La alimentación en verano: recomendaciones para una dieta equilibrada y refrescante

Suben las temperaturas y aparecen las dudas sobre la alimentación en verano. ¡Te lo ponemos bien fácil con estos consejos y recomendaciones!

Frutas y verduras - Salud

Las frutas y verduras de la temporada primaveral Kilo y Cuarto

El verano trae consigo días más largos, temperaturas elevadas y un cambio en nuestras rutinas diarias. Este período del año exige una atención especial a nuestra alimentación para garantizar un bienestar integral. Por eso, a continuación, presentamos cinco recomendaciones clave para mantener una dieta equilibrada y refrescante durante el verano. ¡Esta es la mejor forma de mantener una buena alimentación en verano para sobrevivir al calor!

1) Mantener una buena hidratación

La hidratación es crucial durante el verano, cuando el calor y la exposición al sol aumentan la pérdida de líquidos a través del sudor. Mantener una adecuada ingesta de agua es esencial para evitar la deshidratación, la cual puede llevar a fatiga, mareos y otros problemas de salud. Los expertos recomiendan beber al menos ocho vasos de agua al día, aunque esta cantidad puede variar dependiendo de la actividad física y las condiciones climáticas.

Además del agua, se pueden incorporar infusiones frías, caldos ligeros y zumos naturales sin azúcar añadida para diversificar las fuentes de hidratación. El consumo de frutas con alto contenido de agua, como la sandía, el melón y las fresas, también contribuye significativamente a mantenernos hidratados.

2) Optar por comidas ligeras durante la alimentación en verano

La alimentación en verano: 5 recomendaciones para una dieta equilibrada y refrescante

Un pescado frito listo para consumir (Pexels)

El calor puede disminuir nuestro apetito y hacer que las comidas pesadas resulten incómodas. Por ello, es recomendable optar por comidas ligeras que sean fáciles de digerir y que no sobrecarguen el sistema digestivo. Las ensaladas, sopas frías como el gazpacho, y platos a base de pescados y mariscos son opciones ideales para los días calurosos.

Además, las técnicas de cocción como el vapor, la parrilla y la plancha son preferibles a las frituras, ya que preservan los nutrientes de los alimentos sin añadir grasas innecesarias. Es importante también controlar las porciones y evitar los excesos que puedan provocar una sensación de pesadez y malestar.

3) Limitar el consumo de alcohol y bebidas azucaradas

Durante el verano, es común aumentar el consumo de bebidas alcohólicas y refrescos azucarados, especialmente en reuniones sociales y eventos al aire libre. Sin embargo, estas bebidas pueden contribuir a la deshidratación y aportar calorías vacías, sin beneficios nutricionales.

El alcohol tiene un efecto diurético, lo que significa que aumenta la pérdida de líquidos a través de la orina, exacerbando el riesgo de deshidratación. Las bebidas azucaradas, por su parte, pueden llevar a un aumento de peso y problemas metabólicos si se consumen en exceso. Una alternativa saludable es preparar bebidas caseras como limonadas sin azúcar, infusiones de frutas y agua con gas con un toque de limón o menta.

4) Consumir frutas y verduras, de temporada y con alto aporte en agua

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Comer frutas y verduras de temporada

Las frutas y verduras de temporada no solo son más frescas y sabrosas, sino que también suelen ser más económicas y respetuosas con el medio ambiente. Durante el verano, abundan las opciones ricas en agua que ayudan a mantenernos hidratados y aportan una gran cantidad de vitaminas, minerales y antioxidantes.

Frutas como el melón, la sandía, las cerezas, y los duraznos, así como verduras como el pepino, el tomate y la lechuga, son excelentes elecciones. Incorporar estos alimentos en nuestra dieta diaria no solo mejora nuestra hidratación, sino que también contribuye a una ingesta equilibrada de nutrientes esenciales.

5) Mantener los horarios habituales durante la alimentación en verano

El verano puede traer consigo cambios en nuestras rutinas diarias, incluyendo horarios de comidas irregulares. Sin embargo, es importante mantener un horario de comidas regular para estabilizar los niveles de azúcar en sangre y evitar comer en exceso o de manera desordenada.

El desayuno sigue siendo una comida fundamental que no debe saltarse, proporcionando la energía necesaria para comenzar el día. Las comidas principales deben distribuirse de manera uniforme a lo largo del día, incluyendo pequeñas meriendas saludables si es necesario. Mantener esta regularidad ayuda a nuestro organismo a funcionar de manera óptima y a evitar picos de hambre que puedan llevar a elecciones alimenticias poco saludables.

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