eran obesas —43% de los adultos de 18 años o más tenían sobrepeso, y el 16% eran obesos. 37 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso y más de 160 millones de niños y adolescentes eran obesos. La obesidad y el sobrepeso son problemas crecientes en España. Según el Estudio ENE-COVID de mayo de 2023, realizado por el Centro Nacional de Epidemiología y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, el 18,7% de la población sufre obesidad y otro 37,1% tiene sobrepeso.

Ante este panorama, muchos países han hecho campañas de prevención y manejo de esta enfermedad. Pero la ciencia también ha dado paso para diferentes fármacos que pueden ayudar a combatirla. Sin embargo, su uso también implica consecuencias que deben ser tomadas en cuenta.

En los últimos años, la investigación en farmacología ha permitido desarrollar medicamentos que afectan directamente el apetito y la saciedad. “Hemos presenciado una revolución con fármacos que pueden modificar vías metabólicas, mejorando la resistencia a la insulina así como la metabolización de las grasas. explica Belén Fontán Calvo, especialista en Nutrición y Dietética del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo.

Tipos de fármacos contra la obesidad

Uno de los avances más significativos es la introducción de los agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), como la Semaglutida (presente en Ozempic y Wegovy), que puede ayudar a perder entre un 10 y un 15% del peso corporal inicial.

A esto se suma la Tirzepatida (Mounjaro), que combina la acción del GLP-1 con la de los receptores GIP, permitiendo en algunos casos una reducción de hasta un 25% del peso corporal.

Impactos de los fármacos en la alimentación

Uno de los efectos clave de estos medicamentos es su impacto en la conducta alimentaria. “Estos medicamentos actúan para suprimir el apetito al influir en las hormonas del cuerpo y hacen que el estómago procese los alimentos más lentamente, lo que hace que te sientas más lleno por más tiempo ”, señala Fontán Calvo. Este efecto puede observarse en los primeros tres meses de tratamiento y supone un cambio en la manera en que los pacientes interactúan con la comida.

Si bien esta supresión del hambre favorece la pérdida de peso, también puede llevar a una reducción de la ingesta de agua, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Además, el impacto sobre la flora intestinal y el metabolismo requiere una atención especial en la dieta para evitar efectos secundarios como estreñimiento o malabsorción de nutrientes.

Impactos de los medicamentos en el cuerpo

Además de la pérdida de peso, estos fármacos tienen efectos positivos en la presión arterial, los niveles de colesterol y la regulación de la glucosa en sangre.

Sin embargo, la pérdida de peso conlleva también una pérdida de masa magra, lo que supone un empeoramiento del metabolismo basal del paciente., advierte Fontán Calvo.

Además, la disminución de músculo puede favorecer la sarcopenia y la fragilidad, especialmente en personas mayores, por lo que se recomienda acompañar el tratamiento con ejercicios de fuerza.

Pautas de alimentación a seguir

Para minimizar los efectos adversos y optimizar los beneficios de estos medicamentos, Fontán Calvo recomienda seguir ciertas pautas de alimentación:

  • Hidratación: asegurar un consumo adecuado de agua para evitar la deshidratación, pequeños sorbos repartidos a lo largo del día.
  • Tamaño de las comidas: optar por raciones pequeñas adaptadas al paciente , además de masticar bien los alimentos.
  • Alimentos a evitar: reducir el consumo de ultraprocesados, azúcares añadidos, evitar alimentos con grasa así como el alcohol y los refrescos para prevenir molestias digestivas y alteraciones en la glucosa.
  • Alimentos recomendados: priorizar alimentos con bajo índice glucémico, añadir proteínas de alto valor biológico, fibra y grasas saludables, dando prioridad al consumo de frutas, verduras y cereales integrales.

Los avances en farmacología han abierto una nueva vía en el tratamiento de la obesidad, pero su eficacia depende de un enfoque integral que incluya hábitos alimenticios adecuados y actividad física. El éxito del tratamiento no solamente radica en la pérdida de peso, sino en mantener un equilibrio en la salud general del paciente.

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