En la búsqueda de un mayor bienestar, los expertos en salud mental y bienestar coinciden en que cultivar un sencillo hábito diario puede marcar la diferencia en nuestra calidad de vida: la gratitud. Practicar el agradecimiento a diario no solo mejora la autoestima, sino que también impacta positivamente en la salud cerebral. A pesar de que este hábito se puede integrar en cualquier momento del día, la mayoría de los expertos sugieren que hacerlo a primera hora de la mañana, antes de las 10, proporciona beneficios significativos que se extienden a lo largo de toda la jornada.
De acuerdo con la revista Vogue, la doctora Lourdes Villalobos, reumatóloga del Hospital Ramón y Cajal, compartió en una conferencia sobre bienestar la importancia de darle al cerebro momentos de calma y positividad desde el comienzo del día. Según Villalobos, el estado natural del cerebro es la calma, pero nuestra vida diaria suele mantenerlo en un estado de constante activación, lo que puede llevar al desgaste mental. Ella recomienda comenzar la mañana con un pensamiento positivo para fomentar la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y recuperarse frente a nuevas situaciones. Este simple ejercicio, según la doctora, puede resultar más efectivo que realizar grandes cambios en nuestra rutina que a menudo fallan debido a la falta de constancia.
Uno de los pilares de la práctica de la gratitud es la toma de conciencia sobre lo que tenemos y lo que hemos logrado. Nicola Elliott, una experta en bienestar que dejó el periodismo para dedicarse a promover una vida saludable, sostiene que las mañanas son clave para establecer el tono del día. Ella insiste en la importancia de focalizarse en los pequeños gestos matutinos y en apreciar las cosas que damos por sentado. Desde saborear el primer café de la mañana hasta agradecer por tener un trabajo al que asistir, ser conscientes de estas pequeñas bendiciones puede tener un impacto profundo en nuestro bienestar general. Elliott destaca que, incluso si se trata solo de 30 segundos para pensar en algo positivo al despertar, esos segundos pueden ser transformadores.
El doctor Juanjo López, autor del libro Hábitos para ser el número 1, también apoya esta idea. En su libro, López detalla cómo, sin importar si ha tenido una buena o mala noche, dedica unos segundos cada mañana para agradecer lo que tiene. Según él, esta práctica le ayuda a empezar el día con mejor ánimo, lo que influye directamente en cómo afronta el resto de la jornada. Este enfoque, de acuerdo con los expertos, no solo mejora el estado de ánimo, sino que también aumenta la resiliencia, la capacidad de afrontar las adversidades de manera más efectiva y adaptarse a los cambios.
La gratitud, además de ser un hábito sencillo de integrar, tiene un impacto directo en la autoestima. Cuando agradecemos y valoramos lo que tenemos, dejamos de compararnos con los demás y comenzamos a apreciar nuestras propias fortalezas y logros. Esto refuerza la autoconfianza y la sensación de valía personal, lo que se traduce en una mayor autoestima. Además, numerosos estudios han demostrado que las personas que practican la gratitud regularmente son menos propensas a experimentar síntomas de ansiedad y depresión. Esto se debe a que centrar la atención en los aspectos positivos de la vida activa, áreas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa, promoviendo una sensación de bienestar general.
Para aquellos interesados en integrar la gratitud en su rutina diaria, existen diversas maneras de hacerlo. Amagoia Eizaguirre, autora de El pequeño libro de los hábitos saludables, sugiere opciones como llevar un diario de gratitud, donde se puede escribir diariamente lo que agradecemos. Sin embargo, también señala que basta con dedicar unos segundos al despertar para visualizar en nuestra mente las cosas positivas que tenemos en la vida. Agradecer el primer café de la mañana, una ducha revitalizante o la compañía de seres queridos puede ser suficiente para activar ese pensamiento positivo que nos acompañará durante el día. Además, el simple acto de agradecer a alguien por un gesto cotidiano, como sostener una puerta o sonreír, puede cambiar la dinámica de toda la jornada.
Otra forma sencilla de practicar la gratitud es mediante la escritura de notas o mensajes de agradecimiento. Como menciona Eizaguirre, un gesto tan simple como enviar un mensaje a una persona que valoramos puede tener un impacto significativo tanto en quien lo envía como en quien lo recibe. Estos pequeños actos de reconocimiento fortalecen las relaciones y generan un ambiente más positivo a nuestro alrededor.
En resumen, empezar el día con gratitud es una forma sencilla y poderosa de mejorar nuestra salud mental y autoestima. Al cultivar la gratitud, entrenamos nuestro cerebro para centrarse en lo positivo, reducimos el estrés y aumentamos la capacidad de adaptación ante las dificultades. Así que, la próxima vez que te despiertes, dedica unos segundos a pensar en algo bueno. Puede parecer un gesto pequeño, pero su impacto en tu bienestar a largo plazo puede ser enorme.