Anualmente, según la Sociedad Española de Neurología, cada año entre 110.000 y 120.000 personas en España sufren un ictus, y aproximadamente la mitad de estos casos resultan en discapacidades graves o en la muerte.
Las enfermedades cerebrovasculares o ictus están causados por un trastorno circulatorio cerebral que altera transitoria o definitivamente el funcionamiento de una o varias partes del encéfalo.
Tipos de ictus
Existen dos tipos principales: el ictus isquémico, que es el más común y es causado por un coágulo que obstruye una arteria. Y el ictus hemorrágico, provocado por la rotura de un vaso sanguíneo, aunque menos frecuente con mayor morbimortalidad asociada.
¿Se puede prevenir?
La prevención del ictus es posible en muchos casos, ya que está estrechamente relacionada con factores de riesgo modificables, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo. Adoptar hábitos de vida saludables —como mantener una dieta equilibrada, realizar actividad física regularmente y evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso— es clave para reducir el riesgo de ictus.
Síntomas de alerta de un ictus
Reconocer los síntomas de un ictus es crucial, ya que la rapidez de actuación puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y una discapacidad permanente. Los síntomas más comunes incluyen la pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, problemas de visión, confusión y pérdida de equilibrio. La identificación temprana permite buscar ayuda médica inmediatamente, aumentando la probabilidad de recuperación.
¿Qué hacer ante un posible ictus?
El tiempo es cerebro, y ante los primeros signos de un ictus, es vital actuar rápidamente. Llamar a emergencias y acudir a un hospital es esencial, ya que cada minuto que pasa sin tratamiento aumenta el daño cerebral, resultando en la pérdida de hasta 2 millones de neuronas por minuto. La pronta atención médica puede evitar complicaciones graves y mejorar las posibilidades de recuperación.
Las Unidades de ictus de los hospitales y ¿qué es el Código Ictus?
Las Unidades de ictus en los hospitales son áreas especializadas diseñadas exclusivamente para la atención de pacientes que han sufrido un ictus. Estas unidades cuentan con personal capacitado y protocolos preestablecidos para brindar una atención rápida y eficiente. El Código Ictus es un protocolo que coordina los recursos de emergencia y hospitalarios, permitiendo la transferencia rápida del paciente a una Unidad de ictus para recibir el tratamiento adecuado en el menor tiempo posible.
El tratamiento del Ictus
El tratamiento inicial del ictus depende del tipo de ictus y de su gravedad. En el caso del ictus isquémico, el tratamiento puede incluir la administración de fármacos trombolíticos que disuelven el coágulo o, en casos graves, en los que tengamos un trombo visible en una arteria de gran vaso, se realiza una trombectomía mecánica en la que a traves de un cateter eliminamos el coagulo visible. En la fase aguda, es decir en las primeras horas, estos tratamientos son esenciales para minimizar el daño cerebral y restablecer el flujo sanguíneo en el cerebro lo antes posible.
Secuelas más habituales de un ictus
La recuperación tras un ictus es un proceso que debe iniciarse lo antes posible, idealmente en las primeras 48 a 72 horas tras el evento. El plan de rehabilitación incluye fisioterapia, logopedia y apoyo psicológico. El objetivo es que el paciente recupere la mayor autonomía posible en sus actividades diarias. La rehabilitación temprana y continua permite a los pacientes recuperar funciones básicas y mejora su calidad de vida.
Las secuelas de un ictus dependen del área y de la extensión del daño cerebral. Estas pueden ser físicas, cognitivas o emocionales. Las secuelas físicas suelen incluir dificultades a nivel motor o del habla. Además, son comunes los problemas a nivel mnésico con dificultad para concentración y fallos atencionales, y además en la esfera psicosocial, con depresión y ansiedad, en muchas ocasiones derivado de las secuelas físicas del ictus.
Después del ictus
Las personas que han sufrido un ictus presentan un riesgo elevado de sufrir un segundo evento. Por eso, la prevención secundaria es fundamental. Esto implica el control riguroso de los factores de riesgo, así como seguir el tratamiento médico pautado. Modificar el estilo de vida y adoptar hábitos saludables son pasos clave para reducir el riesgo de recurrencia.
¿Cuáles son los últimos avances en el conocimiento del ictus?
Los avances en la tecnología han permitido mejorar el diagnóstico y tratamiento del ictus. La inteligencia artificial se utiliza cada vez más en la detección temprana y diagnóstico mediante tomografías computarizadas (TC) craneales, ayudando a los médicos a identificar con rapidez las áreas afectadas.