Durante la última década, el bienestar se ha convertido en una prioridad global. Influye no solo en nuestras elecciones diarias, sino también en cómo percibimos la salud física, mental y emocional. Este fenómeno, conocido como “moda del bienestar“, abarca desde dietas específicas hasta prácticas como la meditación y el ejercicio. Y, desde luego, ha calado profundamente en nuestra cultura. Sin embargo, ¿hasta qué punto estas tendencias son realmente beneficiosas para nuestra salud?
En el corazón de esta moda se encuentra la búsqueda de un estilo de vida saludable potenciado por las redes sociales, influencers y celebridades. Desde el auge de las dietas plant-based hasta los beneficios del yoga y la atención plena, estas prácticas han ganado protagonismo en un mundo donde el estrés y las enfermedades crónicas son cada vez más frecuentes.
Plataformas como Instagram y TikTok han servido como catalizadores de la moda del bienestar, difundiendo consejos sobre nutrición, ejercicios de bajo impacto y hasta rituales diarios para mejorar la salud mental. Según un estudio de Global Wellness Institute, el sector del bienestar alcanzó un valor de 4,4 billones de dólares en 2021. Se consolidó así como una de las industrias más rentables.
¿Son reales los beneficios de la moda del bienestar?
La moda del bienestar ha traído consigo prácticas que, en muchos casos, han demostrado ser positivas. Por ejemplo, el ejercicio físico reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mientras que técnicas como el mindfulness han sido avaladas por numerosos estudios como herramientas eficaces para reducir la ansiedad y el estrés.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Muchas de estas tendencias carecen de respaldo científico sólido. Un ejemplo claro son las dietas “detox”, promovidas como formas de “limpiar” el organismo, aunque los expertos coinciden en que el cuerpo ya posee mecanismos naturales para desintoxicarse. Lo mismo ocurre con suplementos milagrosos que prometen resultados rápidos sin pruebas contundentes que respalden su efectividad.
Uno de los mayores desafíos de esta moda es la proliferación de información poco fiable. Influencers sin formación adecuada a menudo difunden consejos que pueden resultar perjudiciales. En casos extremos, esto ha llevado a problemas de salud graves, como deficiencias nutricionales por dietas extremas o lesiones provocadas por ejercicios mal ejecutados.
El acceso constante a contenido sobre bienestar también puede generar una presión excesiva para alcanzar estándares poco realistas. Este fenómeno, conocido como “wellness shaming”, afecta particularmente a jóvenes, quienes pueden desarrollar trastornos alimenticios o problemas de autoestima al no cumplir con las expectativas idealizadas que ven en redes.
¿Se ha mercantilizado el bienestar?
La moda del bienestar no solo ha transformado nuestra percepción de la salud, sino también cómo consumimos. Desde ropa deportiva y accesorios tecnológicos hasta productos alimenticios etiquetados como “orgánicos” o “libres de gluten”, el mercado ha sabido capitalizar esta tendencia.
Aunque muchos de estos productos ofrecen calidad y beneficios, otros son meramente estrategias de marketing. Por ejemplo, artículos etiquetados como “superalimentos” suelen tener precios elevados, a pesar de que sus propiedades se pueden encontrar en alimentos más comunes y asequibles.