En respuesta a la subida continua del precio del aceite de oliva en España, muchas familias han optado por sustituir este “oro líquido” por aceites más económicos o por reutilizar el aceite de freír. Si bien esta práctica puede parecer una solución económica, estudios recientes advierten sobre los riesgos significativos para la salud que conlleva el consumo de aceite reusado- Especialmente, en lo que respecta a enfermedades neurodegenerativas y otros problemas de salud.
Los peligros de reutilizar el aceite de freír
El incremento del 176% en el precio del aceite de oliva ha provocado un cambio notable en los hábitos de consumo de los hogares españoles. Este ajuste en la elección de aceites y la tendencia a reutilizar el aceite de cocina son medidas comprensibles desde un punto de vista económico. Sin embargo, traen consigo implicaciones para la salud que no deben ignorarse.
Un estudio reciente presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular ha puesto de manifiesto los peligros del aceite reusado. Según la investigación, el aceite de girasol y sésamo reutilizado aumenta significativamente el riesgo de neurodegeneración. En experimentos con ratas, los aceites reusados no solo mostraron un aumento en el estrés oxidativo, sino también una inflamación considerable en los tejidos hepáticos y daños en el colon. Estos riesgos a la hora de reutilizar el aceite de freír pueden ser muy graves. Y hay que tenerlos en cuenta antes de ponerse a cocinar.
Mecanismos y compuestos nocivos en el aceite reutilizado
Al freír a altas temperaturas, el aceite pierde antioxidantes y se forman sustancias perjudiciales como acrilamidas, grasas trans, peróxidos y compuestos polares. Estos componentes pueden contribuir a varios trastornos metabólicos y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo condiciones neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson.
Dada la prevalencia de la reutilización del aceite en hogares y restaurantes, es crucial concienciar sobre sus riesgos. Los expertos recomiendan evitar reutilizar el aceite de freír y optar por técnicas más saludables de preparación de alimentos. Además, la investigación sugiere que complementar la dieta con ácidos grasos omega-3 y nutracéuticos podría ayudar a mitigar algunos de los daños causados por el consumo de aceites deteriorados.
Reutilizar el aceite de freír, aunque es económicamente atractivo, implica serios riesgos para la salud que deben considerarse de forma cuidadosa. La comunidad científica continúa explorando los efectos a largo plazo de esta práctica y sus implicaciones en enfermedades graves. A la luz de estos hallazgos, los consumidores deben priorizar la calidad y la seguridad alimentaria por encima del ahorro a corto plazo, adoptando hábitos que promuevan un bienestar duradero.