En la constante búsqueda de alternativas para endulzar nuestros alimentos sin incrementar el consumo calórico, los edulcorantes juegan un papel crucial en la dieta moderna. Sin embargo, la clasificación de estos como “saludables” o “no saludables” genera debates intensos entre expertos y consumidores. ¡Hablemos de los tipos de edulcorantes, de los mejores a los peores!
¿Qué son los edulcorantes?
El término “edulcorante” abarca cualquier sustancia que añade dulzor a los alimentos, ya sea de origen natural o sintético. Esta categoría incluye desde el azúcar de mesa hasta los edulcorantes de alta intensidad que se desarrollan en laboratorios. Clasificar estos compuestos implica considerar su origen, composición y efectos metabólicos.
Edulcorantes procedentes de alimentos
Estos incluyen:
- Sacarosa: comúnmente conocida como azúcar de mesa, se extrae de la caña de azúcar o la remolacha azucarera.
- Fructosa: presente en frutas y miel, aunque también se produce industrialmente a partir de maíz.
- Glucosa: encontrada naturalmente en frutas y miel.
- Polioles: como el xilitol y el sorbitol, que se encuentran naturalmente en algunas frutas pero son producidos industrialmente para su uso como edulcorantes.
Edulcorantes artificiales
Son sustancias sintetizadas en laboratorios con un poder edulcorante mucho mayor que la sacarosa y sin aporte calórico significativo. Algunos de los más comunes incluyen:
- Aspartamo
- Sacarina
- Ciclamato sódico
- Acesulfamo K
Edulcorantes de origen vegetal
- Esteviósido: derivado de la planta de Stevia, es comercializado como una opción más “natural” entre los edulcorantes sin calorías.
Impacto metabólico y salud
El impacto metabólico de los edulcorantes es un aspecto crucial en su evaluación como saludables o no. Aunque los edulcorantes naturales como la miel contienen nutrientes adicionales como polifenoles, su alto contenido de fructosa los equipara, en términos metabólicos, al azúcar añadido, cuya reducción es recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los edulcorantes calóricos incluyen el azúcar, la miel y los jarabes, que aportan energía en forma de calorías. Por otro lado, los edulcorantes acalóricos, aunque no proporcionan energía directamente, pueden influir en la percepción del sabor y en el metabolismo a largo plazo.
Efectos sobre la salud
El consumo de edulcorantes, especialmente los artificiales, ha sido objeto de diversas investigaciones científicas que han evaluado desde efectos laxantes hasta posibles impactos negativos sobre la microbiota intestinal.
- Efectos gastrointestinales: Los polioles, por ejemplo, pueden causar efectos laxantes si se consumen en exceso, lo cual está advertido en las etiquetas de los productos que los contienen.
- Percepción del sabor y comportamiento alimenticio: Los edulcorantes pueden alterar el umbral de dulzura que una persona puede tolerar, lo que potencialmente aumenta la preferencia por alimentos más dulces, un fenómeno conocido como “efecto halo”.
- Riesgo de enfermedades crónicas: Aunque no existe evidencia concluyente que vincule los edulcorantes con un aumento en el riesgo de cáncer, estudios sugieren que el consumo excesivo podría estar asociado con otros problemas de salud, como alteraciones en la microbiota y en la respuesta insulinémica.
Recomendaciones para el consumo
La elección entre usar edulcorantes calóricos o acalóricos depende de múltiples factores, incluyendo el control de peso, condiciones de salud como la diabetes, y preferencias personales relativas al sabor y la textura de los alimentos.
- Uso en personas con diabetes: En casos específicos, como durante las festividades, los edulcorantes pueden ayudar a las personas con diabetes a disfrutar de dulces sin alterar significativamente sus niveles de glucosa en sangre.
- Estrategias dietéticas en obesidad: En personas con obesidad, los edulcorantes pueden formar parte de una estrategia transitoria para modificar hábitos alimenticios, especialmente en la reducción del consumo de bebidas azucaradas.