Polémica

Enfermeras: recetas, ¿sí o no?

El sindicato de enfermeras SATSE sale al paso de las críticas sobre que se les permita prescribir algunos tipos de medicamentos

Imagen retro que representa cómo era la enfermería hace años

«La prescripción enfermera afectará a la seguridad de los pacientes». Estas declaraciones tan contundentes las pronunció hace un par de días Fernando Parra, presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. Leyéndolas sin contexto da la impresión de que ha habido una transformación radical en el sistema sanitario y que las enfermeras españolas ahora cargan con un talonario de recetas y pueden repartir medicamentos y antibióticos a diestro y siniestro, sin necesidad de la existencia de médico alguno ni control legislativo, con la subsiguiente inseguridad para todos los usuarios, cuya salud podría verse comprometida por esta negligencia.

Nada más lejos de la realidad.

La realidad es que estas declaraciones responden a la reciente aprobación por parte del Ministerio de Sanidad de una guía que permitirá a las enfermeras prescribir medicamentos para tratar infecciones urinarias no complicadas. Esta guía es la que ha desatado la última polémica que rodea al sistema sanitario español, y ha llevado al Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y a su director a plantearse la opción de impugnarla. Fernando Parra no ha sido el único que se ha mostrado en contra. Su contrapartida alicantina, Hermann Schwarz, director del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, también ha advertido que la prescripción de medicamentos debe estar siempre supervisada por un médico. «Nuestra competencia no es delegable», dijo.

A raíz de estas declaraciones, en Artículo 14 hemos querido hablar con el Sindicato de Enfermeríamás conocido como SATSE― para conocer su versión de los hechos, su perspectiva y su opinión acerca de la reacción que sus homólogos médicos han tenido tras la aprobación de esta nueva guía. «En el sindicato estamos en contra de este tipo de declaraciones, porque son una exageración», nos indicó Rafael Reig Recena, Secretario General de Acción Sindical del SATSE. Reig nos ha ofrecido una perspectiva más amplia del modo en que se desarrollan y materializan este tipo de guías.

Enfermeras en España - Salud

Una enfermera acompaña a un paciente de avanzada edad en un hospital

«Existe un mandato de la ley del medicamento, esto no es una ocurrencia del Ministerio porque sí. Esto ha ido al Parlamento, al Congreso de los Diputados, y se ha aprobado una modificación de la ley del medicamento del año 2009. Luego, dio su fruto a través de un decreto que desarrolla todo lo relacionado con el uso, indicación y autorización de medicamentos sujetos a prescripción médica, porque solo se refiere a determinados medicamentos sujetos a prescripción médica, y siempre referido a casos y problemas de salud concretos».

El funcionamiento de las guías en España: ¿cómo se aprueban?

Entonces, una vez que se ha modificado la ley y se ha emitido el Real Decreto, ¿la guía ya está a disposición de las enfermeras y les otorga más competencias? «No, después hay que concretar la guía, y lo primero que se hace es determinar en qué problemas de salud se considera que la enfermera va a poder tener participación», explica Rafael Reig. «Pero es una participación que cuenta con una serie de condiciones estrictas. Esas guías se elaboran en el seno del Ministerio de Sanidad, pero pasan por una comisión que trabaja desde hace cinco años y está formada por médicos, farmacéuticos y enfermeros, cada uno representado por sus entidades e instituciones». Así pues, para confeccionar una guía existe un proceso en el que participan de manera conjunta médicos, farmacéuticos y enfermeros. Por no olvidar la burocracia.

«También hay comunidades autónomas presentes», matiza Reig. «De hecho, algunas de las guías que se han elaborado son a instancias de las propias comunidades autónomas. Quieren dar respuesta a una realidad suya, donde las enfermeras también participan en el manejo de determinados medicamentos, en determinadas circunstancias y frente a determinados problemas de salud». Por lo tanto, no estamos hablando de un movimiento en las sombras que pone en riesgo de manera deliberada la salud de los pacientes. «Estamos hablando de que es una cosa que no se hace por la puerta de atrás, ocultándolo», señala el Secretario General de Acción Sindical del SATSE. «Esto se hace con la intervención de profesionales del ámbito de la Enfermería, de la Farmacia y de los propios médicos».

Vale. Supongamos que se ha llegado ya a un acuerdo en ese consejo formado por todas las patas que componen la mesa de la Sanidad en España. Entonces, ¿qué sucede? ¿Cuál es el siguiente paso para validar la guía? «Antes de publicarse en el BOE, requieren la validación por parte de la Dirección General de Salud Pública», nos cuenta Reig. «Esta Dirección abre un proceso de alegaciones donde participan las sociedades científicas que añaden lo que tengan que añadir. De hecho, esta misma guía, la última guía que se ha publicado y la que ahora presuntamente ha generado esta polémica por el simple hecho de dejar participar a las enfermeras en la prescripción y con arreglo a todas estas condiciones de un solo antibiótico, esta guía se refiere a una situación muy específica que son infecciones no complicadas del tracto urinario en mujeres adultas».

