El revolucionario medicamento Ozempic no llega a quienes más lo necesitan en Estados Unidos. El uso de este fármaco concebido para tratar la diabetes como método para perder peso ha provocado un aumento exponencial de la demanda y una escasez en el suministro que ha dejado a los más de 38 millones de diabéticos que viven en Estados Unidos sin un tratamiento que les prometía una notable mejora de su calidad de vida.
Michael Batchelor es uno de los afectados. Diagnosticado con diabetes tipo 2, lleva meses intentando sin éxito conseguir los inyectables de Ozempic. “Me dicen que está agotado en todo el país, en todas partes”, le contó a ABC News.
Sus problemas para hacerse con el medicamento comenzaron ya el año pasado. “Empezaron a decirme que no lo tenían en stock y tenían que pedirlo, por lo que me llevaba algún tiempo conseguirlo, pero a partir de octubre se volvió un poco más difícil”, relató Batchelor.
El problema nace de la extrema popularidad que ha adquirido un producto cada vez más usado como inhibidor del apetito por personas que intentan adelgazar. En un país en el que la obesidad es un auténtico problema de salud pública, la eficacia de Ozempic para frenar el impulso de comer ha extendido su uso. Su consumo es además cada vez mayor entre celebridades y círculos acomodados, hasta el punto de que ha sido bautizada como “la inyección para adelgazar de Hollywood“. Incluso Elon Musk, el polémico multimillonario propietario de Tesla y la red social X, elogió su efectividad como medicina para perder peso y, según algunas informaciones publicadas, Kim Kardashian es una de las consumidoras habituales.
Sin embargo, las autoridades aún no han autorizado su uso para ese fin. La Agencia Federal de Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) solo permite el uso de Ozempic como medicamento para la diabetes tipo 2 y reducir el riesgo de infarto, derrame cerebral y muerte en pacientes diagnosticados con esta enfermedad. Los expertos advierten de que aún no se conocen con precisión los efectos secundarios que puede acarrear su uso con otros fines.
La Agencia ha advertido también de que ha detectado que en internet se ofrecen a la venta supuestas dosis del medicamento que no han sido revisadas por las autoridades y cuya verdadera composición se desconoce, lo que puede poner en riesgo la salud de quienes los utilicen.
En realidad, no es un problema que se dé solo en Estados Unidos. También en Reino Unido y otros lugares se ha reportado escasez del medicamento y su venta clandestina. Novo Nordisk, la farmacéutica danesa que lo fabrica, asegura que hace todo lo posible por evitar los usos no autorizados del fármaco, pero eso no ha bastado pare frenar el consumo de Ozempic como adelgazante ni su comercialización irregular.
Ozempic se vende en dosis autoinyectables. Desde su aparición, ha supuesto un gran avance en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Su principio activo, la semagluitida, imita el rol de la hormona GLP-1, que el organismo libera en el tracto digestivo después de comer y activa la producción de insulina, lo que reduce el nivel de glucosa en la sangre.
Administrada en dosis mayores, la semaglutida interactúa con las partes del cerebro implicadas en la sensación de apetito y contribuye a que el paciente se sienta saciado y se libre de la tentación de comer entre horas.
La misma Novo Nordisk vende en Estados Unidos un medicamento llamado Wegovy que se utiliza en el tratamiento de la obesidad en adultos y niños mayores de 12 años, pero los expertos y autoridades subrayan que debe administrarse siempre de receta y supervisión médica, y complementarse con una dieta adecuada y ejercicio físico.
Pero en Estados Unidos, el país de la comida-basura, en el que más de un 11% de la población sufre diabetes y cerca de un 42% de los mayores de 20 años son obesos, recurrir a Ozempic y Wegovy como solución mágica a los problemas de sobrepeso se ha convertido en habitual.
El suministro del medicamento se ha convertido en un desafío en gran parte del mundo desarrollado. En un comunicado emitido a comienzos de año, Novo Nordisk dijo que sus plantas trabajan “24 horas, siete días a la semana” para atender una demanda “sin precedentes” del fármaco. También dijo que había invertido más de 5.000 millones de dólares para abrir nuevas instalaciones y líneas de producción.
Sin embargo, en Estados Unidos ya hay pacientes a los que sus médicos les están recetando tratamientos alternativos ante la imposibilidad de conseguir el medicamento.
Batchelor venía inyectándose una dosis semanal de Ozempic hasta que la medicina desapareció de las farmacias y hace unas semanas su médico le recetó un fármaco llamado Trulicity, que, como Ozempic, ayuda a liberar insulina y reduce los niveles de glucosa en sangre. “Fue más facil de conseguir; en menos de media hora”.