La ‘regla del semáforo’ es un método de organización ideal para cuando faltan fuerzas de voluntad. Seguir un método o emplear técnicas de estudio te ayudará a tener un rendimiento mucho mayor. Muchas personas creen que son más o menos válidas para estudiar en función de su capacidad para retener información.
La realidad es que con la cantidad de métodos de aprendizaje que hay en la actualidad, cualquier persona es válida para estudiar y obtener buenos resultados. Tan solo debe encontrar la forma de hacerlo de la manera más eficiente.
Si quieres mejorar tus técnicas de estudio, deja de “memorizar y escupir”
El primer consejo que aportan los expertos es abandonar el modelo de “memorizar y escupir”. Esta técnica consiste básicamente en aprenderse de memoria ciertos contenidos para posteriormente “soltarlos” en el examen. La realidad es que es mucho más complejo estudiarse algo que no comprendes a algo que sí. Lo más adecuado es interiorizar el temario y saber gestionar este aprendizaje.
En este caso, es vital destacar la importancia que adquiere el esfuerzo y la voluntad de la persona. Es decir, poco se alcanzará si se aplica la ‘ley del mínimo esfuerzo’. Lo importante es saber que con la dedicación y las herramientas adecuadas, cualquiera puede aprender hasta las nociones más complejas.
Es fundamental por lo tanto usar la técnica de estudio correcta. Ya que si se pone mucho esfuerzo pero la persona no comprende los contenidos y los memoriza, o simplemente se pasa horas delante de los apuntes y no consigue avanzar, lo más probable es que exista un problema de técnicas de estudio. La ‘regla del semáforo’ es una opción ideal para incorporar en tu rutina de estudio.
Usa ‘la regla del semáforo’ cuando te falte fuerza de voluntad para estudiar
Con esta técnica conseguirás darle importancia a los contenidos que verdaderamente la merecen y conseguir una utilización óptima del tiempo de estudio. Este método es aplicable tanto para una prueba de secundaria como para una prueba de oposición a funcionariado estatal o de cualquier otro tipo.
Esta regla se basa en el uso de tres colores distintos para marcar los contenidos, que deben ser muy diferenciados entre sí, de ahí que se empleen los colores del semáforo. La idea es que esta marcación de contenidos genere un contraste visual que asimile mejor el cerebro a la hora de procesar la información. A cada uno de los colores se le asocia una valoración más positiva o negativa.
Se trata de una regla mnemotécnica muy útil ya que los colores de los semáforos tienen unas connotaciones ya asociadas que te ayudarán a interiorizar los apuntes en función de la importancia de cada contenido. El esquema de colores funcionaría de la siguiente manera:
- En verde. Los conceptos o apartados que resulten más fáciles de asimilar o de los que ya se conozca gran parte.
- En amarillo. Aquellas secciones que no se lleven al día, pero que con un poco de esfuerzo puedan memorizarse bien.
- En rojo. Para las secciones o conceptos que nos resulten más complicados de entender o que no hayamos visto nunca antes.
La idea es que el día antes del examen todos los contenidos estén marcados en ‘verde’. Para ello, durante las primeras etapas de estudio se debe incidir con mucho más ahínco en las secciones que hayamos indicado con ‘rojo’ y ‘amarillo’. Una vez que conozcamos los conceptos, para el día o sesión de estudio siguiente, las partes en las que se haya progresado habremos de cambiarlas de categoría.
De este modo, tendrás un estudio mucho más organizado sin tener que memorizar todos los contenidos en muy poco tiempo o como se suele decir “el día de antes”. Además, estudiar de una manera organizada te ayudará a sentir más motivación y satisfacción con el trabajo realizado.