Enfermería responde a la polémica: "Es absurdo, las enfermeras no están deseando prescribir medicamentos"

Médicos y enfermeros durante el homenaje a los sanitarios que lucharon contra la COVID-19 en el Hospital 12 de Octubre | Shutterstock

¿A quién pueden prescribir las enfermeras en este caso? «En la propia guía se excluyen embarazadas, personas ancianas, personas diabéticas, personas con insuficiencia renal crónica y personas inmunodeprimidas», expone Rafael Reig. «Solo hay que leer la guía, no quedarse con los titulares. Da la sensación de que a las enfermeras les han dado un talonario de recetas, y eso no es cierto. Además, en todo momento se ha tenido en cuenta a los grupos PROA».

Pero ¿qué son los grupos PROA exactamente? «Son los encargados del programa de optimización del uso antibiótico», explica Reig. «Son grupos específicos que tutelan, reúnen datos y ‘supervivan’ qué uso de antibióticos se está haciendo, precisamente para que no haya abusos y esos abusos desemboquen en problemas».

En todo este asunto, cabe hacerse una pregunta que nadie parece haberse planteado: ¿acaso las enfermeras han solicitado mayores competencias? ¿Acaso desde el gremio de Enfermería o desde el SATSE han pedido prescribir antibióticos para, de alguna forma, tener mayor representación dentro del sistema sanitario? «Para nosotros también supone ciertas dificultades este tema», admite Reig, para añadir que «si está en la norma y es una competencia en desarrollo, no vamos a decir que no, evidentemente. Entre otras cosas porque todo esto tiene que ver con agilizar la atención sanitaria, mejorar la colaboración diaria que existe entre médicos y enfermeras en los centros de salud y en los hospitales. Dar mejor accesibilidad a los ciudadanos, al usuario del sistema; mejorar la resolución de los problemas de salud. Y, además de todo esto, garantizar la seguridad jurídica a la actuación de las enfermeras».

«Todas estas guías, al final, vienen a cubrir situaciones que ya se han dado en los centros de salud, pero que se hacían con protocolos internos donde el grupo de médicos de ese servicio y las enfermeras llegaban a un punto en común», dice Reig. «Eso está en todos los protocolos».

¿De dónde surge la polémica por esta nueva guía sobre infecciones urinarias?

Cuando le planteamos esta pregunta en Artículo 14, Rafael Reig cree que «las cosas hay que verlas en su contexto y no guiarse por los titulares». Es la segunda vez que habla de los titulares de prensa en esta controversia, y se entiende mejor porque, cada cierto tiempo, nos recuerda que no quiere «entrar en polémicas» ya que le gustaría que «la cuestión se resolviera o, por lo menos, no se enfocase desde el punto de vista de la polémica». Por eso no sorprende que su siguiente planteamiento sea tan salomónico y, al mismo tiempo, coherente: coloca a los médicos y a los enfermeros en el mismo equipo, en el equipo de la Sanidad.

Enfermería responde a la polémica: "Es absurdo, las enfermeras no están deseando prescribir medicamentos"

Una enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Santa Lucia de Cartagena | EFE/Marcial Guillén

«El médico entiende que es el único prescriptor y, según la norma, lo es. Lo que pasa es que la ley también dice que, a continuación de que el médico prescribe, las enfermeras pueden participar en la prescripción de determinados medicamentos sujetos a prescripción medica en casos concretos, y siempre y cuando existan estas guías donde se han puesto de acuerdo los propios médicos». En resumidas cuentas, la Enfermería actúa cuando todos los mecanismos se han puesto de acuerdo para permitirlo. Ni más ni menos.

Lo paradójico de esta controversia que ha surgido a raíz de la prescripción de antibióticos para infecciones urinarias no complicadas es que, por lo visto, esta es una de las guías más sencillas y evidentes que se han propuesto hasta la fecha. «Es muy nítida y concretísima: solo un antibiótico en situaciones específicas», confirma Reig. «La enfermera no está ni deseando prescribir antibióticos a lo loco ni nada por el estilo. Es un poco absurdo, pero no queremos polémicas ni confrontaciones con nuestros compañeros. Entre otras cosas porque, al final, incluso los propios profesionales ven cómo las organizaciones discutimos y ellos se ponen de acuerdo en el trabajo diario».

¿Tienen miedo los médicos de perder sus competencias y privilegios?

Una vez comprendido el contexto de la aprobación de la guía y los mecanismos que llevan al desarrollo y la confección de ésta, merece la pena recuperar las declaraciones de Fernando Parra con las que hemos abierto el reportaje. «La prescripción enfermera afectará a la seguridad de los pacientes». Y le planteamos a Rafael Reig: ¿cómo se puede llegar a esa conclusión, a ese veredicto, cuando son los propios médicos los que participan en el desarrollo de una guía? «Las organizaciones, al final, son complejas», resta importancia Reig, sin querer echar más leña al fuego ni morder el anzuelo. «Cada una tiene su visión de las cosas, sus presiones internas. Nosotros seguiremos trabajando para que sigan produciéndose este tipo de guías, porque al final es lo mejor para los pacientes, para los usuarios. Por cuestiones de agilidad, claro, pero también por cuestiones de seguridad».

