Aunque solo pensar en ducharnos con agua fría pueda parecer desagradable, en realidad puede llegar a convertise en un hábito placentero y ventajoso si lo incorporamos a nuestra rutina diaria. No solamente en verano, donde el agua fría con estas temperaturas extrema es necesaria, sino también en otoño, primavera e incluso, si te atreves, en invierno.
Son muchas las personas se duchan con agua fría, sobre todo por las mañanas, para sentirse despejados. Esta acción activa los músculos y prepara el cuerpo y la mente para afrontar el día. Esto es debido a que el contacto con el agua fría tiene múltiples ventajas para nuestro organismo. Especialmente si lo realizas justo después de haber realizado deporte. Le estarás dando a tu cuerpo el poder de ejercitas los músculos para posteriormente destensarlos y relajarlos con agua fría.
Te contamos los 1o beneficios de ducharse con agua fría, y por qué este hábito debería ser incorporado a nuestras rutinas.
Relaja la mente y activa tu cuerpo
Los receptores térmicos y las neuronas situadas en la la piel se activan para mandar un mensaje de alerta al resto del sistema, generando una respuesta por parte del organismo en forma de activación generalizada ante el frío.
Activa la circulación
Aunque no es recomendado para personas con trastornos cardiovasculares, en términos generales, la exposición al agua fría tiene muchos beneficios: ante el frío se contraen los vasos sanguíneos. La sangre viaja a gran velocidad y cargada de oxígeno a los órganos principales y a los músculos, mejorando la circulación hacia estas áreas. En este sentido resulta recomendable ir alternando entre duchas frías y otras con agua caliente (para que la sangre vuelva a dirigirse a la superficie de la piel).
Mayor capacidad de atención
Ducharse con agua fría implica la activación del sistema nervioso. Esto estimula la secreción de ciertos neurotransmisores que nos hacen poder estar atentos.
Mejora el estado de ánimo
Ducharse con agua fría implica producir una hormona llamada noradrenalina, la cual se encarga de generar una mayor activación y una leve mejoría del humor, aliviando estrés y la ansiedad.Ducharse con agua fría implica reducir el cortisol, la hormona que genera la ansiedad.
Mayor oxigenación
Nuestro cuerpo necesita una mayor cantidad de energía para hacer frente al frío, lo que implica necesitar más oxígeno. Así, aumenta el nivel de oxígeno y el ritmo con el que la sangre circula por el cuerpo.
Mejora del metabolismo
Ducharse con agua fría implica una aceleración del metabolismo, consumiendo los recursos almacenados en el organismo. Lo que ocurre es que con la exposición al frío empezamos a quemar azúcares y grasas para mantener la temperatura corporal a niveles aceptables.
Fortalecimiento del sistema inmune
Ducharse con agua fría implica fortalecer al sistema inmunológico, como si lo entrenáramos todos los días. Esto le ayudara a nuestro sistema a estar más preparado para luchar contra infecciones al liberarse mayor cantidad de leococitos o glóbulos blancos.
Mejora la fertilidad y genera mayor apetito sexual
Esto es debido a que el frío estimula la secreción de testosterona, lo que a la larga tiene un efecto en la líbido y la capacidad de respuesta sexual.
Desinflama y alivia el dolor
Este efecto de debe a que las células que rodean al área lesionada exigen una menor cantidad de oxígeno con el frío, reduciendo la hinchazón del área afectada. Las duchas con agua fría tienen el mismo efecto (aunque en este caso se expone todo el cuerpo al frío). Asimismo, también permite aliviar dolores musculares o incluso dolores de cabeza.
Mejora el sueño
Aunque el hecho de someternos a una ducha de agua fría hace que nos despejemos, con el paso del día facilita que nuestro cuerpo pueda relajarse. Se ha visto que facilita la conciliación del sueño y que mejora su calidad.