¿Hijo único? Estos son los efectos de no tener hermanos según la sociología

Los hijos únicos suelen beneficiarse de una atención parental más personalizada, lo que a menudo se refleja en un mejor desempeño académico

Repasamos las consecuencias que supone ser hijo único y no crecer con hermanos.

En España, una mujer tiene, de media, 1,16 hijos, lo que significa que la mayoría son hijos únicos. No solo eso, sino que tres de cada diez españoles crecen sin hermanos. Más allá de los tópicos que se pueda pensar sobre ser hijo único, la realidad es que esto influye en cierto modo en la personalidad de la persona.

Ser hijo único no define por completo a una persona, pero sí influye en algunos aspectos de su personalidad y habilidades sociales. Con el apoyo adecuado, pueden desarrollar un equilibrio emocional y social tan sólido como el de cualquier otro individuo.

Aún así, cabe destacar que de forma natural es muy común que existan diferencias entre hijos únicos y personas con hermanos, ya que su infancia y adolescencia ha sido diferente en algunos aspectos.

Los hijos únicos son más maduros, pero soportan menos las frustraciones

Según el libro La extinción de los hijos, del profesor de la Universidad de Alcalá, Ignacio García de Leaniz Caprile, los hijos únicos son más maduros pero toleran menos la frustración. Es una de las variadas consecuencias psicológicas y de personalidad que supone vivir sin tener que compartir el amor de los padres. Y por lo tanto, una realidad bastante presente en España, ya que como apunta el profesor, en nuestro país la mayoría de las familias con hijos solamente tienen uno.

Entre las múltiples características, cabe destacar las que existen en el ámbito educativo. Los hijos únicos suelen beneficiarse de una atención parental más personalizada, lo que a menudo se refleja en un mejor desempeño académico. Según apunta el profesor, ser hijo único tiene diversas implicaciones. «Se suele desarrollar una relación más cercana con los progenitores, lo que puede fomentar, por ejemplo, mayores habilidades lingüísticas», escribe Tahull en The Conversation.

Según el profesor, los hijos únicos suelen interactuar más con adultos, lo que se debe a que no tienen que compartir la atención de sus padres con otros hermanos. Este factor les favorece, ya que pueden experimentar mayor madurez o una ventaja académica debido al “mayor apoyo y dedicación que reciben”.

Tener hermanos ayuda a desarrollar la empatía y a saber gestionar conflictos

El profesor Tahull señala que las relaciones entre iguales en los hijos únicos pueden ser limitadas, ya que carecen de las interacciones que los hermanos proporcionan para gestionar conflictos, compartir y desarrollar empatía. Algo que aunque pueda parecer incómodo en realidad es un continuo aprendizaje que se refleja posteriormente en la vida adulta. Esto puede restringir su «inteligencia de calle», es decir, su capacidad para adaptarse a entornos sociales diversos y resolver conflictos.

Sin embargo, en el ámbito educativo, los hijos únicos se benefician de una atención más personalizada de sus padres, lo que a menudo se traduce en mejores resultados académicos. Suelen mostrar mayor concentración, autodisciplina y habilidades de planificación, lo que favorece su éxito académico. Además, su desarrollo cognitivo y creativo se ve impulsado por el acceso a actividades extraescolares.

No interaccionar con hermanos puede disminuir la capacidad de cooperación

El experto señala que la falta de interacción con hermanos puede dificultar el desarrollo de habilidades colaborativas, clave tanto en la escuela como en casa. La competencia entre hermanos ayuda a aprender valores como cooperación, empatía y manejo de la frustración.

Debido a la falta de estas experiencias, los hijos únicos pueden tener una menor tolerancia a la frustración o dificultades para trabajar en equipo. Por ello, Tahull sugiere a los padres buscar alternativas para compensar estas limitaciones, destacando que la familia es fundamental para el desarrollo integral del niño.

TAGS DE ESTA NOTICIA