Enfermería responde a la polémica: "Es absurdo, las enfermeras no están deseando prescribir medicamentos"

Un médico atiende en el centro de salud a una paciente | FACUA

Y llega la pregunta del millón: ¿es ésta una cuestión de privilegios? ¿Temen los médicos perder sus competencias? «Sí, pero eso ha pasado siempre», admite Reig, ofreciendo un análisis constructivo desde su espacio. «Los médicos entienden que son los directores de todo el proceso asistencial, desde el principio. Creen que todo lo que tiene que ver con Sanidad no se debería llamar ‘Sanidad’, sino ‘Medicina’, y que todos los demás estamos supeditados a su actuación, somos profesiones complementarias: el farmacéutico de una profesión, el psicólogo de una profesión, el fisioterapeuta de una profesión, la enfermera de una profesión… Pero todos contribuimos a la salud del paciente, a su conservación o su mejoría. De ahí que el médico sea el dueño y señor de toda la Sanidad… Hombre, eso todavía son coletazos de otros tiempos».

¿Hay líneas rojas para las enfermeras?

Una de las dudas que nos surgen hablando con Rafael Reig y dando vueltas en torno a la posibilidad de que, dado el colapso de la Atención Primaria y la necesidad de descongestionar el sistema sanitario español, aumenten en un futuro las competencias de las enfermeras es si se ha trazado desde Enfermería una línea roja, un límite invisible que no están dispuestos a cruzar. La respuesta es muy ilustrativa: «Creo que la línea roja, más o menos, ya existe. Para nosotros, nuestra línea roja es todo lo que está fuera de nuestro ámbito competencial. En el perímetro puede haber, a lo mejor, zonas de solapamiento, o mejor dicho de trabajo conjunto entre la parcela médica y nosotros. Pero, sinceramente, no creo que vayamos a incorporar competencias que no teníamos. Creo que se va a profundizar en competencias que en la norma ya se recogían, pero que no estaban desarrolladas al cien por cien».

«Al final, se trata de ofrecer la mejor calidad, la mayor rapidez y con toda la seguridad del mundo», insiste Reig. «Nosotros no estamos locos para querer asumir alegremente las competencias de un médico sin la formación ni la capacitación, y sin que esté regulado». Y, ¡ojo!, esto no significa que las enfermeras no estén preparadas para aumentar sus competencias. De hecho, desde su formación académica ya poseen cualidades para diversificar sus estadios de actuación. «Estos días, alguien ha salido diciendo que la enfermera en su formación no tiene créditos de farmacología», dice Reig, molesto. «Eso es mentira. Además, hay universidades donde la enfermera tiene exactamente los mismos créditos que un médico».

¿Podría rectificar el Ministerio de Sanidad?

«No habrá rectificación», afirma Reig sin tapujos. «Bajo ningún concepto». Ante la medida que propone Fernando Parra, el SATSE tiene claro que no parece tener mucho recorrido, más allá del valor simbólico: «Que el Consejo Andaluz presente una impugnación ante el Consejo General de Médicos es como si yo presento una reclamación dentro de mi propia organización, a mi presidente: se resolverá internamente. Es decir, mientras no se presente un recurso frente al Ministerio de Sanidad…». ¿Actuaría el SATSE en ese hipotético caso?

Mónica García

Mónica García, la actual ministra de Sanidad | EFE

«No», niega Reig. «Solo podríamos actuar si fuese personal, no como parte interesada. Al final, no nos denuncian a nosotros, sino al Ministerio de Sanidad. Otra cosa es que el Ministerio quisiera que le asesoremos en lo que podamos. Pero, vaya, en este tipo de asuntos el Ministerio no necesita asesoramiento». Desde el Sindicato tienen claro que ésta sí es su guerra, pero no su batalla. «Para nosotros, sí es nuestra guerra porque se refiere a competencias de enfermeras y porque cada vez que un titular en la prensa dice que las enfermeras ponen en riesgo la salud de los ciudadanos… A nosotros eso nos preocupa mucho, porque la gente lo puede leer y dejar de confiar en nuestro trabajo. Es la imagen de un gremio entero».

«Pero el recurso, de llegar a Sanidad, realmente no va contra nosotros ni contra nuestra profesión», continúa explicando Rafael Reig. «Iría contra la guía que se ha publicado, que indirectamente afecta a nuestro trabajo. ¿No quieren que lo hagamos? ¿Quieren que el Ministerio y toda la comisión de enfermeros, farmacéuticos, médicos y comunidades autónomas tiren a la basura el trabajo que han hecho?». Y lo más importante de todo: esto solo acaba de empezar. «Después de esta guía vienen más», advierte. «Están previstas seis o siete guías más, ya se está trabajando en ellas».

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